Manifestastación de Black Lives Matter en Los Ángeles © Mario Tama/Getty Images
La protesta es una forma inestimable de decir la verdad al poder. A lo largo de la historia, las protestas han sido la fuerza motriz de algunos de los movimientos sociales más poderosos, han sacado a la luz injusticias y abusos, han exigido rendición de cuentas y han inspirado a las personas para que sigan esperando un futuro mejor.
Lamentablemente, estos preciados derechos están siendo atacados y hay que protegerlos de quienes temen el cambio y quieren que sigamos divididos. Los gobiernos y otros actores con poder encuentran constantemente nuevas formas de reprimir las protestas y silenciar las voces críticas. La tendencia global a la militarización de la función policial, el aumento del uso indebido de la fuerza por la policía en las protestas y la reducción del espacio de la sociedad civil suponen que cada vez sea más difícil estar seguros cuando hacemos oír nuestra voz.
La capacidad de protestar en condiciones de seguridad es una cuestión que coincide parcialmente con el derecho a no sufrir discriminación. Las personas que sufren desigualdad y discriminación, por motivos de edad, raza, identidad de género y muchos otros factores, hacen frente a más peligros si cabe para su derecho a protestar. Es fundamental que todas las personas puedan protestar en condiciones de seguridad y sin discriminación.
En su campaña emblemática, “Protejamos la protesta”, Amnistía Internacional trabaja para denunciar las violaciones del derecho a protestar y para apoyar a movimientos en todo el mundo que se esfuerzan por lograr cambios positivos. La campaña pide a los gobiernos que transmitan el mensaje inequívoco de que hay que proteger a quienes protestan y los exhorta a que eliminen los obstáculos y las restricciones injustificadas para poder ejercer el derecho a la protesta pacífica.
“ Es hora de recordar en voz alta a quienes ejercen el poder que tenemos el derecho inalienable a protestar, expresar quejas y exigir cambios libre, colectiva y públicamente.
La protesta, amenazada en todo el mundo
¿Por qué es importante la protesta?
Una acción puede desencadenar un movimiento Si trabajamos conjuntamente, podemos crear un mundo mejor en el que todas las personas sean libres e iguales en dignidad y derechos.
La protesta ha desempeñado un papel decisivo a la hora de que las instituciones que tienen poder reconozcan nuestros derechos humanos. Desde la Marcha de la Sal contra el dominio colonial británico en India en 1930 hasta los decenios de marchas del Orgullo que siguieron a los disturbios de Stonewall en 1969, pasando por las protestas de Black Lives Matter en los últimos años, el poder popular está configurando constantemente nuestro mundo. Hay innumerables ejemplos de que, cuando la gente se ha unido, ha hecho historia y nos ha legado los derechos y libertades que hoy disfrutamos.
Impulsada por la creatividad y por la idea de una humanidad compartida, la protesta adopta multitud de formas dentro y fuera de Internet, desde huelgas, marchas y vigilias hasta sentadas y actos de desobediencia civil.
Estas estrategias y tácticas pueden usarse para preparar el terreno para los avances en áreas que afectan a nuestra vida diaria, como la mejora de la gobernanza, unas condiciones de trabajo más seguras y la lucha contra asuntos como el racismo, la discriminación y la destrucción del medioambiente.
Protestas pacíficas
Las personas tienen derecho a protestar pacíficamente, y los Estados tienen el deber de respetar, facilitar y proteger este derecho. Esto significa que no deben interferir en las protestas, a menos que exista una amenaza legítima para la seguridad y los derechos de otras personas.
Si la policía intenta impedir o limitar una protesta, esa intervención debe ser proporcionada y necesaria, o en otras palabras, debe producir más beneficios que perjuicios y debe ser la opción que restrinja menos derechos.
En cambio, las autoridades deben encontrar vías para que estos espacios sean más seguros, mediante la comunicación con quienes organizan la protesta y la prestación de servicios como la gestión del tráfico y el acceso a servicios de primeros auxilios.
Sin embargo, en muchos casos, la intervención de las autoridades del Estado es lo que hace que alteraciones por lo demás pacíficas se tornen peligrosas y violentas.
¿Es la protesta un derecho humano?
Cuando participan en una protesta, las personas ejercen diversos derechos humanos universalmente reconocidos.
Además del derecho a la libertad de expresión y de reunión pacífica, se incluyen otros derechos que son esenciales para permitir la protesta pacífica, como el derecho a la vida, a la libertad de asociación, a la privacidad y a no sufrir detención y reclusión arbitrarias ni tortura y otras penas o malos tratos.
Por tanto, en vez de estar codificado en una sola ley o tratado, el derecho a la protesta está protegido en virtud del derecho internacional de los derechos humanos por disposiciones consagradas en varios tratados internacionales y regionales que garantizan cada uno de estos derechos distintos pero que se refuerzan mutuamente. Tomados en conjunto, proporcionan a quienes protestan una protección integral.
Discriminación y capacidad de protestar en condiciones de seguridad
Aunque todas las personas tenemos el mismo derecho a protestar pacíficamente, es importante reconocer que las formas intereseccionales de discriminación, desde la edad hasta el género y la raza, dificultan el acceso de algunas personas a esos derechos.
La mujeres, las personas LGBTI, las personas que no se ajustan a las convenciones de género, los niños, niñas y jóvenes se enfrentan a desafíos específicos en lo relativo a participar en protestas en condiciones de seguridad. Por ejemplo, hay una prohibición absoluta de que las mujeres asistan a protestas en Afganistán. En otros países, las mujeres corren un riesgo mayor de sufrir violencia de género si deciden salir a la calle para secundar una protesta.
En todo el mundo, las autoridades prohíben regularmente o reprimen con violencia las marchas del Orgullo. En países en los que se criminaliza la conducta homosexual, las personas que asisten a las marchas del Orgullo corren el riesgo de que las detengan.
Trabajando conjuntamente y garantizando que todo el mundo —incluidos los grupos más discriminados— puede participar en las protestas en condiciones de igualdad y sin miedo a la violencia, podemos crear un mundo más justo e igualitario.
Caso práctico: Prohibido manifestarse a las mujeres futbolistas musulmanas en Francia
En Francia, un grupo de mujeres futbolistas musulmanas llamado “Les Hijabeuses” notificó a las autoridades policiales la celebración de una protesta prevista ante el exterior del Parlamento francés. Tenían previsto protestar contra las políticas existentes y contra un anteproyecto de ley que amenazaba con ampliar las prohibiciones discriminatorias que impedían que las mujeres que optaban por llevar hiyab participasen en partidos de competición.
Las autoridades policiales prohibieron la protesta la víspera en que debía celebrarse aduciendo estereotipos estigmatizadores sobre las mujeres musulmanas y motivos de preocupación infundados de que la movilización podía dar lugar a desorden social y violencia.
Finalmente, un tribunal falló que la prohibición de jugar con hiyab era ilegítima. Sin embargo, para entonces la protesta ya había sido desconvocada.
La historia de “Les Hijabeuses” es un ejemplo claro de cómo personas que ya sufren marginación y discriminación hacen frente a realidades aún más duras cuando ejercen su derecho a protestar. Su lucha para poner fin a la discriminación en el deporte francés continúa.
La función policial en las protestas
La manera en que la policía y otras autoridades estatales interactúan con quienes protestan se ha militarizado cada vez más desde los primeros años de la década de 2000. La militarización tiene lugar de muchas maneras, por ejemplo con el despliegue de fuerzas militares armadas para reprimir las protestas y el suministro a la policía de material como vehículos blindados, aeronaves de uso militar, drones de vigilancia, pistolas y armas de asalto, granadas paralizantes y cañones de sonido.
Las fuerzas militares están organizadas, entrenadas y equipadas para la guerra y la defensa, y no tienen lugar en una protesta, una situación para la cual la policía debe recibir instrucción en técnicas de desescalada, mediación y mantenimiento de la seguridad de las personas.
Los gobiernos intentan justificar esta intensificación desproporcionada del uso de la fuerza tildando a quienes se manifiestan de amenaza para la seguridad pública, pero lo cierto es que en última instancia estas tácticas son una manera de intimidar a las personas para silenciarlas.
Armas menos letales
Amnistía Internacional y otras organizaciones documentan regularmente el uso ilegítimo de la fuerza contra manifestantes.
A pesar de las leyes internacionales redactadas para regular cómo y cuándo pueden usarse armas de fuego y “armas menos letales”, las personas que protestan hacen frente a un riesgo cada vez mayor de muerte o de sufrir graves lesiones a manos de las fuerzas de seguridad si asisten a protestas.
La policía abusa ampliamente en las protestas de materiales como pulverizadores de pimienta, gas lacrimógeno, cañones de agua y balas de goma, lo que muestra la urgente necesidad de una regulación más firme de estos tipos de armas.
DEFIENDE EL DERECHO A LA PROTESTA: HAY MUCHAS RAZONES PARA ALZAR LA VOZ
ÚNETEVigilancia en las protestas
No es imposible pasar por alto los efectos positivos que tecnologías como las redes sociales y otras comunicaciones digitales tienen en nuestra capacidad de secundar u organizar protestas. Pero otros tipos de avances tecnológicos hacen que sea más arriesgado ejercer el derecho a la protesta.
La policía y otras autoridades estatales suelen usar software de reconocimiento facial y tecnologías de videovigilancia y de rastreo de la identidad internacional de abonado a un móvil (IMSI) para rastrear teléfonos celulares. El uso de tácticas de vigilancia masiva como éstas no sólo invade el derecho a la privacidad de las personas que protestan sino que también intimida a las personas para que sea menos probable que deseen asistir a protestas.
¿Y en España?
Se sigue vulnerando el derecho a la reunión y manifestación pacífica con la Ley Mordaza, aprobada en 2015, y cometiendo abusos por uso excesivo de la fuerza. En diciembre de 2019, el Gobierno acordó reformar la ley mordaza, pero la propuesta de reforma sigue dejando un amplio margen de interpretación de la ley a las fuerzas del orden. Esto puede derivar en una aplicación desproporcionada y arbitraria y la dificultad de recurrir estas sanciones reguladas vía administrativa. Las propuestas de reforma no se adaptan a las normas europeas e internacionales de Derechos Humanos.
Entre las preocupaciones en la reforma de la ley, que seguirían vulnerando el derecho a la protesta se encuentran:
- No se modifican los artículos sobre “Resistencia, desobediencia o negativa a identificarse"y "faltas de respeto a la autoridad" que han supuesto más del 70% de las sanciones en materia de seguridad ciudadana entre 2015 y 2019.
- No se eliminan las infracciones por publicar imágenes de las fuerzas de seguridad, lo cual vulnera gravemente la libertad de información.
- No se establece un mecanismo independiente de supervisión de la actuación policial que sirva para evitar la arbitrariedad en sus actuaciones.
- Aunque se indica que se deben “utilizar siempre los medios menos lesivos”, no hay una prohibición expresa al uso de balas de goma por parte de las fuerzas de seguridad.
- Se reconoce el derecho a manifestación espontánea sin comunicación previa, pero se mantiene una sanción a los organizadores en caso de “alteración del orden público”.
Como estar seguros/as en una protesta
Algunas protestas serán mucho más seguras que otras, por ejemplo las de carácter abiertamente familiar. Si no sabes con certeza qué esperar, ponte en contacto con quien organiza para obtener más información.
Si existe la posibilidad de que la situación pueda volverse más peligrosa, hay formas de prepararse para asegurarse de que se está seguro. Haz clic aquí para consultar una guía más detallada con los pasos que se pueden seguir.
- Conoce tus derechos: Tienes derecho de reunión pacífica, derecho a la privacidad y derecho a protestar. Si sufres lesiones, tienes derecho a recibir atención médica. La policía debe evitar el uso de la fuerza.
- Planifica con antelación: Averigua dónde va a tener lugar la protesta y busca información sobre lo que se espera. Haz un plan con tus amistades por si el grupo se separa.
- Viste prendas protectoras: Puedes necesitar prendas que te cubran toda la piel para protegerte de la exposición al sol y de los pulverizadores de pimienta, Lleva protección ocular resistente a roturas, como lentes de sol o de natación, y un pañuelo mojado en agua, jugo de limón o vinagre que puedas ponerte en la nariz o la boca.
- Prepara suministros de emergencia: Lleva un kit básico de primeros auxilios, agua que puedas usar para limpiarte los ojos y la cara, identificación, dinero suficiente para una llamada telefónica desde un teléfono de pago y otro conjunto de prendas de vestir.
- Acude preparado/a para documentar abusos contra los derechos humanos: Si es posible, lleva material que pueda ayudarte a documentar acciones policiales, uso indebido de la fuerza y lesiones. Esto podría incluir una cámara, un reloj y lápiz y papel.
¿Qué hace Amnistía Internacional para proteger el derecho a la protesta?
Ante las amenazas sin precedentes para el derecho a protestar, Amnistía Internacional lanzó una campaña global para hacer frente a la ampliación e intensificación de las iniciativas de los Estados para erosionar nuestros derechos humanos fundamentales.
La campaña trabajará para denunciar las violaciones del derecho a protestar y apoyará a los movimientos en sus demandas de rendición de cuentas.
Trabajando conjuntamente, es posible lograr cambios reales. Amnistía Internacional se esfuerza por brindar apoyo activo que amplifique las voces de activistas y otros movimientos de poder popular.
Suma tu voz a nuestro llamamiento global para proteger la protesta y únete hoy mismo a nuestra campaña.