Un grupo de 44 menores de la República Centroafricana de entre 13 y 17 años —entre los que había dos niñas— fueron excarcelados de la prisión de máxima seguridad de Korotoro, en Chad, y están ahora bajo custodia de la agencia de la ONU. Los menores habían estado recluidos en esa remota prisión del desierto, junto con más de 200 combatientes adultos, desde enero de 2014.
Todos los menores habían huido del conflicto armado en su país de origen dentro de un grupo de 248 personas, en su mayoría ex combatientes de Seleka armados, sobre todo musulmanes. Tras entrar en el vecino Chad en enero, el grupo se entregó a las autoridades chadianas, que detuvieron, desarmaron y llevaron a sus integrantes a Yamena, la capital de Chad, para trasladarlos después a Korotoro, a 600 kilómetros al norte, donde los recluyeron. En marzo de 2014, las autoridades chadianas dijeron a la delegación de Amnistía Internacional que se estaban investigando sus casos, pero no estaba claro de qué se les acusaba ni si había algún cargo contra ellos.
Amnistía Internacional desempeñó un papel clave al exponer su caso ante las autoridades chadianas y cuestionar la legalidad de su detención. Los esfuerzos fueron recompensados y ayudaron a conseguir la liberación de los menores.