70 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
La Declaración Universal proclama derechos que todas las personas tenemos sólo por nuestra condición de seres humanos. Cada año, desde 1948, se han hecho progresos para que todas las personas disfruten de todos los derechos humanos. La cantidad de gente que vive sin miseria, sin miedo y sin discriminación es cada vez mayor. Sin embargo, siempre hay lugares donde la humanidad también retrocede un paso. Aún queda mucho para que podamos hacer realidad plenamente la visión de la Declaración Universal de un mundo en el que todas las personas sean libres e iguales.
En este resumen de la situación de los derechos humanos en el mundo nos hemos centrado en un número reducido de temas y asuntos clave que han destacado en 2018. Analizamos algunos momentos decisivos en cada región, señalamos movimientos que han impulsado cambios y examinamos en particular la situación de los derechos de las mujeres a lo largo del año. También reconocemos la labor de tantas personas que hoy trabajan en todo el mundo defendiendo los derechos humanos, y rendimos homenaje a las que han perdido la vida o la libertad realizando su trabajo. Aun en los momentos más oscuros, su valentía nos da la fuerza para continuar nuestra lucha en favor de los derechos humanos.
Una mujer joven participa en una marcha convocada por el movimiento "Ni una menos" para erradicar la violencia contra las mujeres y demandar el derecho a un aborto seguro, gratuito y legal en Buenos Aires, el 4 de junio de 2018. © Eitan Abramovich/AFP/Getty Images
Un año marcado por la resistencia de las mujeres
#ToxicTwitter y el silenciamiento de las mujeres en Internet
Las redes sociales permiten que personas de todo el mundo se expresen participando en debates, entablando contactos y compartiendo información. Pero en 2018, las mujeres han venido denunciando de forma creciente una amenaza en particular a su derecho a la libertad de expresión en las plataformas de las redes sociales: la proliferación de la violencia y los comportamientos abusivos en línea.
Amnistía Internacional actuó en 2018 para abordar esta peligrosa tendencia que amenaza la capacidad de las mujeres para participar libremente en la esfera pública. En su informe #ToxicTwitter: Violence and Abuse against Women Online concluyó que las mujeres son víctimas de violencia y comportamientos abusivos en Twitter por diversas razones. Unas veces por alzar la voz sobre ciertas cuestiones... a menudo feministas. Otras, porque son figuras públicas.
Las mujeres sufren las peores consecuencias de la desigualdad
El pasado mes de enero, el Foro Económico Mundial hizo un llamamiento para que 2018 fuera “el año en que las mujeres prosperen”, e instó a los gobiernos a incrementar la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo hasta igualarla con la de los hombres.
No obstante, dos meses antes, en noviembre de 2017, la organización había declarado que se necesitarían 217 años para cerrar la brecha económica de género.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que 740 millones de mujeres trabajan en la economía informal, donde se carece de protección legal y se tiene acceso limitado o nulo a los sistemas de seguridad social.
Operación de rescate en Yemen tras un ataque aéreo por parte de la coalición liderada por Arabia Saudí © Rawan Shaif
Un año más de suministro de armas a la coalición de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos
Ha sido otro penoso año de conflicto en Yemen, un país donde hay millones de personas en riesgo de hambruna y en el que casi 17.000 civiles han resultado muertos o heridos desde que estalló la guerra.
En 2018, las fuerzas aéreas de la coalición de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos sobrevolaron Yemen bombardeando zonas residenciales e infraestructuras civiles, incluso un autobús escolar lleno de niños.
En despiadados ataques por tierra, el grupo armado huzí de Yemen bombardeó indiscriminadamente pueblos y centros urbanos. Y los Estados —sobre todo Estados Unidos y Reino Unido, pero también Francia e Italia, entre otros— continuaron apoyando a las fuerzas de la coalición mediante el envío de sofisticado equipo militar por valor de miles de millones de dólares.
Personas refugiadas rohingyas cruzan a pie el río Naf para pasar de Myanmar a Bangladesh en Whaikhyang. © Fred Dufour/AFP/Getty Images
Las personas refugiadas necesitan un cambio significativo
El Pacto Mundial sobre los Refugiados, auspiciado por la Asamblea General de la ONU, no ha traído ningún cambio significativo para 25 millones de personas refugiadas. En julio, tras 18 meses de consultas, el texto final del Pacto, cuyo objetivo es mejorar la respuesta de la comunidad internacional al desplazamiento forzado masivo, adolecía de una notable falta de ambición: un vergonzoso modelo de elusión de responsabilidades.
El Pacto no cambiará la situación de la población refugiada rohingya recién llegada a Bangladesh, ni la de toda una generación de jóvenes somalíes nacida en los campos de refugiados de Kenia, ni la de las personas atrapadas desde hace cinco años en una situación incierta, ilegal y devastadora en la isla de Nauru. No supondrá ningún alivio para el África subsahariana, que acoge ya al 31% de la población refugiada del mundo.
Mujeres gritan consignas en la manifestación del Día Internacional de la Mujer en Madrid, el 8 de marzo de 2018. © Foto AP/Francisco Seco.
España: Entre la lucha y la desprotección de las mujeres
En el año del #Cuéntalo, de la Huelga Feminista, de la sentencia de La Manada que sacó a las calles a miles de mujeres y provocó la indignación social sobre la #JusticiaPatriarcal, al menos 44 mujeres han sido asesinadas a manos de sus parejas o exparejas (10 de ellas solo en el denominado “septiembre negro”), una de cada cinco mujeres en España sufre abusos en las redes sociales y entre enero y junio de 2018 se denunciaron más de cuatro violaciones al día.
Es innegable que a lo largo de estas décadas, los avances para los derechos de las mujeres han sido muchos: la despenalización del aborto, la Ley del Divorcio, la Ley Integral contra la Violencia de Género. Sin embargo, 70 años después de que se firmara una Declaración que especificaba, gracias a la activista Hansa Mehta, los derechos de “los seres humanos” y no solo de los hombres, cuando aun no se hablaba de lenguaje inclusivo, en España, como en el resto del mundo, las mujeres continúan sufriendo discriminación y violencia.
Un agente de policía ruso escolta a un niño durante una concentración de protesta en San Petersburgo, 9 de septiembre de 2018. © Olga Maltseva/AFP/Getty Images
Europa y Asia Central: Los derechos humanos, esperanza de una región amenazada
El auge de la intolerancia, el odio y la discriminación, en el contexto de la reducción del espacio de la sociedad civil, está creando una fractura cada vez más grande en el tejido social de la región.
La política del miedo divide a la población mientras los dirigentes difunden un discurso tóxico, culpando de los problemas económicos o sociales a determinados grupos. Avivada por ciertos políticos y unos medios de comunicación enfocados a la división, la apología del odio y la intolerancia se han ido normalizando progresivamente.
En épocas de represión dar un paso al frente para defender los derechos humanos o alzar la voz para condenar la injusticia es más peligroso y también más necesario que nunca.
Activistas participando en una protesta en la que se pedía que la policía realizara más investigaciones sobre los asesinatos y secuestros de mujeres en Kampala (Uganda), 5 de junio de 2018. © Sumy Sadurni/AFP/Getty Images
África: La "tercera lucha" por la libertad
En 1948, cuando la ONU adoptó la Declaración Universal de Derechos Humanos, gran parte de África seguía inmersa en su primera lucha, la lucha por liberarse del gobierno colonial. Sólo hubo tres países africanos presentes en la votación de la ONU: Egipto, Etiopía y la Sudáfrica del apartheid, que se abstuvo.
Tras la independencia llegó la lucha por garantizar los derechos humanos en la ley y en la práctica, a menudo en un contexto de Estados monopartidistas, represión brutal y persecución de la disidencia. Actualmente, esta lucha dista mucho de haberse ganado, pero en los decenios transcurridos se han producido avances extraordinarios.
Pero la lucha continúa: una "tercera" lucha feroz para que las leyes nacionales y los compromisos y obligaciones en materia de derechos humanos no se queden en papel mojado.
Oriente Medio y Norte de África: La lucha contra la represión y la brutalidad
Los defensores y defensoras de los derechos humanos de Oriente Medio y el Norte de África estuvieron expuestos a diversas amenazas por parte de gobiernos y grupos armados en 2018, pero también están en el centro de historias de cambios arduamente conquistados. Destacan en las primeras líneas de la resistencia las defensoras de los derechos humanos que ponen en cuestión la arraigada discriminación de género y otras constantes violaciones de derechos humanos.
En 2019, el trabajo de quienes defienden estos derechos seguirá siendo de vital importancia para frenar las medidas represivas de los gobiernos de la región y presionar para que se rindan cuentas por los abusos.
Mujeres indígenas lencas protestan ante la sede del Ministerio Público de Honduras por el asesinato de la defensora del medio ambiente Berta Cáceres, en Tegucigalpa (Honduras), 5 de abril de 2016. © Orlando Sierra/AFP/Getty Images
Américas: Valentía bajo ataque
Una de las luchas predominantes en la región de las Américas a lo largo de 2018 ha sido la lucha por el territorio y la tierra, en particular por los que pertenecen a pueblos indígenas y comunidades afrodescendientes, junto con la lucha por un medio ambiente saludable. En toda la región, las personas que se dedican al activismo medioambiental y a la lucha por los derechos a la tierra han demostrado una valentía ejemplar frente a las continuas amenazas y actos de violencia. Los defensores y defensoras de los derechos humanos corren estos peligros porque se atreven a alzar la voz para denunciar el daño al medio ambiente provocado por grandes intereses económicos, y el daño a sus tierras ancestrales causado por proyectos de explotación de los recursos naturales.
Las mujeres desempeñan un papel crucial como valientes defensoras de derechos. Se enfrentan a riesgos específicos, tanto por sus actividades como por poner en entredicho los papeles tradicionales que la sociedad les ha asignado.
Asia oriental: Pese a las medidas de represión, queda espacio para el optimismo
En materia de derechos humanos, el año se caracterizó en la región de Asia Oriental por medidas preocupantes y de carácter represivo, como la reducción del espacio de la sociedad civil o la reanudación de los ataques contra profesionales de la abogacía y otros defensores y defensoras de los derechos humanos, y por un ambiente de pesimismo en torno a la pena de muerte. Sin embargo, el activismo contra el acoso sexual y ciertos gestos positivos con respecto al reconocimiento de las relaciones entre personas del mismo sexo permiten albergar esperanzas en la región cuando nos acercamos a 2019.
Asia Meridional: Los defensores y defensoras de derechos humanos desafían la represión entre señales de esperanza
El año empezó con la muerte de la abogada y activista paquistaní Asma Jahangir, una de las más conocidas defensoras de las personas desposeídas de la región, que durante decenios había encarnado la lucha de millones de personas en Asia Meridional. Desafió en la calle la represión política, pidió el fin de las desapariciones forzadas y las ejecuciones extrajudiciales y fue golpeada y detenida por protestar en defensa de los derechos de las mujeres. Con valentía, hizo frente ante los tribunales a las amenazas que recibía por su trabajo de representación de otras personas: mujeres que trataban de escapar de sus violentos esposos, mano de obra cautiva que intentaba liberarse de “amos” opresores, o minorías religiosas que necesitaban refugio tras haber sido agredidas por turbas extremistas.
Sudeste asiático y Oceanía: Defender los derechos desde la línea de fuego
A lo largo de 2018, la situación de los derechos humanos ha seguido deteriorándose en numerosos países del sudeste asiático y Oceanía: desde las víctimas mortales, cada vez más numerosas, que se ha cobrado la “guerra contra las drogas” del presidente Rodrigo Duterte y su gobierno en Filipinas, hasta el silenciamiento de la oposición política y los medios de comunicación independientes en Camboya o la violenta campaña de asesinatos, violaciones e incendios provocados perpetrada por el ejército de Myanmar, que desencadenó, en el norte del estado de Rajine, la huida a Bangladesh de más de 720.000 hombres, mujeres, niños y niñas rohingyas.