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Las violaciones masivas constituyen una crisis de salud pública

Londres/Kinshasa.- La escala de las violaciones cometidas en el este de la República Democrática del Congo constituye una crisis de salud y de derechos humanos, a la que es preciso dar una respuesta inmediata y a largo plazo. Decenas de miles de supervivientes de violación continúan sufriendo. Muchas de ellas mueren innecesariamente, ha manifestado Amnistía Internacional en un nuevo informe presentado hoy, 26 de octubre de 2004, en Kinshasa. En este informe, la organización de derechos humanos documenta casos brutales de violencia sexual y pone de manifiesto la falta de acceso efectivo a servicios médicos adecuados, que son una de las necesidades más apremiantes de las supervivientes de violación. El gobierno de la República Democrática del Congo y la comunidad internacional deben tomar de inmediato medidas para facilitar atención médica a los millares de víctimas de violación y garantizar que se da prioridad al restablecimiento del sistema de salud del país. Amnistía Internacional ha manifestado: "Ha transcurrido ya más de un año desde la formación de un gobierno de transición en la República Democrática del Congo. Sin embargo, este gobierno y la comunidad internacional han hecho muy poco para atender las necesidades del pueblo congolés en materia de derechos humanos, especialmente en el este del país, que es una zona devastada por la guerra. Hace tiempo ya que se deberían haber puesto en práctica programas esenciales y efectivos de reconstrucción y reforma, especialmente del sistema nacional de salud. Para las supervivientes de la violencia sexual, el acceso a servicios de salud decentes es imposible, lo que constituye también una violación de derechos humanos". Decenas de miles de mujeres y niñas –y también de hombres, niños, e incluso bebés– han sido violadas y torturadas sistemáticamente en el este del país, donde más de 20 grupos armados se disputan el control de la tierra y sus recursos. Algunas de las víctimas han sufrido violaciones múltiples y otras formas de violencia sexual en dos o tres ocasiones durante la guerra a manos de distintas fuerzas. Otras han sido violadas por grupos de hasta 25 combatientes o utilizadas durante meses o años como esclavas sexuales. Las violaciones van a menudo acompañadas de torturas sexuales con objetos como bayonetas y palos afilados que se le introducen a la mujer en vagina, e incluso de disparos a zona de los genitales. Las supervivientes entrevistadas por Amnistía Internacional han ofrecido terribles relatos de su violación a manos de las facciones enfrentadas y de sus esfuerzos por conseguir recibir atención médica. Un de ellas contó lo siguiente: "Me puse muy enferma la primera vez que me violaron, en octubre de 2002. Necesitaba urgentemente medicinas. Como en el centro local de salud no tenían, decidí ir caminando a la ciudad para que atendieran allí. En el camino, dos soldados me dieron el alto. Les dije que estaba enferma y que iba en busca de atención médica porque me habían violado. Pero uno dijo: "Da igual". Entonces me arrojaron al suelo y me violaron otra vez allí mismo, en la carretera. Desde entonces estoy terriblemente enferma, pero por aquí no hay ningún sitio donde puedan atenderme". Aunque hay numerosas mujeres y niñas que necesitan desesperadamente atención médica y aunque muchas de ellas están traumatizadas por lo que han sufrido, hasta ahora no se ha preparado una respuesta organizada ni exhaustiva para ayudarlas. En la República Democrática del Congo están sufriendo y muriendo millones de civiles a causa de las lesiones y los traumas sufridos en los largos años de conflicto, pero la infraestructura médica no puede ofrecerles ni siquiera la atención más básica. En todo el este del país faltan médicos con la debida formación, incluidos ginecólogos y enfermeros, así como material y medicinas de todas clases. Sólo algunas ONG internacionales y congolesas de ayuda humanitaria, así como varios organismos de la ONU, están tratando de atender a las decenas de miles de mujeres y niñas que lo necesitan. A Amnistía Internacional le preocupa que el gobierno de la República Democrática del Congo y la comunidad internacional se hayan dado hasta ahora tan poca prisa en cumplir su obligación de proteger el derecho a la salud de las supervivientes de la violencia y de la población congolesa en general. "El gobierno congolés y la comunidad internacional de donantes deben establecer un programa de emergencia para prestar atención médica y psicológica a las supervivientes", ha manifestado la organización. También se debe dar prioridad al restablecimiento a largo plazo de un sistema estatal de salud sostenible. A este respecto, Amnistía Internacional ha señalado: "Se debe formar lo antes posible un grupo mixto de administradores y especialistas médicos congoleses e internacionales para evaluar las necesidades del sistema nacional de salud de la República Democrática del Congo. Los resultados de esta evaluación han de servir de base para la elaboración de un plan conjunto nacional e internacional de reconstrucción prioritaria del sistema de salud del país con la asistencia de los donantes internacionales". Las demás necesidades de las supervivientes de violación y las víctimas de otras formas de violencia sexual también deben ser atendidas. Debido al estigma asociado a la violación, las supervivientes a menudo sufren el rechazo de sus comunidades y son abandonadas por sus esposos. Las mujeres se quedan entonces solas para buscarse su sustento y el de sus hijos, y por lo general se ven privadas de los medios económicos de supervivencia. En estos casos, el incapacitado sistema judicial actual del país no proporciona a las mujeres justicia ni resarcimiento por los delitos cometidos con ellas. "El gobierno de la República Democrática del Congo debe asumir su responsabilidad de prevenir, castigar y erradicar la violencia sexual y demostrar que no se va a tolerar", ha afirmado Amnistía Internacional. Es preciso dar prioridad a la realización de un esfuerzo nacional e internacional coordinado para mejorar la seguridad en las provincias del este del país. El gobierno debe también tomar medidas para impedir que las supervivientes de violación sean víctimas de aislamiento social y económico y facilitar su búsqueda de justicia. "Si no se toman son rapidez estas medidas decisivas, decenas de miles de víctimas conocidas y anónimas continuarán sufriendo", ha señalado la organización para concluir. Con el lema "No más violencia contra las mujeres", Amnistía Internacional ha emprendido una campaña mundial para poner fin a esta y otras tragedias ocultas de derechos humanos.

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