Sea quien sea y viva donde viva, las decisiones que afectan al cuerpo de las mujeres y niñas son suyas.
Todas las personas tenemos derecho a ejercer el libre control sobre nuestra sexualidad y reproducción sin sufrir discriminación, coacción ni violencia. Esto incluye:
- Acceder a información y servicios de salud sexual y reproductiva, incluidos los de contracepción;
- Elegir si deseo casarme, cuándo y con quién;
- Decidir si quiero tener hijos y cuántos, lo cual incluye poder interrumpir un embarazo no deseado
- Vivir libre de violencia y prácticas que buscan dominar mi cuerpo y mi sexualidad como la violencia sexual, la mutilación genital y los matrimonios forzados.
El problema de los derechos sexuales y reproductivos
En todo el mundo, a millones de personas se les impide ejercer los derechos sexuales y reproductivos o son perseguidas si se atreven a hacerlo. Numerosos gobiernos, grupos religiosos, líderes políticos o incluso personas cercanas intentan dictar a quién podemos besar, a quién podemos amar, cómo debemos vestirnos, cuándo podemos tener hijos y cuántos. La falta de control sobre el propio cuerpo y la sexualidad tiene un tremendo impacto, especialmente en la vida de las mujeres y las niñas, pero también se ceba con las personas gays, lesbianas, transgénero, bisexuales o intersexuales.
DATOS Y CIFRAS
39.000
39.000 mujeres embarazadas mueren cada año por complicaciones derivadas de abortos en condiciones de riesgo (OMS 2022)
21 M+
En 2019, se estima que 21 millones de niñas de entre 15 y 19 años de los países de ingreso mediano bajo se quedaron embarazadas (OMS 2022).
200 M+
Más de 200 millones de mujeres y niñas han sido mutiladas y 68 millones de niñas corren el riesgo de sufrir la mutilación genital femenina antes de 2030 (UNICEF).
Países donde se vulneran los derechos sexuales y reproductivos
Las niñas embarazadas siguen estando excluidas de la escuela en países como Guinea Ecuatorial o Mozambique, con el riesgo cierto de que abandonen definitivamente los estudios y se las obligue a contraer matrimonio. El propio embarazo es causa de la falta de educación sexual cuando no de violencia. Son niñas a las que se les roba el futuro y a quienes se les impide tomar decisiones.
Si eres niña es probable que tu infancia no dure mucho si vives en países como Burkina Faso, Sudán del Sur, República Centroafricana, Yemen o Bangladesh. Cada día más de 34.000 niñas contraen matrimonio antes de cumplir los 18 años. Según el último dato de UNICEF, cada año 12 millones de niñas son casadas. Eso significa que, cada día, casi 33.000 niñas contraen matrimonio a la fuerza.
La mutilación genital femenina es habitual en países como Somalia, Guinea, Sierra Leona o Egipto, pero también en Irak, India, Malasia o Indonesia. Incluso se estima que en Europa unas 180.000 mujeres y niñas corren el riesgo de ser sometidas a esta práctica todos los años, según datos del Parlamento Europeo. Las consecuencias son gravísimas para su salud: sufren dolor severo, hemorragias e infecciones. Se limita su capacidad para el disfrute del placer sexual y se pone en riesgo su vida.
Aunque es ilegal en la UE, el Parlamento Europeo estima que alrededor de 600.000 mujeres que viven en Europa han sido sometidas a la mutilación genital femenina –algunos Estados miembros incluyen en el cálculo las intervenciones que se realizan fuera del país-, y otras 180.000 niñas corren un alto riesgo en 13 países europeos. De hecho, según la ONU, en 2024 casi 4,4 millones de niñas —o lo que es lo mismo, más de 12.000 cada día— corren el riesgo de sufrir mutilación genital femenina en todo el mundo.
ONU Mujeres calcula que, en todo el mundo, 736 millones de mujeres –casi una de cada tres– han sido víctimas de violencia física o sexual por parte de su pareja, de violencia sexual fuera de la pareja, o de ambas, al menos una vez en su vida (el 30% de las mujeres de 15 años o más). Estos datos no incluyen el acoso sexual.
Una de cada tres mujeres en la Unión Europea sufre violencia sexual. En España, se estima que más de 2,8 millones de mujeres mayores de 16 años han sufrido violencia sexual a lo largo de sus vidas, según la Macroencuesta de Violencia Contra la Mujer de 2019. Pero las mujeres que se atreven a denunciar la violencia sexual se enfrentan, además de a la propia agresión, a un duro y largo camino marcado por la violencia institucional en todas las etapas. Un terrible recorrido plagado de obstáculos que les suponen dificultades casi insalvables cuando acuden a la comisaría, al hospital o durante el juicio. En muchas ocasiones, las víctimas son maltratadas por quienes deberían garantizar su recuperación y el acceso a la justicia.
“Más de 200 millones de mujeres y niñas han sido mutiladas genitalmente en el mundo, según datos de UNICEF”
Las mujeres que viajan a Europa huyendo de la guerra y la persecución corren grave riesgo de sufrir acoso físico, verbal y sexual por los traficantes de personas.
Una mujer dijo a Amnistía Internacional en el campo de Vathy, en Samos: “La puerta de la ducha no tiene cerradura. Los hombres entran cuando estás dentro. No hay luces en los sanitarios. Si es de noche, a veces voy a los sanitarios con mi hermana o bien orino en un balde”.
En El Salvador, el aborto está prohibido en todas las circunstancias, incluso si el embarazo es fruto de violación. En la cárcel hay mujeres condenadas a 40 años acusadas de homicidio agravado (el aborto se equipara con el homicidio de un menor).
Esta ley injusta castiga a las mujeres en situación más vulnerable. Mª Teresa Rivera es una de estas mujeres. “Sentí un dolor muy fuerte y la necesidad de ir al baño. Ahí fue cuando el niño se me fue. Yo miré a mí alrededor y vi que estaba bañada en sangre. Me desmayé”. La llevaron al centro de salud, donde fue detenida y esposada a la cama. Los médicos la acusaron de haberse provocado un aborto y llamaron a la policía. Pasó en la cárcel cuatro años y seis meses. Después pidió protección internacional y asilo en Suecia: “Me dijeron que una condena a 40 años por abortar es tortura”. Hoy vive cerca de Estocolmo con su hijo adolescente.
CÉLINE: “USARÉ ANTICONCEPTIVOS EN SECRETO”
“Habría querido usar anticonceptivos para asegurar intervalos mayores entre mis hijos. Pero mi esposo se negó. Entonces me negué a tener relaciones sexuales con él durante mi periodo fértil. Mi esposo se enojó y me golpeó, pero no cedí. Mis amigas me hablan del costo de los anticonceptivos. Si consigo el dinero, comenzaré a usar anticonceptivos en secreto”.
Céline tiene 26 años y es madre de cuatro hijos.
En Polonia, una sentencia del Tribunal Constitucional polaco que prohibió en 2021 el acceso al aborto en casi todas las circunstancias y continúa su devastador impacto en la vida de las mujeres y de todas las personas que necesitan un aborto
En Estados Unidos, el 24 de junio de 2022 el Tribunal Supremo del país dictaminó que dejará de proteger el derecho al aborto. Esto significa que serán los estados los que regulan este derecho. El aborto está ahora totalmente o casi totalmente prohibido en 26 estados de Estados Unidos (más de la mitad del país) y hay más estados que están a punto de sumarse a esta lista.
El acceso a un aborto seguro constituye un derecho que debería poseer toda mujer, niña o persona que pueda quedarse embarazada. Su supresión provoca la violación de múltiples derechos como a la salud, a la intimidad, a la autonomía o a no sufrir ni violencia, ni discriminación.
Países como Chile y México han informado de aumentos de más del 50 por ciento en las llamadas a las líneas de asistencia telefónica de emergencia para mujeres víctimas y supervivientes de violencia.
A nivel global, el cierre de las escuelas, la suspensión de los programas para prevenir la mutilación genital femenina y la crisis económica mundial podrían dar como resultado dos millones de casos de mutilación genital femenina y 13 millones de matrimonios forzados que, de otro modo, podrían haberse evitado.
“Poder decidir sobre nuestra salud, nuestro cuerpo y nuestra vida sexual es un derecho humano”
Amnistía Internacional
¡Paso a paso, país a país, lo estamos logrando!
Aunque queda mucho por hacer, y aunque algunos gobernantes y personas en posiciones de poder se empeñan en seguir controlando nuestros cuerpos, no lo vamos a permitir. Y cada día seguimos logrando importantísimos avances gracias a la incansable labor de valientes activistas que defienden los derechos humanos y a miles de personas de toda condición que en todo el mundo no se callan ante estos flagrantes abusos.
En marzo de 2020 Sierra Leona levantó la prohibición para que las niñas embarazadas puedan ir a la escuela. Esta gravísima vulneración del derecho a la educación había estado vigente desde 2015.
Evelyn salió del laberinto al que le sometió la justicia en El Salvador. Evelyn Hernández fue condenada en julio de 2017 a 30 años de prisión por cargos de homicidio agravado tras sufrir complicaciones obstétricas que le provocaron un aborto. En agosto de 2019 se revocó la sentencia y fue declarada inocente, pero la fiscalía recurrió, con el riesgo de volver a la cárcel. Finalmente, en junio de 2020 un tribunal confirmó la sentencia absolutoria y quedó en libertad, pero había pasado cuatro años encarcelada.
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El aborto es un derecho, no es un crimen. Frente a los bulos, aportamos datos
Tras una campaña de largo recorrido realizada por Amnistía Internacional y otras organizaciones de la sociedad civil, Colombia despenalizó el aborto durante las primeras 24 semanas del embarazo en 2022. Este logro impulsó aún más el movimiento por los derechos sexuales y reproductivos en toda Latinoamérica, después de la legalización del aborto en Argentina en 2020 y la despenalización del aborto en México en 2021.
En Marruecos, la periodista Hajar Raissouni, condenada a un año de prisión por un aborto “ilegal”, fue liberada antes de cumplir la condena en octubre de 2019. Junto a ella también fueron liberados su novio y tres profesionales de la medicina implicados en el caso. La presión y movilización dentro y fuera de Marruecos forzaron a que se les concediera un indulto real.
En Irlanda del Norte, desde febrero de 2020 y por primera vez las parejas del mismo sexo pueden inscribirse en el registro para contraer matrimonio.
Ese mismo año en Botsuana, un Tribunal Superior dictó una sentencia que despenalizó las relaciones sexuales consentidas entre personas adultas del mismo sexo. Y un año antes, en India, el Tribunal Supremo falló en el mismo sentido declarando que toda discriminación basada en la orientación sexual es una violación de los derechos fundamentales.
Las relaciones sexuales sin consentimiento constituyen violación. Es así de sencillo: no hay zonas “grises”. Sin embargo, sólo en 13 países europeos de los 31 analizados por Amnistía Internacional hay leyes que definen como violación las relaciones sexuales sin consentimiento: Alemania, Bélgica, Chipre, Croacia, Dinamarca, Grecia, Irlanda, Islandia, Luxemburgo, Malta, Reino Unido, Suecia y España.
En España se logró en mayo de 2022. En un éxito del movimiento de las mujeres en España y de las activistas de Amnistía Internacional, que llevaban mucho tiempo haciendo campaña, la cámara baja del Parlamento español aprobó un proyecto de ley que contiene importantes medidas para prevenir las violaciones, ofrecer protección frente a ellas y enjuiciarlas. La ley pone el consentimiento en el centro del debate en torno a la violencia sexual, incluida la violación.
El premio Nobel de la Paz concedido en 2018 al médico congolés Denis Mukwege y a la defensora yazidí Nadia Murad puso de manifiesto cómo las mujeres y niñas son utilizadas como “armas de guerra” y la violencia sexual que sufren en los conflictos armados. Miles de mujeres supervivientes de violación y violencia sexual en la República Democrática del Congo se han recuperado de sus lesiones físicas gracias al doctor Mukwege.
A su vez, el testimonio de Nadia Murad ante las Naciones Unidas ha mostrado los inimaginables horrores sufridos por las mujeres y las niñas yazidíes mantenidas en cautiverio y sometidas a esclavitud sexual por el llamado Estado Islámico en Irak. El activismo de Denis y Nadia hace que las mujeres que sobrevivieron a la violencia sexual y otros abusos no sean silenciadas ni ignoradas.
“Hay avances en distintos países para que el sexo sin consentimiento sea considerado violación”
¿Qué hace Amnistía Internacional por los derechos sexuales y reproductivos?
Amnistía Internacional investiga y hace campaña para que los Estados garanticen que todas las personas podamos disfrutar de los derechos sexuales y reproductivos, yque se aseguren de que nadie nos vulner estos derechos.
Poder decidir sobre nuestra salud, nuestro cuerpo y nuestra vida sexual es un derecho humano.