© Amnesty International/Encarni Pindado
Cuando les dispararon a él y a sus hijos a quemarropa a plena luz del día en una tranquila calle de Tegucigalpa, la capital de Honduras, el conductor de autobús Saúl*, de 35 años, supo que la única forma de sobrevivir era abandonar juntos el país.
Honduras es una de las naciones más violentas del planeta, en la que cada día asesinan a más personas que en la mayoría de los países. Saúl tenía miedo de que les volvieran a atacar a él y a su familia. Transcurridos dos meses desde de la agresión, la policía no había hecho nada para protegerlos, así que Saúl reunió todo el dinero que pudo conseguir, empacó una pequeña bolsa y se fue a México.“Los gobiernos de El Salvador, Guatemala y Honduras obligan realmente a miles de personas a escapar al norte en busca de seguridad.”
Saúl
“Va a volver a pasar algo... Quizás a mí”.
Pero hubo un problema. Como tantas personas en su situación, Saúl no consiguió asilo en México, sino que fue devuelto a Honduras, al mismo barrio en el que los hombres que le habían disparado seguían viviendo y controlaban las vidas de todo el mundo.“Me parece que va a volver a pasar algo... Quizás a mí.”Saúl unos días antes de que lo mataran en Tegucigalpa, Honduras
Violencia bélica
La trágica historia de Saúl ilustra la vida de cientos de miles de hombres, mujeres, niños y niñas en Honduras, El Salvador y Guatemala. Son tres de los países más peligrosos del mundo, con índices de homicidio varias veces superiores a la media mundial.Las cifras lo dicen todo
Según la Agencia de la ONU para los Refugiados, el ACNUR, el número de personas procedentes de estos tres países que solicitan asilo en el mundo se ha multiplicado por siete desde 2010.Jóvenes a merced de las maras
Amnistía Internacional ha concluido que los países centroamericanos están fallando a su propia ciudadanía por partida doble: no hacen lo suficiente para abordar los alarmantes niveles de violencia que obligan a miles de personas a huir, y las dejan desprotegidas cuando son expulsadas de vuelta.¿Prosperidad para quién?
A menudo, los gobiernos de Centroamérica argumentan que carecen de los recursos necesarios para abordar la crisis de seguridad de sus países.