Las autoridades de Bielorrusia deben poner fin de inmediato a sus ataques contra periodistas. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional hoy, entre los informes que indican que se está deteniendo, golpeando y disparando con balas de goma a periodistas que informan de la cruel represión policial de las protestas. Además, a profesionales de los medios de comunicación les han destrozado las cámaras y les han destruido sus grabaciones.
“Los y las periodistas de Bielorrusia están haciendo un trabajo heroico para conseguir que el mundo conozca la brutal represión de las protestas ejercida por las autoridades. Es aterrador ver hasta dónde está dispuesto a llegar el gobierno para reprimir esta información: atacar a periodistas con porras y balas de goma, destruir sus equipos y encarcelar a decenas de profesionales del periodismo”, ha manifestado Marie Struthers, directora de Amnistía Internacional para Europa Oriental y Asia Central.
“Se está atacando a periodistas por revelar los crímenes cometidos por las autoridades bielorrusas contra su propia población, en lo que constituye una flagrante violación del derecho a la libertad de expresión. El gobierno incluso ha desactivado Internet para impedir que la gente comparta información. Mientras un número sin precedentes de personas sigue saliendo a las calles en Bielorrusia, es fundamental que se proteja la libertad de prensa y que nadie sufra daño simplemente por hacer su trabajo.”
Intimidación y ataques contra periodistas
Ha habido ataques contra periodistas tanto locales como internacionales. Al atardecer del 11 de agosto, las fuerzas de seguridad de Minsk atacaron a un equipo de TV del servicio ruso de la BBC, cuyos miembros llevaban todos chalecos identificativos y acreditaciones oficiales.
Varios hombres con uniformes negros sin distintivos que parecían pertenecer a las fuerzas de seguridad exigieron ver la acreditación de los periodistas. Un hombre le arrancó la tarjeta del cuello a una corresponsal, le arrebató la cámara y trató de romperla. Luego los hombres golpearon a otro periodista de la BBC y propinaron varios golpes a su cámara. En este caso, los periodistas no fueron detenidos.
El primer día de las protestas, unos hombres con uniformes de camuflaje dispararon una bala de goma contra Natalia Lubneuskaya, periodista de Nasha Niva, y la hirieron en la pierna. Nasha Niva es uno de los pocos medios de comunicación independientes de Bielorrusia, y su personal lleva años sufriendo el acoso de las autoridades.
Entre los y las periodistas que han denunciado ataques se encuentran: Vadzim Zamirouski, Darya Burakina y Usevalad Zarubin, de Tut.by, el sitio de noticias más leído de Bielorrusia; Syarhei Hryts, fotógrafo de Associated Press; Nadzeya Buzhan, periodista de Nasha Niva; Uladzislau Barysavich y Syarhei Ptushka, periodistas de Onliner; y Pavel Patapau e Ivan Murauyou, periodistas de Belsat.
Se ha detenido a miles de manifestantes, y la Asociación Bielorrusa de Periodistas ha documentado la detención de al menos 55 periodistas.
Amnistía Internacional pide a las autoridades bielorrusas que respeten a los medios de comunicación y que pongan en libertad inmediata e incondicional a los profesionales del periodismo detenidos exclusivamente por realizar su trabajo. Asimismo, las autoridades deben poner en libertad a todas las personas que ejercen el activismo pacífico y que están recluidas exclusivamente por ejercer su derecho a la libertad de expresión y reunión. También deben poner fin a las represalias contra quienes se manifiestan de forma pacífica, y deben investigar los actos de fuerza ilegítima por parte de la policía.