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Irak: Es preciso poner freno a las fuerzas de seguridad para evitar un baño de sangre

© REUTERS/Ahmed Jadallah

Las autoridades iraquíes deben poner freno de inmediato a las fuerzas de seguridad tras la muerte de al menos seis manifestantes hoy en el centro de Bagdad en una operación policial para disolver las manifestaciones en varios puentes y calles cerca de la plaza Tahrir, ha dicho Amnistía Internacional tras hablar por teléfono con varios testigos.

Además, en la capital ha habido decenas de manifestantes heridos, y los medios de comunicación informaron de hasta 12 muertes también en Basora en los últimos días.

“Bagdad y Basora han vivido más días sangrientos en los que se ha empleado fuerza excesiva contra los manifestantes. Las autoridades iraquíes deben ordenar que cese de inmediato este uso temerario e ilícito de medios letales”, ha dicho Heba Morayef, directora de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África.

En poco más de un mes ya hay al menos 264 manifestantes muertos en todo el país. Esto se está convirtiendo en un baño de sangre, y todas las promesas de reforma o investigación del gobierno suenan a falso mientras las fuerzas de seguridad siguen disparando y matando manifestantes.

El gobierno de Irak tiene el deber de proteger el derecho de su población a la vida, así como a reunirse y a expresar su opinión. Este baño de sangre debe parar ya, y sus responsables deben ser puestos en manos de la justicia.

Miembros del personal sanitario que presenciaron la actuación de la policía en Bagdad dijeron a Amnistía Internacional que cuatro manifestantes murieron a consecuencia de disparos con fuego real, y otros dos al ser alcanzados en la cabeza por granadas de gas lacrimógeno. En un vídeo que parece grabado durante los incidentes se ve un hombre que yace sin vida en la parte posterior de un vehículo con una granada de gas en el cráneo.

Amnistía Internacional ha documentado al menos otros nueve casos de muertes de manifestantes por granadas de humo y de gas lacrimógeno de uso militar en Bagdad desde el 25 de octubre, y ha pedido que estos artefactos se dejen de usar de inmediato para el control de multitudes dada su gran letalidad.

Uno de los miembros del personal sanitario dijo a Amnistía Internacional que había presenciado cómo las fuerzas de seguridad cargaban contra los manifestantes con gas lacrimógeno en la calle Al-Raseed. Afirmó que en la refriega se incendiaron las tiendas del personal médico y se destruyó equipo médico valorado en miles de dólares.

Otro describió una pérdida similar de material médico en el avance las fuerzas de seguridad sobre los manifestantes en el puente Al-Sinak. Afirmó que las fuerzas de seguridad arremetieron sobre la tienda, donde estaban recibiendo tratamiento manifestantes heridos, y después arrojaron por el suelo botes de gas lacrimógeno, incendiándola. El personal sanitario tuvo que salir huyendo llevándose a los heridos y dejando atrás su material. En el ataque quedó destrozado un vehículo tipo tuk-tuk que se utilizaba para trasladar a manifestantes heridos a las ambulancias y que estaba claramente señalizado para ese uso.

El sábado se restauró brevemente el acceso a Internet durante unas horas, pero según la ONG Netblocks y muchos informes de activistas sobre el terreno, volvió a interrumpirse en casi todo Irak a partir de las 17:15 hora local.

Información complementaria sobre las protestas en Irak

El 1 de octubre de 2019 comenzaron en Irak dos semanas de protestas por el desempleo, la corrupción y la mala calidad de los servicios públicos. Las protestas se reanudaron la noche del 24 de octubre en Bagdad y otras provincias de Irak, como Karbala, Basora, Babilonia y Diwaniya. En esta última oleada de protestas, Amnistía Internacional documentó el uso excesivo —y en decenas de casos letal— de la fuerza por las fuerzas de seguridad para dispersar a los manifestantes, que incluyó el uso de gas lacrimógeno fuego real y francotiradores. La organización ha documentado también unaincesante campaña de intimidación y agresión de activistas en Bagdad, incluso con desapariciones forzadas. Amnistía Internacional sigue recibiendo informes de uso excesivo de la fuerza para dispersar manifestantes y de nuevos casos de arresto e intimidación de manifestantes.

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