Miles de mujeres, niños y niñas iraquíes con presuntos vínculos con el grupo armado autodenominado Estado Islámico han sido condenadas por crímenes que no han cometido.
Las señalan como "familiares del Estado Islámico". A muchas se les niega el acceso a alimentos, agua y atención médica. Además, se les impide de forma reiterada obtener o renovar documentos de identidad y otra documentación civil. Esto supone a menudo que las mujeres no puedan moverse libremente, trabajar o cobrar pensiones familiares, y que sus hijos e hijas no puedan asistir a la escuela. Además, también se enfrentan a graves restricciones en su libertad de movimiento porque las autoridades de los campos para personas desplazadas donde se encuentran les impiden irse, sometiéndolas de facto a detención. Allí estas mujeres sufren acoso y violencia sexual, incluida la violación y la explotación sexual.
Amnistía Internacional ha investigado la situación de las mujeres y de sus hijos e hijas con supuestos vínculos con el Estado Islámico y ha concluido que han sido víctimas de graves violaciones de derechos humanos y de castigo colectivo. La "victoria" sobre el Estado Islámico en Irak no puede entenderse sólo en términos militares. Para poner fin a los sucesivos ciclos de violencia, de discriminación y de abusos generalizados en Irak, el Gobierno iraquí y la comunidad internacional deben comprometerse –verbalmente y de forma efectiva– a defender y proteger los derechos humanos de toda la población iraquí.
““Como me consideran igual que a un combatiente del Estado Islámico, me violarán y después me devolverán. Quieren mostrarle a todo el mundo que me pueden hacer lo que quieran” ”
Dana, 20 años
- De 33 años de edad y madre de seis menores, Zahra, lleva comida a una tienda en el campo para personas desplazadas internas de Salamiya, donde ella y su familia viven desde hace siete meses. Originarios de Shwra, al sur de Mosul. Ella y su familia se mudaron a Mosul cuando su marido se unió al Estado Islámico para trabajar como cocinero. Murió a causa de un ataque aéreo en junio de 2017.
- Noor, 52 años, utiliza una máquina de coser dentro de una tienda en el campo para personas desplazadas internas de Nimrud. Hace bolsas a partir de ropa y material usado, que después vende. Dos de sus hijos trabajaron en un hospital del Estado Islámico y una de sus hijas se casó con un combatiente del grupo armado. "El Estado Islámico no obligó a nadie a ir y trabajar con ellos, pero causaron hambre y eso obligaba indirectamente a acudir", dice Noor. "Incluso si nuestros hijos e hijas fueran del Estado Islámico, ¿por qué se nos debería castigar por ello?".
- "No tenemos ingresos ni refugio. Nuestros hijos e hijas son analfabetos y nuestros maridos están muertos. Estamos aquí sentadas, marchitándonos, esperando la muerte", dice "Huda", miembro de una familia encabezada por una mujer en el campo de Hamam al-Alil.
- La madre de "Amina", "Lumia", de 46 años, cuyo marido era también un combatiente del Estado Islámico, muestra preocupación por el destino de su hijo de 19 años. Está detenido desde hace un año por las Unidades de Movilización Popular por la afiliación de su padre al Estado Islámico, pese a haber sido juzgado y absuelto por un juez iraquí. "Nuestro futuro está perdido. Irak está destruido", dice "Lumia". "Han encarcelado a mi hijo por su padre. Han destruido mi casa y nos han robado todo. Irak es como un rebaño de ovejas sin pastor".
- Ahora, las Hashd [Unidades de Movilización Popular] han destruido mi casa e incluso mi madre y hermano han dejado de venir de visita [al campo]... La tribu los presiona para que no vengan y quieren que deje a mis hijos e hijas si quiero volver. ¿Cómo? ¿Qué significa? ¿Dónde se supone que debo dejarlos? Esto es lo que ocurre a las "mujeres del Estado Islámico"... rompen tu familia y te avergüenzan como si fuera tu culpa". – "Mona"
- Las familias con presuntos vínculos con el Estado Islámico que viven en campos para personas desplazadas internas padecen restricciones severas de movimiento. Algunas mujeres y menores están de facto detenidos en estos campos. "Llevaos estos testimonios con vosotros cuando atraveséis la valla y contad que somos prisioneros aquí", dijo "Widad", miembro de una familia encabezada por una mujer en el campo de al-Shahama.
- "Ayesha", de 33 años y madre de seis menores, está sentada en el interior de una tienda en el campo para personas desplazadas internas de Hamam al Alil. Originaria de Hawija, "Ayesha" llegó al campo hace seis meses con sus hijos, hijas, primos y primas. "Volver a casa depende de lo que ellos [las autoridades iraquíes] nos harían", dice. "Si volvemos, nos han dicho que van a matar a nuestros hijos e hijas, ya que tienen una conexión sanguínea con el Estado Islámico. Tenemos miedo, por eso no podemos volver".
¿Qué hace que se considere a una familia como "familia del Estado Islámico"?
- Tienen un familiar –aunque sea lejano– que era miembro del Estado Islámico. Este familiar no tiene por qué haber sido combatiente o mando militar (es suficiente con ser personal administrativo, conductor o cocinero).
Esto no sólo supone un castigo para las mujeres por un crimen que no han cometido, sino que muchas de ellas han enfatizado que no tuvieron otra opción que acompañar a sus maridos en su decisión de unirse al Estado Islámico. - Si la familia vivía en un barrio que era un bastión del Estado Islámico o en un área controlada por el grupo armado y huyó de esa zona cuando los enfrentamientos estaban acabando. Amnistía Internacional ha documentado ampliamente cómo los combatientes del Estado Islámico desplazaron a civiles a zonas de conflicto para usarlos como escudos humanos a medida que perdían terreno frente a las fuerzas iraquíes.
Después, los combatientes del Estado Islámico impidieron huir a las personas civiles y ejecutaron sumariamente y colgaron en lugares públicos los cuerpos de los que lo intentaron para disuadir a los que pensaban escapar.
- Si la familia pertenece a un grupo tribal que en su mayoría apoyó al Estado Islámico.
- Si se arrestó al marido o al hijo de la mujer mientras huían de territorio controlado por el Estado Islámico o tras haber alcanzado un campo de personas internamente desplazadas. Amnistía Internacional y otras organizaciones de derechos humanos han expresado repetidamente su preocupación con el defectuoso proceso de control y las consecuentes detenciones arbitrarias que han tenido lugar desde que comenzó la lucha contra el Estado Islámico en Irak. Desde 2014, miles de hombres y niños han sido sometidos a desaparición forzada por parte de las fuerzas iraquíes y kurdas.
Wafaa
¿Qué les hacen a las familias acusadas de tener vínculos con el Estado Islámico?
Mujeres y menores con presuntos vínculos con el Estado Islámico que viven en campos para personas internamente desplazadas en Irak han padecido graves violaciones de derechos humanos y castigos colectivos. Estas violaciones han sido principalmente realizadas por actores armados presentes en los campos, que hacen uso de su posición de autoridad para aprovecharse de la pobreza y del aislamiento de estas mujeres.
A medida que familias enteras huían del territorio controlado por el Estado Islámico en Mosul y sus alrededores, miles de hombres y niños eran separados y detenidos arbitrariamente. Aunque algunos combatientes y mandos del Estado Islámico fueron capturados en estas operaciones, otros muchos que no participaron en los combates fueron detenidos por haber desempeñado tareas para el grupo armado, como ser cocineros o conductores, o simplemente por tener nombres similares a hombres que aparecían en las bases de datos digitales, por huir de determinadas zonas o barrios o por tener algún parentesco con combatientes del Estado Islámico.
Muchos fueron ejecutados extrajudicialmente. Los que sobrevivieron han sido recluidos en una amplia red de centros de detención oficiales o clandestinos en los que han sufrido tortura y condiciones deplorables. La mayoría de estos hombres y niños han sido sometidos a desaparición forzada, sin ningún contacto con el mundo exterior ni con sus familias, a las cuales se les niega cualquier tipo de información sobre su paradero. Esta ola de “desapariciones”, unida al hecho de que miles de hombres murieron o desaparecieron durante el conflicto, significa que miles de familias encabezadas por mujeres y con supuestos vínculos con el Estado Islámico están ahora luchando por sobrevivir en Irak.
A estas mujeres y a sus hijos e hijas se les niega el acceso a comida, agua y atención sanitaria, además de que se les impide obtener documentos civiles que necesitan para trabajar y moverse libremente. Muchas están detenidas de facto. Las mujeres son objeto de violencia sexual, incluida la violación y la explotación sexual. Los responsables son los actores armados que operan en los campos, las autoridades de los campos y otras personas. Muchas mujeres y menores con presuntos vínculos con el Estado Islámico están atrapados en estos campos y se les impide volver a sus casas. Entre los responsables están las autoridades tribales y locales, las fuerzas de seguridad iraquíes, incluidas las Unidades de Movilización Popular, otras milicias aliadas del Gobierno y líderes comunitarios. Las mujeres que han conseguido volver a sus hogares han sufrido ataques, desalojos, arrestos y otros abusos. Esto ha llevado a estas mujeres y a sus hijos a tener que volver a los campos como desplazados. Algunas mujeres declararon a Amnistía Internacional que estos abusos que sufren y la falta de perspectivas de futuro les han hecho considerar el suicidio.
VIOLACIONES DE DERECHOS HUMANOS
Sin acceso a comida y agua
Las familias encabezadas por mujeres con presuntos vínculos al Estado Islámico han denunciado que se les deniega el acceso a comida, agua y atención sanitaria en los campos de personas internamente desplazadas.
Sin posibilidad de obtener documentos de identidad
Se les impide de forma rutinaria obtener o renovar documentos de identidad y otro tipo de documentación civil.
Restricciones a la libertad de movimiento
Estas familias se enfrentan a restricciones severas en su libertad de movimiento. Muchas están detenidas de facto o las autoridades de los campos les impiden abandonarlos.
Amnistía Internacional insta a las autoridades iraquíes a:
Violaciones de derechos humanos
Hostigamiento
En los campos se enfrentan a menudo a acoso verbal, sexual y a intimidación por parte de los actores armados, de las autoridades de los campos y de otros residentes de los mismos.
Violencia sexual
También son víctimas de violencia sexual, lo que incluye la violación y la explotación sexual generalizada.
Impedimentos para volver
Muchas familias están atrapadas en los campos porque les impiden regresar a sus pueblos y regiones las autoridades tribales o locales, las fuerzas de seguridad iraquíes, incluidas las Unidades de Movilización Popular, las milicias aliadas del Gobierno y miembros de la comunidad.
Irak se encuentra en un punto de inflexión que las autoridades iraquíes han calificado como “victoria sobre el Estado Islámico”
Sin embargo, la “victoria” sobre el Estado Islámico en Irak no se puede entender sólo en términos militares. Para acabar con los ciclos de violencia y de abusos en Irak, el Gobierno iraquí y la comunidad internacional deben comprometerse –verbalmente y de forma efectiva– a defender y proteger los derechos de toda la población iraquí sin discriminaciones. Es crucial fomentar las condiciones para la reconciliación nacional y una paz justa y sostenible en Irak.
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