Amnistía Internacional ha condenado enérgicamente hoy (3 de enero de 2008) el número cada vez mayor de homicidios por motivación política de civiles a manos de grupos de jóvenes armados en diferentes partes de Kenia de los últimos días, y ha expresado especial preocupación ante el creciente sesgo étnico de la violencia. La organización ha pedido al gobierno keniano y a los líderes de los partidos políticos del país que adopten todas las medidas posibles para garantizar que se pone fin inmediatamente a la violencia y que se comprometan públicamente a respetar y proteger los derechos humanos de todos los ciudadanos. "Los dirigentes políticos no deben aprobar ni explícita ni implícitamente la violencia contra supuestos partidarios de sus rivales", ha declarado Erwin van der Borght, director del Programa de África de Amnistía Internacional. A Amnistía Internacional le preocupan asimismo los continuos informes sobre homicidios cometidos por la policía. Según las fuentes, una persona ha muerto hoy por disparos durante las refriegas entre policías y manifestantes en Mombassa. El 31 de diciembre la organización criticó los homicidios de manifestantes antigubernamentales derivados del uso excesivo de la fuerza por la policía. Según los informes, hasta la fecha más de 300 personas han muerto como consecuencia de la violencia desencadenada por el polémico resultado de las elecciones, entre ellas más de 30 personas –en su mayoría mujeres y niños que huían de los jóvenes armados– que murieron quemadas deliberadamente tras buscar refugio en una iglesia de la localidad de Eldoret, en el valle del Rift, el 1 de enero. El personal médico del Hospital de Mujeres de Nairobi ha informado también del gran aumento del número de violaciones de mujeres y niñas cometidas por bandas y personas en el marco de la violencia postelectoral. Algunos de los actos de violencia más recientes cometidos en algunas zonas con antecedentes de conflicto étnico parecen haber sido perpetrados por turbas antigubernamentales contra miembros del grupo étnico kikuyu, al que pertenece el presidente Kibaki, aparentemente como represalia por el presunto fraude electoral. Más de 75.000 personas se han convertido en desplazadas internas como consecuencia de la violencia. "El gobierno keniano debe gestionar con rapideze la ayuda humanitaria para los desplazados internos y proporcionar toda la seguridad necesaria a los trabajadores de las organizaciones de ayuda humanitaria", ha afirmado van der Borght. Bandas de jóvenes violentos, algunos de ellos armados con machetes, palos y piedras, han levantado bloqueos de carretera en todo el país. El gobierno keniano ha evacuado a algunas de las personas desplazadas internas con escolta militar o en aviones a lugares más seguros, como desde Eldoret a Nairobi y a otras partes de Kenia. Los informes indican que miles de personas huyen a los países vecinos, sobre todo a Uganda. Información complementaria El 27 de diciembre se celebraron en Kenia elecciones presidenciales y parlamentarias. El 30 de diciembre, la Comisión Electoral de Kenia anunció la victoria del presidente Mwai Kibaki en las elecciones presidenciales, frente al candidato de la oposición, Raila Odinga. El Movimiento Democrático Naranja de Odinga obtuvo una gran mayoría de los escaños del Parlamento frente al Partido de la Unidad Nacional de Kibaki y otros partidos, no obstante lo cual cuestiona la anunciada derrota en las elecciones presidenciales. Mwai Kibaki tomó posesión inmediatamente como nuevo presidente del país el 30 de diciembre. Los observadores electorales han cuestionado la credibilidad del recuento de los votos de las elecciones presidenciales, sobre el cual incluso el presidente de la Comisión Electoral de Kenia ha expresado últimamente dudas. Con el aumento de la tensión política, el gobierno prohibió a los medios de comunicación de Kenia las emisiones en directo sobre los resultados electorales, aunque en la práctica los medios hacen caso omiso de esta prohibición. El gobierno ha desplegado fuerzas de seguridad en muchas zonas del país. La policía y las tropas han comenzado a proteger a las personas de las turbas violentas en algunas zonas y en otras han dispersado a manifestantes violentos. Por otra parte, el gobierno prohibió una importante manifestación del Movimiento Democrático Naranja prevista para el 3 de enero en Nairobi y en otras localidades, impidiendo a los manifestantes que se congregasen mediante el uso de gas lacrimógeno y cañones de agua. Los esfuerzos diplomáticos en el ámbito internacional y regional, incluidos los de la Unión Africana y los del arzobispo sudafricano Desmond Tutu, así como las iniciativas de las ONG kenianas, buscan una solución al callejón sin salida político y contener la violencia.
Amnistía Internacional condena los homicidios en la oleada de violencia tras las elecciones
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