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Actuamos por los derechos humanos
en todo el mundo
Foto de Manahel Otaibi

El 16 de noviembre de 2022, las autoridades saudíes detuvieron a Manahel al-Otaibi, de 29 años. Llevaba desaparecida desde noviembre de 2023. Fue acusada de violar la Ley contra la Ciberdelincuencia por sus tuits en apoyo de los derechos de las mujeres y por publicar en Snapchat fotos suyas en un centro comercial sin abaya (túnica tradicional de manga larga y corte holgado). © Private

Blog

“No descansaremos hasta que Manahel Otaibi esté libre”

Por Bissan Fakih, Oficina Regional de Amnistía Internacional en Beirut,

Bissan Fakih decidió convertirse en activista a raíz de los levantamientos árabes de 2011. Las injusticias siempre le han afectado profundamente, y su pasión por los derechos humanos fue lo que la llevó hasta su puesto en Amnistía Internacional.

Ahora, Bissan forma parte de un equipo que hace campaña por la liberación de Manahel al Otaibi, joven de Arabia Saudí que cumple 11 años de condena por apoyar los derechos de las mujeres y expresar sus opiniones en las redes sociales.

En este texto, Bissan nos habla de la conmoción que sintió al saber por primera vez de Manahel y leer su expediente de caso, cómo apoya Amnistía a su familia y cómo es seguir trabajando desde la oficina de Amnistía Internacional en una ciudad bombardeada como Beirut…

Recuerdo estar leyendo los documentos judiciales de Manahel al Otaibi, incapaz de creer lo que leía. Se la acusaba de “compartir varias etiquetas contra las normativas [gubernamentales]», como #DownWithMaleGuardianship (no al sistema de tutela masculina), y de publicar fotos y vídeos vestida de forma “indecorosa” en redes sociales. Me acerqué a la mesa de mi colega Dana, una investigadora sobre Arabia Saudí mucho más experimentada que yo, para asegurarme de que no lo estaba entendiendo mal.


¿De verdad la acusaron por esto? Manahel, influencer e instructora de fitness, había basado su presencia online en la positividad, utilizando el ejercicio para gestionar una dolencia muscular crónica, viajando y conectando con personas de distintas culturas. Pero también escribía sin reservas sobre los derechos de las mujeres en Arabia Saudí. Manahel había saludado con optimismo las promesas de reforma del príncipe heredero Mohammed bin Salman. En una entrevista de 2019 para la cadena alemana Deutsche Welle, describió los “cambios radicales” que se estaban produciendo en el reino saudí, incluidas las reformas del código indumentario, y dijo que se sentía libre para expresar sus opiniones y vestir como quisiera. Y, sin embargo, la detuvieron el 16 de noviembre de 2022 por ejercer estas libertades. Sus publicaciones en redes sociales en defensa de los derechos de las mujeres, con fotos en donde aparecía andando por un centro comercial vestida con una camiseta y un peto, la convirtieron en objetivo de las autoridades saudíes.

Cuando Amnistía Internacional comenzó a trabajar sobre el caso, en febrero de este año 2024, Manahel ya llevaba más de tres meses sometida a desaparición forzada. Su hermana Foz (Fawzia) estaba destrozada. Nos dijo que la familia se había puesto en contacto con la cárcel y con todos los organismos oficiales que se les había ocurrido, y que nadie les había dicho dónde estaba Manahel. Añadió que lo único que quería era que alguien verificara que su hermana estaba viva. Pocas semanas después de que comenzara la campaña de Amnistía Internacional, Manahel pudo ponerse por fin en contacto con su familia. Les dijo que durante su detención la habían golpeado y recluido en régimen de aislamiento.

Este contacto, aunque fue un avance mínimo, fue algo en lo que basarnos. Al igual que su hermana Foz y activistas saudíes, Amnistía Internacional considera que poner de relieve el caso de Manahel en todo el mundo podría presionar a las autoridades saudíes para que la dejen en libertad.

Manahel al-Otaibi, persona en situación de riesgo en Arabia Saudí. © Private

Una carga que nadie debería soportar

Para preparar la campaña hemos trabajado en intensa colaboración con Foz, que lleva una carga que nadie debería soportar. No es sólo que su hermana Manahel esté cumpliendo una injusta condena de 11 años de cárcel, sino que su otra hermana, Mariam, conocida defensora de los derechos humanos, tiene prohibido viajar y se han presentado cargos falsos contra ella. Foz teme que a Mariam la detengan en cualquier momento. Además, la propia Foz, que vive en el extranjero, también está en el objetivo de la justicia saudí y corre peligro de ser detenida si vuelve a Arabia Saudí. En los documentos judiciales que leí de Manahel, la fiscalía acusa a Foz de “encabezar una campaña de propaganda para incitar a las muchachas saudíes a denunciar los principios religiosos y rebelarse contra las costumbres y las tradiciones”, y afirma que ha utilizado etiquetas como #Society_Is_Ready (la sociedad está lista) para “fomentar la liberación y la caída del sistema de tutela masculina”.

Cada vez que Arabia Saudí es país anfitrión de un evento, sea una gran competición deportiva o un concierto lleno de figuras famosas, pienso en las hermanas Al Otabi. Estos eventos contribuyen a los esfuerzos deliberados de las autoridades saudíes para desviar la atención del mundo de sus abusos de derechos humanos, una práctica que suele denominarse “sportswashing” (lavado imagen mediante eventos deportivos) o “entertainment washing” (lavado de imagen mediante espectáculos). Para las familias de muchas personas detenidas injustamente en Arabia Saudí, estos eventos esconden bajo la alfombra los abusos de derechos humanos y disminuyen la presión internacional sobre las autoridades saudíes para que pongan en libertad a sus seres queridos y adopten verdaderas reformas.

Pero yo creo en el poder de la acción colectiva para enfrentarse a eso. Pienso en cómo esa presión internacional consiguió la liberación de activistas, como en el caso de Loujain al Hathloul, y que, en otros casos, logró que las penas de prisión fuesen menores, o que no se dictara pena de muerte, todo ello gracias a un implacable trabajo de campaña en todo el mundo, en el que participaron los y las miembros de Amnistía Internacional. Los y las miembros de Amnistía Internacional en todo el mundo se han movilizado de formas increíbles para atraer la atención sobre el caso de Manahel. En Austria, activistas de Amnistía Internacional organizaron una protesta llamada “fitness for freedom” (fitness para la libertad), en el que instructores de fitness ofrecían clases ante la embajada saudí. En Oslo, el alumnado de la facultad de Derecho corrió hasta la embajada saudí con pancartas y fotos de Manahel y después se reunió para hablar sobre el caso y firmar peticiones. En Estados Unidos, nuestros/as colegas han conseguido captar apoyos de miembros del Congreso para que hablen en favor del caso de Manahel.

Bissan forma parte de un equipo que hace campaña por la liberación de Manahel al-Otaibi, una joven de Arabia Saudí que cumple una condena de 11 años de prisión por promover los derechos de las mujeres y expresar sus opiniones en las redes sociales. © Amnesty International

Una familia global que apoya a Manahel Otaibi

El equipo de Arabia Saudí de Amnistía Internacional actúa como puente entre Foz y el movimiento de Amnistía Internacional en general. Nuestra sede está en Beirut, en una de las Oficinas Regionales de la organización. Desde finales de septiembre, con el recrudecimiento de la guerra entre Hezbolá e Israel, hemos tenido que trabajar bajo ataques aéreos israelíes casi constantes sobre nuestra ciudad. Son tiempos devastadores y terroríficos. Muchos días estoy en mi mesa de trabajo, oigo el zumbido de una bomba que se aproxima y me preparo para el impacto. Desde hace ya semanas las bombas sacuden mi edificio y mi interior. Los y las colegas del extranjero a menudo se sorprenden de que nuestro equipo siga trabajando. Pero no nos queda más remedio que respirar hondo y continuar. Nos hemos comprometido a hacer campaña con personas como Foz. A menudo me consuela saber que trabajo para un movimiento que es más grande que yo.

En una reciente llamada, colegas de Amnistía Internacional de todo el mundo —Australia, Alemania, Estados Unidos, Países Bajos, Portugal y Taiwán— informaron a Foz de las acciones que tenían previstas en favor de su hermana. Compartieron tácticas creativas: murales, protestas de fitness, reuniones públicas. Foz les dijo que esto la hacía sentir como si tuviera una familia global apoyándola.

“Mujeres futbolistas han escrito a la FIFA para pedirle que rompa sus relaciones con Saudi Aramco (empresa de propiedad estatal saudi casi en su totalidad) y pongan de relieve la historia de Manahel y de otras personas injustamente detenidas en Arabia Saudí por promover los derechos de las mujeres.”

Sin prisa pero sin pausa, el caso de Manahel está recibiendo atención en todo el mundo, y esperamos que esto lleve a su puesta en libertad. Mujeres futbolistas han escrito a la FIFA para pedirle que rompa sus relaciones con Saudi Aramco (empresa de propiedad estatal saudi casi en su totalidad) y pongan de relieve la historia de Manahel, entre las de otras muchas personas injustamente detenidas en Arabia Saudí por promover los derechos de las mujeres. La historia de Manahel también está consiguiendo atención mediática en todo el mundo, y periódicos como The New York Times y The Guardian han puesto de manifiesto cómo las autoridades saudíes castigan a mujeres como ella por defender los derechos de las mujeres.

Nuestro equipo habla con Foz casi diariamente. Le he agradecido que nos haya dado su confianza y le he prometido que no descansaremos hasta que Manahel esté libre. Si estás leyendo esto, puedes formar parte de esa promesa. Firma nuestra ciberacción o simplemente comparte la historia de Manahel. Cualquier acción ayuda a amplificar nuestra voz y asegura que no dejemos que el mundo olvide su nombre. No pararemos hasta que Manahel al Otaibi esté libre.

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