El análisis especializado de nuevas imágenes por satélite de la República Centroafricana obtenidas por Amnistía Internacional revela las terribles consecuencias de los abusos contra los derechos humanos cometidos recientemente por grupos armados y fuerzas de seguridad en medio del aumento de la violencia.
Las imágenes, algunas tomadas desde principios de noviembre, muestran 485 casas incendiadas en Bouca, así como una concentración de personas internamente desplazadas en las proximidades de la localidad de Bossangoa tratando de huir de la violencia que sigue azotando la zona.
“Estas nuevas imágenes permiten vislumbrar la destrucción física de hogares y de la vida ciudadana visible desde el espacio, pero la verdadera envergadura del impacto humano de la crisis no puede capturarse por satélite”, declaró Aster van Kregten, directora adjunta del Programa Regional de Amnistía Internacional para África.
“Las autoridades del país y la comunidad internacional deben actuar con la máxima urgencia para poner freno a los grupos armados que se han hecho con el control de la República Centroafricana y que son responsables de los abusos generalizados cometidos contra los derechos humanos, posiblemente constitutivos de crímenes de lesa humanidad.”
El 9 de septiembre de 2013, civiles armados conocidos localmente como Anti Balaka atacaron un barrio musulmán de la localidad de Bouca, situada 98 km al este de Bossangoa. Mataron al menos a tres personas y prendieron fuego a viviendas pertenecientes a musulmanes.
El mismo día, miembros de Seleka –la coalición de grupos armados que se hizo con el poder en marzo tras lanzar una ofensiva contra el ex presidente François Bozizé el pasado mes de diciembre– perpetraron ataques de represalia contra miembros de la comunidad cristiana. Mataron al menos a 10 personas e incendiaron casas pertenecientes a cristianos. Más tarde ese mismo día, un trabajador cristiano de ayuda humanitaria empleado por el gobierno fue acusado de participar en los ataques y ejecutado sumariamente por un mando de Seleka.
La comparación entre imágenes de satélite de Bouca captadas el 27 de abril de 2012 e imágenes tomadas el 2 de noviembre de 2013 revela perjuicios considerables causados por incendios en las partes central y oriental de la localidad, que afectan a unas 485 casas, lo que deja una amplia zona muy dañada.
La inseguridad está propiciando aún más los desplazamientos, exacerbados desde que se agudizó el conflicto en diciembre de 2012. Varios cientos de miles de civiles han quedado internamente desplazados, mientras que más de 60.000 centroafricanos han huido a países vecinos.
Según fuentes humanitarias presentes en la República Centroafricana, se han concentrado en Bossangoa más de 30.000 desplazados internos a consecuencia de los combates que se desataron en septiembre de este año. Las imágenes de esta zona captadas por satélite el 23 de octubre muestran la aparición de estructuras con forma de tiendas de campaña y de personas que se refugian al aire libre. Debido a la preocupación por la seguridad de estos desplazados internos, Amnistía Internacional no va a publicar las imágenes por el momento.
Las nuevas imágenes de satélite corroboran los resultados de un informe publicado la semana pasada por la organización, Central African Republic: Human rights crisis spiralling out of control, que destaca la escala sin precedentes de las violaciones de derechos humanos cometidas en todo el país por Seleka.
Desde diciembre de 2012 se ha matado deliberadamente a cientos de civiles y se ha sometido a miles a tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes, incluidas violación y otras formas de violencia sexual. Algunos de los abusos parecen ir dirigidos contra grupos religiosos; miembros de Seleka, en su mayoría musulmanes, atacan iglesias y a personas que, según creen, son cristianas. Al mismo tiempo, milicias cristianas de diversas partes del país atacan a musulmanes.
La organización ha pedido a las autoridades de la República Centroafricana que condenen públicamente y sin ambages todas las violaciones de derechos humanos cometidas por todas las fuerzas de seguridad y grupos armados, que hagan comparecer a los autores ante la justicia y que proporcionen reparaciones a las víctimas. La Unión Africana y la ONU también deben esforzarse más para asegurarse de que se adoptan medidas coordinadas y efectivas destinadas a proteger a la población civil y a restablecer la ley y el orden en el país, con vistas a poner fin a esta devastadora crisis humanitaria y de derechos humanos.
“Durante demasiado tiempo han dejado que la violencia aumentase y ahora ya está fuera de control. Tienen que tomarse muchas más medidas para garantizar la protección efectiva de la población civil de la República Centroafricana”, afirmó Aster van Kregten.