Ya son cuatro las personas que han sido ejecutadas en Irán en relación a su participación en las protestas que recorren el país desde la muerte de Masha Amini, en septiembre de 2022.
A estas personas se les unen las más de 20 que corren riesgo de ser ejecutadas en cualquier momento. Personas como Arshia Takdastan, de 18 años; Mehdi Mohammadifard, de 19, y Javad Rouhi, de 31. Además, estos jóvenes fueron sometidos a terribles torturas con métodos como flagelación, descargas eléctricas, suspensión cabeza abajo y amenazas de muerte a punta de pistola. A uno de ellos lo violaron y a otro le pusieron hielo en los testículos durante dos días para forzar sus confesiones.
¡Pide a las autoridades iraníes que pongan fin a este baño de sangre!
Mohammad Mehdi Karami y Seyed Mohammad Hosseini fueron ejecutados en enero; Majidreza Rahnavard y Mohsen Shekari, en diciembre. Ninguno de ellos tuvo un juicio justo, con derecho a acceder a una defensa adecuada y a abogados de su elección, poder permanecer en silencio si querían ni a ser considerados inocentes hasta que se demostrara lo contrario.
Estas ejecuciones tienen un claro objetivo: infundir miedo a la población en un intento desesperado por parte de las autoridades de aferrarse al poder y poner fin al levantamiento popular, además de vengarse de quienes, manifestándose, se atreven a desafiar el orden establecido.
En 2022, Irán ejecutó a más de 250 personas.
Firma para pedir a las autoridades iraníes que detengan este baño de sangre.
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Firma y enviaremos esta petición en tu nombre A las autoridades iraníes.
Enviaremos esta petición junto con tu nombre, apellidos y país.
Señor Gholamhossein Mohseni Ejei:
Me preocupa enormemente el hecho de que más de 20 personas corren grave peligro de ser ejecutadas por las autoridades iraníes tras simulacros de procedimiento judicial flagrantemente injustos que incluyen cargos de “enemistad con Dios” (moharebeh), “corrupción en la tierra” (efsad-e fel arz) y “rebelión armada contra el Estado” (baghi) en relación con las protestas celebradas en todo el país. Al menos 11 de esas personas han sido condenadas a muerte, entre ellas Sahand Nourmohammad-Zadeh, Mahan Sadrat (Sedarat) Madani y Manouchehr Mehman Navaz, que fueron juzgados por separado ante Tribunales Revolucionarios de Teherán; también están Mohammad Boroughani, Mohammad Ghobadlou y el rapero kurdo Saman Seydi (Yasin), juzgados en un juicio colectivo por un Tribunal Revolucionario de Teherán. Al menos otras 15 personas corren también riesgo de ejecución. Entre ellas se encuentran Abolfazl Mehri Hossein Hajilou, Mohsen Rezazadeh Gharagholou y Saeed Shirazi, juzgados por delitos punibles con la pena capital pero sobre cuyos casos y resultados de sus juicios no hay información pública. Las demás están a la espera de juicio o siendo juzgadas por delitos que acarrean la pena de muerte: se trata de Akbar Ghafari y Toomaj Salehi en Teherán, Amir Nasr Azadani, Saleh Mirhashemi y Saeed Yaghoubi en la provincia de Isfahán, Ebrahim Rigi (Riki), perteneciente a la minoría baluchi de Irán, y los hermanos Farzad (Farzin) Tahazadeh y Farhad Tahazadeh, Karwan Shahiparvaneh, Reza Eslamdoost, Hajar Hamidi y Shahram Marouf-Mola, de la minoría kurda de Irán en la provincia de Azerbaiyán Occidental.
A todas estas personas se les ha negado un juicio justo, con derecho a acceder a una defensa adecuada y a abogados de su elección, a ser consideradas inocentes hasta que se demuestre lo contrario, a permanecer en silencio y a una vista justa y pública. Según la información de la que dispone Amnistía Internacional, al menos 10 de ellas, entre las que se encuentran Hamid Ghare-Hasanlou, Toomaj Salehi y Mohammad Ghobadlou, fueron torturadas, y las autoridades utilizaron como prueba sus “confesiones” o las de otras personas, empañadas por la tortura. Los medios de comunicación oficiales difundieron además las “confesiones” forzadas de varios acusados antes de su juicio.
Le pido que sean anuladas inmediatamente todas las sentencias condenatorias y las penas de muerte, que no se soliciten nuevas penas de muerte y que se garantice que toda persona acusada de cualquier delito común reconocible sea juzgada en procesos que cumplan las normas internacionales sobre juicios justos, sin recurrir a la pena de muerte. Le insto a dejar en libertad a todas las personas detenidas por ejercer pacíficamente sus derechos humanos. Le insto a proporcionar a las personas detenidas acceso a sus familias y a abogados de su elección, a protegerlas de la tortura y otros malos tratos, a investigar las denuncias de tortura, a que los responsables sean sometidos a un juicio justo y a que se conceda a los observadores independientes pertenecientes a embajadas acceso a los juicios de pena capital relacionados con las protestas. Por último, le insto a establecer de inmediato una moratoria oficial de las ejecuciones con vistas a abolir la pena de muerte.
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