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Información falseada o errónea sobre ejecuciones sumarias

Los soldados, al parecer prorrusos, en vehículos militares blindados en una carretera cerca de la ciudad portuaria de Sebastopol, marzo de 2014 © REUTERS / Baz Ratner

Una investigación de Amnistía Internacional sobre denuncias de homicidios deliberados y tipo ejecución perpetrados por los separatistas prorrusos y las fuerzas favorables a Kiev ha hallado indicios de incidentes aislados atribuibles a ambas partes, pero no de la magnitud que informan los medios de comunicación y las autoridades de Rusia. En el documento Summary killing during the conflict in eastern Ukraine (Ejecuciones sumarias en el conflicto en el este de Ucrania) se recogen los resultados de la investigación llevada a cabo en el este de Ucrania (Donbass) a finales de agosto y finales de septiembre de 2014 y las entrevistas con víctimas de abusos contra los derechos humanos y sus familiares, testigos, autoridades de las regiones de Luhansk y Donetsk, personal médico y combatientes de ambas partes. “No hay duda de que tanto los separatistas prorrusos como las fuerzas favorables a Kiev están llevando a cabo ejecuciones sumarias y cometiendo atrocidades en el este de Ucrania, pero es difícil hacerse una idea exacta de la magnitud de estos abusos. Es probable que muchos aún no hayan salido a la luz y que sobre otros se haya informado mal deliberadamente. También está claro que algunos de los casos más terribles que han aparecido en los medios de comunicación –especialmente en los rusos– se han exagerado enormemente”, ha afirmado John Dalhuisen, director del Programa Regional para Europa y Asia Central de Amnistía Internacional. “En vez de acusarse mutuamente a partir de conjeturas, ambas partes deberían concentrarse en investigar y eliminar los homicidios tipo ejecución realizados por las fuerzas bajo su control.” El descubrimiento de “fosas comunes” en la región de Donetsk El 23 de septiembre, los medios de comunicación rusos informaron sobre el descubrimiento de “fosas comunes” en Komunar y Nyzhnya Krynka, dos poblaciones colindantes de la región de Donetsk, que hasta dos días antes habían estado en manos de las fuerzas controladas por Kiev. Las informaciones describieron el hallazgo del cadáver de una mujer embarazada y de otras con señales de tortura y más tarde reprodujeron las declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, afirmando que en la zona se habían descubierto fosas comunes con más de 400 cadáveres y pidiendo una investigación internacional. Una delegación de Amnistía Internacional visitó la zona el 26 de septiembre y halló claros indicios que implicaban a las fuerzas controladas por Kiev en las ejecuciones extrajudiciales de cuatro hombres enterrados en dos fosas cerca del pueblo de Komunar. Otros cinco cadáveres enterrados en una misma fosa cercana resultaron ser de combatientes separatistas. Amnistía Internacional habló con miembros de su unidad, que afirmaron que habían muerto en el transcurso de las hostilidades. “La realidad que se esconde tras la afirmación rusa de la existencia de ‘fosas comunes’ en Nyzhnya Krynka es bastante oscura y apunta a la ejecución extrajudicial de cuatro residentes de la localidad a manos del ejército regular ucraniano o de batallones de voluntarios que operan en la zona, algo que debe investigarse exhaustivamente. Pero también revela hasta qué punto las acusaciones de abusos se han exagerado –especialmente por parte de las autoridades rusas– en una guerra de propaganda paralela”, ha afirmado Dalhuisen. Homicidios de detenidos a manos de grupos de insurgentes prorrusos Amnistía Internacional recibe cada vez más denuncias de homicidios tipo ejecución y otros homicidios deliberados en el este de Ucrania a manos de fuerzas separatistas desde que comenzó el conflicto en abril de 2014. Las víctimas han sido activistas proucranianos y presuntos simpatizantes, delincuentes locales y combatientes detenidos. La primera confirmación aparente de estas denuncias fue el descubrimiento de los cadáveres de dos personas el 19 de abril de 2014, cerca de la localidad de Raigorodok, en la región de Donetsk, identificadas más tarde como Volodymyr Rybak, activista proucraniano y parlamentario del partido Batkivshchyna (Patria), y Yury Popravko, estudiante de Kiev. Los cuerpos tenían señales de tortura. Amnistía Internacional halló pruebas concluyentes del homicidio, el 22 de julio, de dos personas retenidas por combatientes separatistas en el centro de detención de la policía que habían tomado en Severodonetsk, en la región de Luhansk. Un empresario de Severodonetsk detenido por las mismas fechas en el centro por su presunta vinculación con el partido Batkivshchyna, contó a Amnistía Internacional: A las 4.30 de la madrugada, un combatiente nos despertó gritando: “¡Arriba, hay que evacuar!”. Abrieron las puertas de tres o cuatro celdas y escuché en total entre seis y ocho disparos. Era como una lotería: a algunos les disparaban, a otros los dejaban en libertad y a otros se los llevaban. “Amnistía Internacional no ha recibido ni hallado indicios claros de matanzas o fosas comunes. Lo que sí ha visto son incidentes aislados de ejecuciones sumarias que en algunos casos constituyen crímenes de guerra. Estos abusos deben terminar. Todos los presuntos casos deben ser investigados eficazmente y los responsables de ambas partes deben ser procesados”, ha dicho John Dalhuisen.

Información complementaria

El conflicto en el este de Ucrania comenzó tras la ocupación por parte de separatistas prorrusos de edificios oficiales e instalaciones de los servicios de seguridad en diferentes localidades de las regiones de Donetsk y Luhansk en abril y mayo de 2014, tras la anexión de la península de Crimea por la Federación Rusa. Las autoridades ucranianas respondieron embarcándose en una “operación contraterrorista”. El conflicto se intensificó cuando las fuerzas separatistas salieron de la ciudad de Slavyansk a comienzos de julio y las fuerzas ucranianas comenzaron a recuperar territorio. A finales de agosto, el avance perdió fuerza y se dieron algunos pasos atrás debido a los sucesivos contraataques de las fuerzas separatistas, al parecer con ayuda del ejército ruso. El 5 de septiembre se firmó un acuerdo de alto el fuego, pero los combates continuaron.
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