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Etiopía: Las autoridades deben investigar la masacre de residentes de la etnia amhara en Tole

Balas usadas en la región de Amhara // AP Photo, File

Las autoridades etíopes deben iniciar urgentemente una investigación imparcial de la ejecución sumaria de más de 400 residentes de la etnia amhara en Tole Kebele, en la región de Oromia, el 18 de junio, manifestó hoy Amnistía Internacional.

Cientos de personas murieron y decenas resultaron heridas en un ataque que, según sobrevivientes y familiares de las víctimas, fue perpetrado por el Ejército de Liberación Oromo (ELO).

La organización entrevistó a 10 personas, entre ellas cinco testigos presenciales, así como supervivientes, familiares de víctimas y un funcionario local. Las personas entrevistadas coincidían en sus relatos de ejecuciones sumarias, incendios de viviendas y saqueos. El análisis de imágenes por satélite realizado por el Evidence Lab del Programa de Respuesta a las Crisis de la organización también corrobora las afirmaciones de que el 18 de junio se produjeron incendios en las aldeas de Tole Kebele.

“Los horrendos homicidios en Tole, presuntamente a manos del Ejército de Liberación Oromo, revelan el absoluto desprecio de sus responsables por la vida humana. Esta masacre despiadada, en la que también perdieron la vida mujeres y niños y niñas, debe someterse a una investigación independiente y efectiva”, manifestó Deprose Muchena, director de Amnistía Internacional para África Oriental y Austral.

“Las autoridades etíopes no deben dejar ninguna piedra sin remover para garantizar que los autores de estos asesinatos rinden cuentas ante la justicia en juicios justos.”

“Llegaron de repente y nos atacaron”

El ataque comenzó alrededor de las nueve de la mañana del 18 de junio, después de que muchos adultos de la zona hubieran abandonado el hogar para acudir a su trabajo en fincas u ocuparse de otros asuntos, según nueve testigos que contaron a Amnistía que estaban en Tole o en sus alrededores cuando se desató el ataque. Los testigos dijeron que las fuerzas del Ejército de Liberación Oromo rodearon los pueblos de la localidad, y que luego sonó un disparo que marcó el inicio del ataque. En su mayoría, las personas que se habían quedado en los pueblos eran madres e hijos e hijas que no pudieron huir de los atacantes.

Todos los testigos entrevistados por Amnistía Internacional dijeron que habían perdido a varios familiares en la masacre, en su mayoría mujeres, niños y niñas.

Jamila*, que sobrevivió al ataque tras soportar heridas de bala, relató a Amnistía Internacional: “Eran hacia las nueve de la mañana. Estaba labrando en la finca cuando llegaron de repente y nos atacaron. A mí me alcanzaron con varios disparos, y a mi marido lo asesinaron. Estuve tumbada entre seis cadáveres hasta que me rescataron. A mi esposo lo asesinaron con un machete. A los otros, con machete y balas”.

Hussein*, familiar de víctimas del ataque de 64 años de edad, contó a Amnistía Internacional que había perdido a 22 hijos e hijas y nietos y nietas. Dijo que cuando empezaron los disparos huyó para ponerse a salvo, y que las mujeres y los niños y niñas se quedaron en casa porque se suponía que no les harían nada. Dijo: “En un sitio mataron a 42 personas. Entre ellas sólo había un hombre. El resto eran mujeres, niños y niñas. Encontramos sus cadáveres apilados juntos. Había bebés recién nacidos. De esas 42 personas, 22 eran hijos y nietos míos. Una de mis hijas murió con sus cinco hijos, la otra con cuatro, la otra con cinco, la otra con dos hijos —una hija recién casada y un niño—”.

Jemal*, funcionario de la administración local, perdió a sus tres hijos y su esposa, que estaba embarazada de siete meses. Dijo: “Mientras los buscaba en la calle y entre los arbustos encontré 28 cadáveres, además del de mi esposa y mis hijos. Estaban en el recinto de la Mezquita de Silsaw”.

A continuación, añadió: “En el barrio de Chekorsa al menos 104 personas perdieron la vida. De ellas sólo cinco eran varones adultos. El resto eran mujeres, niños y niñas. En el barrio de Silsaw murieron 112 personas. Muchas de las víctimas eran menores, incluso recién nacidos y niños y niñas pequeños”. Dijo que los cadáveres estaban acribillados de balazos.

Abdi*, residente que estaban en su finca cuando se produjo el ataque, dijo: “Mi finca está un poco lejos y no pude regresar a casa, ya que los atacantes bloquearon la carretera del pueblo. Lo vi desde una colina cercana. En nuestro pueblo el ataque comenzó hacia las ocho y media de la mañana y continuó hasta las tres de la tarde En otros pueblos se quedaron hasta las cuatro o las cinco”.

Según testigos presenciales, algunos de los residentes que se encontraban en los pueblos estaban armados, pero no pudieron defenderse por la superioridad numérica de los combatientes del ELO. La mayoría de las personas que perdieron la vida eran mujeres, niños y niñas desarmados.

Los testigos dijeron que sabían que los atacantes eran combatientes del OLA por su característico pelo largo trenzado, su camuflaje militar y porque hablaban la lengua oromiffa. También dijeron que el ELO operaba en la zona desde hacía al menos cuatro años.

Un funcionario de la administración local entrevistado por Amnistía Internacional dijo que en el ataque habían muerto al menos 450 personas.

“Prendieron fuego a la casa de mi vecino.”

Además del homicidio masivo de residentes amhara, los combatientes del ELO también incendiaron viviendas y las saquearon, llevándose ganado, dinero en efectivo y cereales.

Dawud* contó que había visto a las fuerzas del ELO atacar a su vecino: “Prendieron fuego a la casa de mi vecino [Shambel Mohammed] con la familia, incluidos sus hijos y sus nietos, y otras personas (12, en total) dentro. Una de ellas estaba embarazada de siete meses y estaba allí con sus dos hijos. Los enterraron en el recinto, ya que estaban completamente carbonizados”.

Otro testigo, Abdi*, dijo que los atacantes se habían llevado cuatro bueyes y unos 70,000 birrs etíopes en efectivo (aproximadamente 1.000 dólares estadounidenses) de su casa.

“Éste no es el primer ataque contra residentes de la etnia amhara en la región de Oromia. El gobierno etíope debe proteger a la etnia amhara de Oromia frente a los homicidios ilegítimos y otros abusos contra los derechos humanos”, manifestó Deprose Muchena.

Las autoridades no respondieron

Según un funcionario local entrevistado por Amnistía Internacional, el ataque se comunicó inmediatamente a los funcionarios del distrito y de la zona, que dijeron que no podían responder porque la carretera estaba cortada.

Las fuerzas gubernamentales no intervinieron durante las cinco horas en las que los autores mataron a residentes y quemaron y saquearon casas en Tole, según nueve testigos. La localidad de Gimbi, donde se encuentra la administración local del distrito, está a sólo 49 kilómetros de Tole por carretera.

Los residentes dijeron que las fuerzas gubernamentales llegaron horas después de que los combatientes del ELO se hubieran marchado; las personas sobrevivientes ya estaban recogiendo los cadáveres de sus familiares.

“La cultura de impunidad generalizada en Etiopía impulsa los ciclos de violencia. “Las autoridades deben ordenar urgentemente una investigación creíble e independiente de todas las atrocidades cometidas en el país y facilitar el acceso de la Comisión Internacional de Expertos en Derechos Humanos creada por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU”, declaró Deprose Muchena.

Información complementaria

El grupo armado Ejército de Liberación Oromo (ELO) se escindió del Frente de Liberación Oromo (OLF, por sus siglas en inglés) después de que éste se introdujese en la política en 2018. Las autoridades gubernamentales llaman OLF Shane al ELO. Desde 2018 se producen confrontaciones armadas frecuentes entre las fuerzas del ELO y las fuerzas gubernamentales en el occidente y el sur de Oromia.

Amnistía Internacional ya había documentado ataques anteriores contra la etnia amhara presuntamente efectuados por las fuerzas del ELO. No obstante, los representantes del ELO han rechazado reiteradamente las acusaciones de que sus fuerzas hayan cometido abusos contra los derechos humanos, incluido el ataque en Tole, del que han culpado a las fuerzas gubernamentales.

*Nombres cambiados para proteger la identidad.

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