Irán lleva a cabo una implacable represión contra personas que se enfrentan a la injusticia y defienden los derechos humanos.
Los valientes defensores y defensoras de los derechos humanos se han visto sometidos a asfixiantes niveles de represión a manos del aparato judicial y de seguridad de Irán.
Decenas de defensores y defensoras de los derechos humanos —como activistas contra la pena de muerte o en favor de los derechos de la mujer, activistas sindicales, activistas en favor de los derechos de las minorías, abogados y abogadas de derechos humanos, y activistas que reclaman la verdad, justicia y una reparación por las ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas masivas de la década de 1980— pueden ser condenados a largas penas de cárcel por sus actividades pacíficas, y muchas otras personas están siendo sometidas a vigilancia, interrogatorios y a interminables juicios. Quienes defienden los derechos humanos son a menudo señalados como “agentes extranjeros” y “traidores” por la prensa estatal, y procesados y encarcelados por cargos falsos relacionados con la “seguridad nacional”.
Las autoridades iraníes deben poner en libertad inmediata e incondicionalmente a todos los defensores y defensoras de los derechos humanos encarcelados sólo por ejercer de manera pacífica su derecho a la libertad de expresión, asociación y reunión. Asimismo, deben poner fin al uso indebido del sistema de justicia para silenciar a activistas.
“ Estas personas lo han arriesgado todo para construir una sociedad más humana y justa.
Narges Mohammadi —destacada y galardonada activista de derechos humanos,opositora decidida contra la pena de muerte y apasionada defensora de los derechos de las mujeres— ha sido condenada a 16 años de cárcel por su trabajo pacífico de derechos humanos y ha sido objeto de campañas de desprestigio a causa de su labor en favor de los derechos humanos. Actualmente se encuentra recluida en la prisión de Evín, en Teherán. Ya ha cumplido una condena de seis años por su trabajo en el Centro para la Defensa de los Derechos Humanos, que fue cerrado a la fuerza por las autoridades en 2008 tras llevar funcionando en Irán varios años.
Narges Mohammadi se ha enfrentado durante años al acoso y la intimidación de las autoridades iraníes, y ha ingresado en prisión en varias ocasiones en el último decenio a causa de sus actividades en favor de los derechos humanos. La última vez que la arrestaron fue en mayo de 2015. Las autoridades le dijeron que la arrestaban para que siguiera cumpliendo la condena de seis años que le había sido impuesta en 2011. La activista cree que su detención fue una represalia por haberse reunido con Catherine Ashton, la entonces máxima representante de la UE para política exterior, el Día Internacional de la Mujer de 2014.
En mayo de 2016, tras un juicio injusto ante un tribunal revolucionario de Teherán, Narges Mohammadi fue condenada a 16 años más de prisión por “constitución de un grupo formado por más de dos personas con la finalidad de perturbar la seguridad nacional”, “reunión y colusión para cometer delitos contra la seguridad nacional” y “difusión de propaganda contra el sistema”. El primer cargo, que representa 10 años de la condena, estaba relacionado con su participación en una campaña contra la pena de muerte.
Entre las “pruebas” presentadas contra ella ante el tribunal figuraban las entrevistas que había realizado en los medios de comunicación sobre las violaciones de derechos humanos en Irán, su participación en concentraciones pacíficas ante las prisiones para apoyar a las familias de los presos y presas condenados a la pena capital, el contacto que mantenía con otros defensores y defensoras de los derechos humanos —entre ellos la nobel de la Paz Shirin Ebadi—, su participación en protestas pacíficas contra las agresiones con ácido a mujeres, y la reunión que mantuvo en 2014 con Catherine Ashton (ex alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad).
Narges Mohammadi padece problemas de salud, entre ellos un trastorno neurológico que le ha provocado convulsiones estando en prisión, y necesita atención médica especializada constante.
Arash Sadeghi, que el 29 de septiembre pasó por segundo año consecutivo su cumpleaños en prisión, se halla recluido en la prisión de Evín (Teherán) y cumple dos condenas distintas que ascienden a 19 años.
El activista de los derechos humanos Arash Sadeghi se halla encarcelado en la prisión de Evín, donde cumple dos condenas distintas que ascienden a 19 años. Arash está siendo castigado por sus actividades pacíficas de derechos humanos, entre ellas comunicarse con Amnistía Internacional y proporcionar —a la organización y a otros grupos de derechos humanos— información sobre la situación de los derechos humanos en Irán. El activista está gravemente enfermo tras una prolongada huelga de hambre y necesita atención médica especializada constante, que no puede recibir en prisión. Pese a ello, las autoridades iraníes han impedido de forma sistemática su ingreso en un hospital fuera de la cárcel.En agosto de 2015, tras un juicio injusto ante un tribunal revolucionario de Teherán, Arash Sadeghi fue condenado a 15 años de prisión por cargos falsos, como “difusión de propaganda contra el sistema”, “reunión y colusión para cometer delitos contra la seguridad nacional”, “insultos al fundador de la República Islámica” e “infundios”. El tribunal mencionó en la sentencia más de 50 actividades pacíficas de derechos humanos como “prueba” de la participación de Arash en “acciones contra la seguridad nacional”. El tribunal activó además una condena condicional de cuatro años de prisión que le había sido impuesta en 2011 también por su activismo pacífico. Golrokh Ebrahimi Iraee, que fue juzgada junto con su esposo, fue condenada a seis años de prisión por un relato no publicado que escribió sobre la cruel práctica de la lapidación. Más tarde redujeron la condena a tres años y medio en el marco de un indulto concedido con motivo del Nowrooz, el Año Nuevo iraní. Actualmente se encuentra recluida en la prisión de Evín.“El activista está gravemente enfermo tras una prolongada huelga de hambre y necesita atención médica especializada constante”Amnistía Internacional
Actividades en Internet
Para comunicarse y organizarse, muchos defensores y defensoras de los derechos humanos dependen fundamentalmente de las redes sociales y las plataformas digitales de comunicación. A Alireza Farshi Yekenli, el fundador de una campaña online para conmemorar el Día Internacional de la Lengua Materna en Irán, se le ha impuesto una condena de 15 años de prisión por su activismo pacífico en apoyo de los derechos de las minorías lingüísticas. Las publicaciones de Alireza Farshi en Facebook y Telegram se mencionan como “pruebas delictivas” en la sentencia del caso. Según el tribunal, estas publicaciones reflejan que Alireza Farshi tiene una “mentalidad hostil contra la integridad territorial del país” y “promueve ideas separatistas”. En realidad, las publicaciones abarcan una amplia variedad de temas que van desde la situación de los presos y presas de conciencia que pertenecen a la minoría turca azerbaiyana hasta amplias cuestiones relacionadas con la historia, el lenguaje, la condición de nación y la identidad.Intensificación de la represión
El uso de cargos relacionados con la seguridad nacional y otras acusaciones para silenciar a quienes defienden los derechos humanos no resulta nuevo en Irán, ni tampoco los juicios manifiestamente injustos ante tribunales revolucionarios. Sin embargo, en general, los defensores y defensoras de los derechos humanos atrapados en la red de la represión estatal han notado que el trato que reciben a manos del abusivo sistema de justicia penal iraní ha empeorado significativamente.