Madrid.- Amnistía Internacional ha manifestado su preocupación por el grave riesgo de ser lapidada que corre Sakineh Mohammadi Ashtiani, después de perder su principal defensa legal, tras la salida de Irán de su abogado Mohammad Mostafaei, y de que las autoridades iraníes estén intentando mermar la presión internacional generada por la indignación que ha despertado el caso.
El 4 de agosto comenzaba una revisión de la condena a muerte de Sakineh Mohammadi Ashtiani en el Tribunal Supremo. Amnistía Internacional alerta de que esta revisión podría ser un intento de las autoridades iraníes por reducir la presión internacional a la que están siendo sometidas. Sin embargo, mientras no exista una declaración expresa de la Magistratura iraní anulando la condena de lapidación, Sakineh puede ser lapidada en cualquier momento. Se espera que el Tribunal comunique su decisión en torno al 15 de agosto.
Tu firma sigue siendo fundamental para Sakineh Por ello, Amnistía Internacional redobla ahora sus esfuerzos para intentar evitar la lapidación de Sakineh Mohammadi Ashtian, recogiendo firmas a través de www.actuaconamnistia.org. Más de 255.000 personas han firmado ya pidiendo que no se lleve a cabo la condena a muerte impuesta contra Sakineh. Ahora más que nunca es necesario tu apoyo a través de la web de Amnistía Internacional para pedir a las autoridades iraníes que no la ejecuten, que declaren de inmediato una suspensión efectiva de las ejecuciones por lapidación, como un primer paso para acabar con la pena de muerte en Irán, que prohíban el uso de la flagelación, y que despenalicen las relaciones sexuales consentidas entre adultos.
Al menos 10 personas, 7 mujeres y 3 hombres, siguen actualmente en riesgo de ser lapidadas en cualquier momento, y más de 135 jóvenes podrían ser ejecutados por delitos supuestamente cometidos siendo menores de edad. Irán sigue teniendo uno de los índices de ejecución más altos del mundo. En 2009 fueron ejecutadas más de 388 personas, al menos 14 de ellas públicamente y al menos una mediante lapidación. Cinco de estas personas ejecutadas lo fueron por delitos cometidos cuando tenían menos de 18 años.
Antecedentes del caso y otras lapidaciones Sakineh Mohammadi Ashtiani, madre de dos hijos, está presa desde 2005. En mayo de 2006 fue condenada a recibir 99 latigazos por mantener una "relación ilícita"; con dos hombres. Con posterioridad, fue declarada culpable de tener una "relación extramatrimonial" y condenada a morir por lapidación.
En el juicio, dos de los cinco jueces del tribunal la declararon inocente, señalando que ya había sufrido una condena de flagelación y que no había pruebas suficientes de adulterio contra ella. Los otros tres, incluido el presidente del tribunal, la declararon culpable basándose en el “conocimiento del juez”, un principio de la legislación iraní que permite a los jueces adoptar una decisión en relación con la culpabilidad del acusado, aún en ausencia de pruebas claras o concluyentes. El Tribunal Supremo confirmó la condena a muerte por adulterio el 27 de mayo de 2007.
En 2002, el presidente de la Magistratura estableció por medio de una directiva una moratoria de las lapidaciones. En agosto de 2008, el portavoz de la Magistratura anunció la suspensión de las ejecuciones por lapidación y la conmutación de todas las condenas impuestas. Ninguna de estas dos declaraciones pusieron fin a la práctica atroz de la lapidación, y desde 2002, según ha podido saber Amnistía Internacional, al menos 6 personas han muerto lapidadas en Irán bajo la acusación de haber cometido “adulterio estando casadas”.
Información de contexto El abogado de Sakineh Mohammadi, Mohammad Mostafaei, está actualmente en Noruega tras abandonar Irán debido al acoso al que le han sometido durante las últimas semanas las autoridades iraníes. Fereshteh Halimi, esposa de Mostafaei, quedó en libertad el pasado 7 de agosto, después de pasar varios días recluida en prisión sin cargos. El padre y el hermano de Fereshteh, también detenidos, fueron puestos en libertad el 3 de agosto. Los tres habían sido detenidos para ejercer presión sobre Mohammad Mostafaei a fin de que se entregara. Desde que el 24 de julio fuera detenida su mujer, Mostafaei comenzó a vivir en la clandestinidad en Irán. El 4 de agosto se supo que había viajado a Turquía y solicitado asilo en el ACNUR, y días después consiguió viajar a Noruega, donde espera reunirse próximamente con su mujer y su hija. /// FIN