“Los Estados más ricos que tienen la responsabilidad del cambio climático deben reparar injusticias históricas y apoyar a países de bajas emisiones como Pakistán después de que estas inundaciones letales hayan mostrado el devastador impacto del cambio climático”, afirmó Rimmel Mohydin, responsable de campañas sobre Pakistán de Amnistía Internacional.
“Los Estados que se han enriquecido con el uso de combustibles fósiles y otras prácticas insostenibles deben cumplir sus obligaciones internacionales e indemnizar y proporcionar otras formas de reparación por las pérdidas y daños que sufre la población de Pakistán”, ha declarado Amnistía Internacional.
Desde 1959, Pakistán ha sido responsable del 0,4% de emisiones históricas, pese a lo cual figura como uno de los lugares del mundo más vulnerables al clima según conclusiones conjuntas del Banco Mundial y del Banco Asiático de Desarrollo. Solamente estas inundaciones, según estimaciones iniciales, han costado al país 10.000 millones de dólares estadounidenses. Las recientes inundaciones son un devastador aviso de que las consecuencias del cambio climático se están intensificando y ponen de relieve la importancia de que los Estados se pongan al día en sus esfuerzos de adaptación y mitigación.
La respuesta de Pakistán
Según informes del gobierno, los daños causados por las inundaciones en Pakistán son de gran alcance, y dejan a casi 750.000 personas sin acceso a una vivienda segura y adecuada. Se han inundado grandes extensiones de tierras de cultivo, lo que ha destruido cosechas y pone en peligro el suministro de alimentos del país. La ministra federal para el Cambio Climático, Sherry Rehman, declaró el lunes que “un tercio del país está bajo el agua” y calificó la situación de “crisis de proporciones inimaginables”. Los daños sufridos por las infraestructuras y las conexiones de Internet y de teléfono están dificultando gravemente las operaciones de rescate y ayuda.
El cambio climático conlleva no sólo aumentos de las temperaturas, sino también fenómenos meteorológicos extremos. Aunque las inundaciones pueden ser causadas por diversos factores, la subida de las temperaturas puede aumentar en gran medida la probabilidad de que se produzcan lluvias extremas que desborden los muros de contención fluviales en algunas zonas de Pakistán. Las inundaciones de 2010, que causaron la muerte de 1.700 personas, fueron asimismo atribuibles en gran medida al aumento de las temperaturas globales.
“La destrucción y la muerte en Pakistán muestran que estas inundaciones podrían reforzar las desigualdades existentes y poner a millones de personas en riesgo de quedarse sin hogar y de sufrir hambre, una salud precaria e incluso la muerte prematura. El gobierno debe defender los derechos humanos de las comunidades afectadas y tomar medidas preventivas para proteger a quienes corren mayor riesgo de sufrir las repercusiones del desastre”, prosiguió Rimmel Mohydin.
La pobreza y el género afectan al impacto de las inundaciones
Las inundaciones han tenido un impacto especialmente devastador en las personas que viven en la pobreza, pues muchas de ellas residen en viviendas inadecuadas y de baja calidad a orillas de los ríos, en zonas bajas y en zonas de difícil acceso debido a la ausencia de infraestructuras adecuadas. Poco se ha hecho hasta ahora para proteger a estas comunidades de los impactos del cambio climático.
Las mujeres sufren especialmente el impacto negativo de las inundaciones. Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), hay casi 650.000 mujeres embarazadas en las zonas afectadas por las inundaciones, y casi 73.000 darán a luz el próximo mes. En la provincia de Sind, más de 1.000 centros de salud están dañados en parte o totalmente, mientras que en los distritos afectados de Baluchistán hay 198 centros de salud afectados.
También aumenta la probabilidad de que las mujeres y las niñas sufran violencia de género, según UNICEF, debido al colapso de los mecanismos de protección social y de orden público durante una crisis. Además, la elaboración de programas de ayuda debe tener en cuenta la higiene menstrual, pues el UNFPA calcula que entre las víctimas de las inundaciones hay 8,2 millones de mujeres en edad reproductiva.
“Las desigualdades existentes basadas en el género, la condición socioeconómica, la edad y otras identidades se verán sin duda exacerbadas por las inundaciones. La situación de los grupos marginados, como el de las personas que viven en la pobreza, empeorará de forma inevitable. El recién creado Centro Nacional de Respuesta y Coordinación para las Inundaciones deberá tener en cuenta las necesidades y requisitos de diferentes comunidades cuando planee su estrategia para proteger a la población de los desoladores efectos de las inundaciones”, concluyó Rimmel Mohydin.