Agentes de policía senegaleses mataron a tres personas —entre ellas un chico de 16 años— y arrestaron a varios cientos en una violenta operación represiva contra manifestantes en Saint Louis, Dakar y Ziguinchor los días 9 y 10 de febrero, durante las protestas multitudinarias en contra del aplazamiento de las elecciones presidenciales; así lo ha afirmado hoy Amnistía Internacional.
Los testimonios de familiares de víctimas, testigos presenciales y periodistas que cubrían las protestas reflejan la escalada de la represión y la brutalidad ejercida contra quienes protestaban.
“Las autoridades senegalesas siguen mostrando un desprecio absoluto por la disidencia pacífica. Es su deber investigar con prontitud, exhaustividad, independencia, imparcialidad, transparencia y eficacia el uso de medios letales contra manifestantes, incluidos los tres homicidios cometidos durante el fin de semana”, ha afirmado Samira Daoud, directora regional de Amnistía Internacional para África Occidental y Central.
“Las autoridades deben garantizar que los presuntos autores responden de sus actos en juicios justos y que las víctimas y sus familiares tienen acceso a la justicia y a un recurso efectivo.
Además, el Parlamento debe reformar la legislación senegalesa sobre el uso de armas de fuego por los agentes de policía, ya que está obsoleta y no refleja las obligaciones de respetar, proteger, promover y hacer efectivos los derechos a la libertad de expresión y de reunión pacífica contraídas por Senegal en virtud de las normas internacionales de derechos humanos.
Las autoridades deben asimismo poner en libertad inmediata e incondicional a toda persona detenida únicamente por el ejercicio pacífico de sus derechos.”
Uso de medios letales
Desde el 4 de febrero, la policía está llevando a cabo una alarmante campaña de arrestos, con redadas de manifestantes y represión brutal de las protestas.>
Alpha Yoro Tounkara, de 22 años y estudiante de Geografía en la Universidad Gaston Berger, resultó muerto en Saint Louis el 9 de febrero cuando la policía impidió que una marcha estudiantil accediera al centro de la ciudad desde el campus universitario. Un estudiante que iba con lpha Yoro durante la marcha contó lo siguiente a Amnistía Internacional:
“Decidimos salir a la calle pero enseguida [los agentes de policía] empezaron a disparar gas lacrimógeno y balas de goma para dispersarnos. Alpha fue alcanzado bajo una axila y cayó al suelo. Lo llevamos al hospital pero declararon su muerte al poco tiempo.”
Otra víctima del uso de medios letales por la policía fue Modou Gueye, de 23 años, vendedor ambulante que residía en Guinaw-Rails y fue alcanzado por una bala cuando intentaba recoger sus mercancías en Colobane. Su hermano, Dame Gueye, contó a Amnistía Internacional:
“Modou fue golpeado en el estómago por un hombre de uniforme azul. Formaban un grupo grande, y en lo único que yo pensaba era en sacar a Modou de allí. Conseguimos llevarlo al hospital […] Declararon su muerte [al día siguiente]”.
Amnistía Internacional tiene en su poder el certificado de defunción de Modou Gueye, donde consta “traumatismo toracoabdominal por arma de fuego con rotura de hígado causante de un shock hemorrágico refractario” como causa de la muerte.
El 10 de febrero, Landing Camara, manifestante de 16 años, recibió un disparo en la cabeza realizado por las fuerzas de seguridad en Grand Dakar, región de Ziguinchor. Moktar*, representante de la familia de Landing Camara, contó a Amnistía Internacional:
“Estábamos todos en casa cuando la policía disparó gas lacrimógeno. Nuestras casas se llenaron de humo y los niños huyeron al exterior, incluido Landing. Pero la policía estaba disparando y los disparos alcanzaron a Landing en la frente y a otro niño de nuestro bloque en una pierna. Conseguimos llevar a Landing al hospital, pero la herida era grave, y el personal médico vacilaba sobre lo que hacer. Falleció a los 15 minutos de ingresar en la unidad de cuidados intensivos. Habría cumplido 17 años en marzo”.
Ataques a la prensa
En un vídeo examinado por Amnistía Internacional se ve a agentes de policía atacando brutalmente a manifestantes pacíficos y disparando gas lacrimógeno contra periodistas durante las protestas.>
Mor Amar, periodista de L’Enquête Daily y secretario general de la Convención de Periodistas Jóvenes Senegaleses, fue una de las víctimas de la brutalidad policial el 9 de febrero. Así se lo contó a Amnistía Internacional:
“Cuando ni siquiera habían comenzado las protestas, vinieron los agentes de policía y nos dijeron que nos fuéramos. Algunos llevábamos chaleco de prensa y otros no, pero decidimos cambiar de sitio para evitar problemas innecesarios. De pronto, uno de los agentes disparó hacia nuestro grupo un bote de gas lacrimógeno que no explotó. Absa Hanne, una de las periodistas allí presentes, dijo a la policía que no tenían por qué disparar gas lacrimógeno mientras nos íbamos. Uno de los agentes intentó apartar a Absa del grupo. Cuando yo me opuse empezaron a pegarme y recibí golpes en la mandíbula y la cabeza. Consiguieron arrestar a Absa y se la llevaron en el vehículo policial”.
Absa Hane, periodista de Seneweb, contó a Amnistía Internacional: “Dentro del vehículo me dieron fuertes bofetadas y golpes en la cabeza y el cuello. Aunque yo les mostré mi acreditación de prensa y les dije que tenía una enfermedad crónica, siguieron haciéndolo. Me desmayé y no recuperé el conocimiento hasta más tarde, ya en el interior de nuestro coche con distintivo de prensa. Me llevaron al hospital y fui dada de alta alrededor de las 10 de la noche”.
Aparte de Mor Amar y Absa Hane, la policía también empleó fuerza excesiva contra periodistas de Leral TV.
“Esta brutal represión demuestra hasta dónde están dispuestas a llegar las autoridades para reprimir los derechos humanos y la libertad de prensa. Las autoridades de Senegal deben investigar estos ataques con prontitud, exhaustividad, independencia, imparcialidad, transparencia y eficacia, y llevar ante la justicia a todos los presuntos responsables”, ha manifestado Seydi Gassama, director ejecutivo de Amnistía Internacional Senegal.
Información complementaria
El 3 de febrero, el presidente de Senegal, Macky Sall, anunció la suspensión de las elecciones presidenciales. La oposición política rechazó la suspensión y convocó manifestaciones.
La represión de las protestas, los cortes de Internet y las amenazas a los medios de comunicación son frecuentes en Senegal desde marzo de 2021. Amnistía Internacional calcula que al menos 60 personas han muerto en el contexto de las protestas. No se ha procesado a nadie hasta la fecha.
Senegal tiene la obligación de respetar, proteger, promover y hacer efectivos los derechos humanos de todas las personas, incluidos los derechos a la libertad de expresión, de información y de reunión pacífica en virtud de los artículos 9 y 11 de la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos y en virtud de los artículos 19 y 21 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en los que Senegal es Estado Parte.