Ante la noticia de que el periodista Raman Pratasevich y su pareja, Sofya Sapega, han pasado de detención en espera de juicio a arresto domiciliario en Bielorrusia, Marie Struthers, directora de Amnistía Internacional para Europa Oriental y Asia Central, ha afirmado:
“Mientras estén bajo arresto domiciliario, Raman Pratasevich y Sofya Sapega continúan detenidos injustamente por el gobierno de Alyaksandr Lukashenka. Han sido detenidos ilegalmente y enjuiciados arbitrariamente por delitos inexistentes, y no se hará justicia hasta que queden en libertad incondicional.
“Esta medida parece una cínica estratagema de las autoridades bielorrusas para conseguir el levantamiento de las sanciones internacionales que se impusieron tras la detención de Raman y Sofya. En el último año, el mundo ha observado horrorizado cómo el gobierno de Alyaksandr Lukashenka aplasta la disidencia pacífica con una crueldad indescriptible: estos traslados a arresto domiciliario no cambian nada. Reiteramos nuestro llamamiento a la comunidad internacional para que haga todo lo posible para poner fin a la crisis de derechos humanos en Bielorrusia.
“Pedimos a las autoridades bielorrusas que pongan en libertad a Raman Pratasevich y Sofya Sapega de forma inmediata y sin condiciones. Deben permitirles salir de Bielorrusia si así lo deciden, y si permanecen en el país, las autoridades deben garantizar que no habrá más represalias contra ellos.”
Información complementaria
La mañana del 25 de junio, el padre de Raman Pratasevich, Dmitry, informó de que su hijo y la pareja de éste, Sofya Sapega, habían pasado a arresto domiciliario. Dmitry Pratasevich afirmó que él y su esposa no habían sido autorizados aún a ver a los detenidos.
El 23 de mayo, Raman Pratasevich, ex redactor jefe de los canales de Telegram NEXTA y NEXTA Live, fue detenido en el aeropuerto de Minsk tras hacer el avión en el que viajaban a Lituania un aterrizaje de emergencia escoltado por un MiG-29 de la Fuerza Aérea bielorrusa. Su pareja, Sofya Sapega, ciudadana rusa, fue detenida en la misma operación.
Raman y Sofya fueron acusados de “incitación a disturbios masivos”, “grave alteración del orden público” e “incitación al odio social” contra funcionarios públicos y agentes encargados de hacer cumplir la ley, y pueden ser condenados a un máximo de 15 años de prisión. Las acusaciones son falsas y tienen su origen en las protestas masivas pacíficas que han sido brutalmente aplastadas por las autoridades. A finales de mayo y principios de junio, la televisión estatal bielorrusa difundió sendas “confesiones” televisadas de Raman Pratasevich y Sofya Sapega, que Amnistía Internacional considera forzadas y realizadas bajo coacción, lo que constituye malos tratos con arreglo al derecho internacional.