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Shell debe pagar mil millones de dólares para empezar a limpiar el Delta del Níger

La fuga de petróleo de Bodo en octubre de 2008. © CEHRD
Shell debe comprometerse a pagar una suma inicial de mil millones de dólares estadounidenses para empezar a limpiar la contaminación causada por los vertidos de petróleo en el Delta del Níger. Así lo han manifestado hoy Amnistía Internacional y el Centro para el Medio Ambiente, los Derechos Humanos y el Desarrollo (CEHRD). Un nuevo informe elaborado por ambos grupos y hecho público hoy –The true tragedy: delays and failures in tackling oil spills in the Niger Delta– examina la continuada devastación causada por dos grandes vertidos de petróleo ocurridos en Bodo (región Ogoni) en 2008, que nunca se han limpiado.  El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente concluyó recientemente que esta contaminación por petróleo tan prolongada ha provocado una devastación de tal magnitud que harían falta más de 25 años para que la región Ogoni se recupere. La ONU recomendó que se estableciera un fondo para la restauración del medio ambiente con una suma inicial de mil millones de dólares, a la que deberán seguir fondos adicionales. “La actitud de Shell al no detener de inmediato y limpiar los vertidos de petróleo en Bodo ha destrozado la vida de decenas de miles de personas. Bodo es un desastre que jamás debería haberse producido, y que, sin embargo, a causa de la inacción de Shell, aún continúa hoy día. Ya es hora de que esta multimillonaria empresa confiese, limpie y pague”, ha manifestado Aster van Kregten, investigador de Amnistía Internacional sobre Nigeria. En 2008, dos vertidos consecutivos, causados por fallos en un oleoducto, provocaron que miles de barriles de petróleo contaminaran la tierra y el arroyo que rodea Bodo, una localidad de unos 69.000 habitantes. Los dos vertidos continuaron durante semanas antes de ser detenidos. Desde entonces, no se ha realizado una limpieza adecuada. “La situación en Bodo ilustra la situación general de la industria petrolera en el Delta del Níger. Las autoridades sencillamente no controlan a las empresas petroleras. Shell y otras petroleras tienen libertad para actuar –o no actuar– sin temor a ser sancionadas. Hace ya mucho que debería haberse establecido un organismo regulador independiente, sólido y dotado de los recursos necesarios; mientras no exista, aún más personas seguirán sufriendo a manos de las empresas petroleras”, ha manifestado Patrick Naagbanton, coordinador de CEHRD. Shell, que recientemente presentó un informe de beneficios de 7.200 millones de dólares entre julio y septiembre, inicialmente ofreció a la comunidad de Bodo tan sólo 50 sacos de arroz, alubias, azúcar y tomates, como indemnización por el desastre. Los daños permanentes causados en los caladeros de pesca y en las tierras cultivables han provocado una escasez de alimentos y una subida de los precios en Bodo. Los residentes contaron a Amnistía Internacional y a CEHRD cómo luchan por ganarse la vida, y los graves problemas de salud que sufren. No resulta fácil encontrar empleos alternativos. Muchos jóvenes se han visto obligados a buscar trabajo en Port Harcourt, capital del estado, a 50 km de distancia. Un pescador de Bodo dijo: “Antes del vertido, la vida era fácil. Podías vivir de la pesca […] Después del vertido, todo se destruyó”. Cuando Amnistía Internacional pidió a Shell comentarios sobre lo ocurrido en Bodo, la empresa respondió que, puesto que los vertidos de Bodo están siendo objeto de un proceso judicial en Reino Unido, no podía dar una respuesta directa. También dijo que los esfuerzos por abordar los problemas de Bodo se ven obstaculizados por los constantes sabotajes en la zona, afirmación enérgicamente rebatida por Amnistía Internacional y CEHRD. “Shell dice a menudo que la mayoría de los vertidos son causados por sabotajes”, ha manifestado Aster van Kregten. “Esta afirmación ha sido negada enérgicamente por las comunidades y por las ONG, que señalan que el procedimiento de recogida de datos sobre los vertidos de petróleo es defectuoso. Incluso en Bodo, donde se ha admitido que los vertidos son culpa de Shell, la empresa parece estar utilizando los sabotajes como excusa para no cumplir con la ley y la normativa nigerianas, que establecen que la empresa debe limpiar el vertido sin demora y pagar una indemnización. Es una postura totalmente insostenible.” “Los hechos son simples”, ha añadido Patrick Naagbanton. “Dos vertidos, ambos culpa de la empresa, ambos se dejaron fluir durante semanas antes de detenerlos, y ninguno de los dos se ha limpiado pese a que han pasado tres años. No hay excusas. Se mire como se mire, se trata de un fallo de la empresa.” En el informe también se critica duramente a los organismos gubernamentales de Nigeria por no hacer cumplir la normativa. El Ministerio Federal de Recursos Petroleros, responsable de garantizar que el sector del petróleo cumple la normativa, también es el encargado de promover el sector petrolero y de obtener los máximos ingresos. El organismo gubernamental nigeriano responsable de los vertidos de petróleo –la Agencia Nacional de Detección y Respuesta a los Vertidos de Petróleo (NOSDRA)– carece de recursos suficientes y es inefectiva. No cuenta con capacidad independiente para identificar vertidos de petróleo, y depende de que se lo notifiquen la empresa responsable o la comunidad afectada. El informe recientemente publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente señalaba que, en respuesta a los vertidos de petróleo, “los organismos gubernamentales están a merced de las empresas petroleras cuando se trata de realizar inspecciones sobre el terreno”. En el caso de los vertidos de Bodo, la NOSDRA eludió repetidamente su deber de hacer cumplir las normas. Información complementaria El 28 de agosto de 2008, un fallo en el oleoducto transnigeriano provocó un importante vertido de crudo en Bodo. El petróleo estuvo vertiéndose en esa zona pantanosa durante al menos cuatro semanas, y probablemente hasta diez. Según los registros de Shell, se vertieron 1.640 barriles; sin embargo, una estimación independiente sugiere que del oleoducto se vertían hasta 4.000 barriles diarios. El vertido fue finalmente detenido el 7 de noviembre de 2008. El 7 de diciembre de 2008 se produjo un segundo vertido en Bodo, también debido a un fallo de las instalaciones. Se informó a Shell el 9 de diciembre, pero pasaron diez semanas antes de que el vertido se detuviera. Tras intentar durante años que la zona se limpiara y que Shell ofreciera una indemnización adecuada, la comunidad de Bodo, en 2011, llevó a los tribunales británicos su lucha por la justicia. El proceso judicial está en curso, pero ha despertado cierta esperanza de que la situación en Bodo pueda resolverse. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), más del 60 por ciento de la población de la zona depende del entorno natural para su sustento. Según el PNUD, entre 1976 y 2001 se produjeron más de 6.800 vertidos, con una pérdida aproximada de tres millones de barriles de petróleo. Muchos expertos creen que, puesto que no de todos los vertidos se informa, las cifras reales pueden ser mucho más altas.

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