En respuesta al atentado perpetrado el 22 de marzo por un grupo armado contra la sala de conciertos Crocus City Hall (en las afueras de Moscú), que se saldó con al menos 137 víctimas mortales y centenares de personas heridas, Marie Struthers, directora de Amnistía Internacional para Europa Oriental y Asia Central, ha declarado:
“Presentamos nuestro más sentido pésame a las víctimas de este atroz atentado y a sus seres queridos. Merecen justicia. Para lograrla, tanto las personas que dieron las órdenes como los autores materiales de los hechos deben rendir cuentas plenamente, y es preciso esclarecer toda la verdad sobre lo ocurrido en la sala y sobre los hechos previos que condujeron a ello. Mientras siguen saliendo a la luz espeluznantes detalles sobre estos homicidios masivos, las autoridades y los medios de comunicación rusos proporcionan imágenes profundamente perturbadoras —y en apariencia creíbles— de torturas a sospechosos”.
“Lejos de promover la rendición de cuentas en favor de las víctimas, la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes sólo sirven para empañar y socavar el camino de la verdad y la justicia.”
“Lejos de promover la rendición de cuentas en favor de las víctimas, la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes sólo sirven para empañar y socavar el camino de la verdad y la justicia. El derecho a no sufrir tortura ni otros malos tratos es absoluto y no admite excepciones. Si se inflige tortura y otros malos tratos se está cometiendo un delito, que debe ser abordado como tal. Las víctimas no recibirán justicia hasta que las personas responsables de esta atrocidad rindan cuentas en juicios justos, acordes a las normas internacionales”.
Información complementaria
El 22 de marzo, varios hombres armados vestidos con uniformes de combate abrieron fuego contra las personas presentes en el interior de la sala de conciertos Crocus City Hall —situada en un barrio de las afueras de Moscú—y posteriormente prendieron fuego al lugar. El atentado se saldó con al menos 137 víctimas mortales y 180 personas heridas. El grupo armado ISIS reivindicó la autoría del atentado y difundió un espantoso vídeo tomado con la cámara corporal de uno de los atacantes, en el que se ve cómo disparan contra la multitud con fusiles automáticos y degüellan a una de las personas asistentes al concierto.
El 23 de marzo, un tribunal de Moscú ordenó prisión preventiva para cuatro personas detenidas el mismo día como sospechosas de “acto de terrorismo” (artículo 205.3.b). De ser declaradas culpables, podrían ser condenadas incluso a cadena perpetua.
Uno de los sospechosos compareció ante el tribunal en silla de ruedas tras haber sufrido lesiones graves. Otro presentaba un vendaje en el lado derecho de la cabeza; imágenes anteriores sugerían que sus captores le habían cortado la oreja durante los interrogatorios. Un tercer detenido compareció ante el tribunal con los bordes de una bolsa de plástico pegados al cuello, lo que apunta al empleo de una técnica de asfixia que —según informes— utilizan las fuerzas del orden rusas. Todos los acusados presentaban hematomas en los ojos y otras lesiones. Otras imágenes permitían deducir que los captores habían aplicado descargas eléctricas a uno de los detenidos.