Los líderes mundiales están negando la protección a las personas refugiadas más vulnerables de Siria, con consecuencias catastróficas. Así lo ha advertido Amnistía Internacional en un nuevo informe publicado con antelación a la conferencia sobre promesas de contribuciones de la ONU que se celebrará en Ginebra el 9 de diciembre. El informe, Left Out in the Cold: Syrian refugees abandoned by the international community, destaca la lamentable cifra de plazas de reasentamiento ofrecidas por la comunidad internacional. Cinco de los países principales de la región –Turquía, Líbano, Jordania, Irak y Egipto– han acogido a unos 3,8 millones de personas refugiadas. En el resto del mundo sólo se ha ofrecido cobijo para el 1,7 por ciento de esta cifra desde que estalló la crisis hace más de tres años. Los Estados del Golfo –entre los que se encuentran algunos de los más ricos del mundo– no se han ofrecido a acoger a ni un solo refugiado de Siria hasta el momento. Tampoco Rusia ni China se han comprometido a ni un solo reasentamiento. Salvo Alemania, el resto de la Unión Europea (UE) se ha comprometido a reasentar a un mísero 0,17 por ciento de los refugiados en los principales países de acogida. “La escasez del número de plazas de reasentamiento ofrecidas por la comunidad internacional es francamente vergonzosa. El ACNUR (organismo de la ONU para los refugiados) ha identificado a casi 380.000 personas como necesitadas de reasentamiento; sin embargo, sólo a una mínima parte de estas personas se les ha ofrecido cobijo en el extranjero”, ha manifestado Sherif Elsayed-Ali, director del Equipo sobre Derechos de Personas Refugiadas y Migrantes de Amnistía Internacional. “El anuncio realizado esta semana por el Programa Mundial de Alimentos, en el que decía que se ha visto obligado a suspender la ayuda alimentaria a 1,7 millones de personas refugiadas a causa de una crisis de financiación, subraya la desastrosa respuesta de la comunidad internacional.”
“La total ausencia de compromisos de reasentamiento por parte de los Estados del Golfo resulta especialmente vergonzosa. Los lazos lingüísticos y religiosos deberían situar a estos Estados en primera línea de quienes ofrecen refugio seguro a quienes huyen de la persecución y los crímenes de guerra en Siria.”En Líbano, un país con una economía precaria y una deuda creciente, la llegada de personas refugiadas de Siria ha incrementado la población en un 26 por ciento. El número de personas refugiadas a las que Líbano ha acogido es 715 veces el total de personas sirias que han buscado refugio en la UE en los últimos tres años más el de las plazas de reasentamiento que la UE ha ofrecido.
La falta de apoyo internacional ha tenido consecuencias desastrosas en los cinco principales países de acogida, que actualmente albergan a al menos el 95 por ciento de las personas refugiadas de Siria y luchan seriamente por hacer frente a la situación. Turquía, Líbano y Jordania han impuesto severas restricciones a la entrada de personas refugiadas en los últimos meses, y han dejado a muchas atrapadas en Siria, en grave peligro de sufrir abusos a manos de las fuerzas gubernamentales o del grupo autodenominado Estado Islámico (EI) y otros grupos armados. Amnistía Internacional pide que, para final de 2015, se reasiente al menos a un 5 por ciento de las personas refugiadas de Siria y a otro 5 por ciento para 2016. Esto garantizaría que todas las personas actualmente identificadas por el ACNUR como necesitadas de reasentamiento reciben una plaza. Entre las personas refugiadas necesitadas de reasentamiento se encuentran supervivientes de tortura, menores no acompañados y personas con problemas médicos graves. “La conferencia sobre promesas de contribuciones que se celebrará la semana que viene debe utilizarse para dar la vuelta a la situación. Es hora de que los gobiernos mundiales tomen las valerosas medidas necesarias para compartir la responsabilidad de esta crisis y evitar nuevos sufrimientos”, ha manifestado Sherif Elsayed-Ali. “Si un país diminuto con una economía débil y una deuda enorme como Líbano puede dar cabida a un incremento de una cuarta parte de su población, no cabe duda de que otros podrían estar haciendo más para ayudar.” Aunque algunos de los países más ricos del mundo, como Estados Unidos, Reino Unido y Kuwait, han hecho generosas contribuciones a la respuesta humanitaria de la ONU, eso por sí solo no basta. “Los países no pueden tranquilizar su conciencia con pagos en metálico y luego lavarse las manos respecto al problema”, ha manifestado Sherif Elsayed-Ali. “Sin que se atisbe el final del conflicto en Siria, y con pocas perspectivas de que las personas refugiadas puedan volver a sus hogares en un futuro cercano, el reasentamiento es esencial para ayudar a los más vulnerables y aliviar la carga de los países que están dando cobijo en la región.” Incluso de los compromisos internacionales de reasentamiento ya formulados, sólo unos pocos se han cumplido. Hasta agosto de 2014, sólo 7.000 personas refugiadas remitidas por el ACNUR para su reasentamiento habían partido rumbo a nuevos hogares en sus países de destino. “La apatía que hemos presenciado por parte de algunos de los países más ricos del mundo se ha visto exacerbada por el alarmismo respecto a los crecientes niveles de inmigración en Europa. Aquellos que cuentan con los medios suficientes para hacerlo deben desempeñar un papel mayor”, ha manifestado Sherif Elsayed-Ali. La cifra real de personas procedentes de Siria que han llegado a la UE y han solicitado asilo en ella en los últimos tres años asciende a aproximadamente 150.000. Esta es más o menos la misma cifra de personas que llegó a Turquía en tan sólo una semana de septiembre de 2015, huyendo del avance del EI en la localidad siria de Kobani.