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La población civil, amenazada por todas las partes en el conflicto

El Ejército de Malí ha cometido numerosos abusos contra los derechos humanos durante el conflicto. © AFP/Getty Images
El ejército de Malí ha cometido graves violaciones de derechos humanos y ha vulnerado el derecho internacional humanitario durante el conflicto en curso contra grupos armados en el país, incluidas ejecuciones extrajudiciales de civiles, según los datos recogidos por Amnistía Internacional durante una visita de 10 días a este Estado de África Occidental.

En un nuevo informe, basado en la investigación efectuada durante la visita, se expone también la preocupación por el hecho de que los grupos armados islamistas han cometido graves abusos contra los derechos humanos y violaciones del derecho internacional humanitario, como homicidios ilegítimos y reclutamiento de niños soldados.
 
Además, existen datos que indican que al menos cinco civiles, tres de ellos niños, murieron en un ataque aéreo realizado en el marco de una operación conjunta de tropas francesas y malienses con el fin de detener la ofensiva de los grupos armados islamistas.

“Mientras continúan los combates en Malí, todas las partes en el conflicto deben garantizar que respetan el derecho internacional humanitario, y en particular garantizar un trato humano a los prisioneros al tiempo que toman todas las precauciones necesarias para reducir al mínimos los daños causados a la población civil”, ha afirmado Gaëtan Mootoo, investigador de Amnistía Internacional sobre Malí.

Durante su visita, la delegación de Amnistía Internacional llevó a cabo investigación en las ciudades de Ségou, Sévaré, Niono, Konna y Diabaly.

Amnistía Internacional recogió testimonios que indican que el 10 de enero de 2013, víspera de la intervención francesa, el ejército de Malí detuvo y ejecutó extrajudicialmente a más de una veintena de civiles, la mayoría en la ciudad de Sévaré, en el norte del país.

En Sévaré, testigos presenciales contaron que habían visto a soldados arrojar los cuerpos de varias personas a un pozo en el barrio de Waïludé.

“Una vez arrojados los cuerpos al fondo del pozo, [los soldados] dispararon dos o tres ráfagas de ametralladora dentro del pozo”, dijo un testigo.

Varias personas hablaron de cómo las fuerzas de seguridad de Malí actuaban aparentemente contra personas de las que sospechaban que tenían alguna relación con grupos armados islamistas, a menudo por motivos muy poco fundados, como su indumentaria o su origen étnico.

“Mucha gente tiene realmente miedo a ser detenida, o algo peor, por los militares. Las fuerzas de seguridad deben garantizar que se protege a las personas de cualquier represalia a causa de su etnia o sus supuestas simpatías políticas”, ha afirmado Mootoo.

“Las autoridades deben también emprender de inmediato investigaciones independientes e imparciales sobre todo informe de ejecución extrajudicial cometida por las fuerzas armadas, y suspender en sus funciones a todo integrante de organismos de seguridad sospechoso de estar implicado en violaciones de derechos humanos.”

Además, el ejército de Malí ha llevado a cabo detenciones arbitrarias de personas sospechosas de vinculación con los grupos armados islamistas. Amnistía Internacional se entrevistó con varios detenidos que declararon haber sufrido palizas u otros malos tratos mientras estaban detenidos.

Amnistía Internacional ha documentado informes de ejecuciones extrajudiciales llevadas a cabo por radicales islamistas.

Testigos de los hechos contaron cómo los radicales islamistas ejecutaron sumariamente a cinco soldados malienses heridos y a un civil en Diabaly los días 14 y 15 de enero, tras la captura de la ciudad por grupos armados islamistas.

Además, son cada vez más abundantes los indicios de que los radicales islamistas han reclutado por la fuerza y usado a niños soldados en sus filas.

En Diabaly, varias personas contaron que habían visto a niños, algunos de sólo 10 años, armados con fusiles junto con los combatientes islamistas.

En Ségou, Amnistía Internacional pudo entrevistarse con dos niños soldados capturados, uno de los cuales mostraba signos de enfermedad mental.

“El niño estaba silencioso y abatido, y no pudo hablar con nosotros; parecía que su mente no estaba allí del todo”, ha afirmado Mootoo.

“El reclutamiento de niños soldados debe cesar de inmediato, y los que puedan encontrarse aún en las filas de los grupos armados islamistas deben ser liberados.”

Existen también indicios preocupantes que indican que cinco civiles –entre ellos una madre y sus tres hijos de corta edad– murieron en un ataque aéreo lanzado en el contexto de una contraofensiva llevada a cabo por las tropas francesas y maliense.

El ataque se produjo la mañana del 11 de enero de 2013, primer día de la intervención francesa, en la ciudad de Konna.

Responsables franceses han declarado a Amnistía Internacional que no llevaron a cabo ningún ataque a esa hora en Konna, mientras que un miembro del gobierno maliense y un oficial militar de alto rango maliense confirmaron a la organización que en la mañana del 11 de enero se inició una operación conjunta dirigida contra la ciudad con la participación de militares franceses.

“Es absolutamente imprescindible que tanto Francia como Malí lleven a cabo una investigación para determinar quién llevó a cabo ese ataque. Las conclusiones deben hacerse públicos en su integridad para que se pueda determinar si se cometió alguna violación del derecho internacional”, ha afirmado Mootoo.

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