La decisión del gobierno chadiano de cerrar la extensa frontera meridional del país tendrá un desastroso impacto para los hombres, mujeres y niños que huyen de la creciente violencia de motivación étnica que afecta desde hace meses a República Centroafricana, ha declarado hoy Amnistía Internacional. Ayer se supo que el 11 de mayo, el presidente de Chad, Idriss Déby Itno, anunció el cierre durante una visita a la frontera entre los dos países. El presidente declaró que la frontera se “cerraría herméticamente” para todos salvo para los ciudadanos chadianos que retornasen a su país y sus pertenencias “hasta que se resuelva la crisis en República Centroafricana”. “El presidente Déby ha cerrado la puerta en la cara a los refugiados que llegan desde República Centroafricana, condenándolos a seguir sufriendo. El presidente debe anular esta decisión y la comunidad internacional debe hacer más para ayudar a las decenas de miles de refugiados de República Centroafricana que han huido a Chad”, declaró Christian Mukosa, investigador de Amnistía Internacional sobre África Central. “Más de 360.000 personas han huido ya de República Centroafricana a los países vecinos; muchos lo hicieron a partir de diciembre de 2013, cuando la crisis actual se agravó convirtiéndose en un ciclo de crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad, incluida la limpieza étnica. El cierre de la frontera con Chad bloqueará una vía crucial para los civiles que buscan refugio en Chad.
“Los civiles procedentes de República Centroafricana no deben ser devueltos en la frontera, donde correrán un mayor riesgo de ser atacados o perder la vida.”Amnistía Internacional ha señalado que la decisión de las autoridades de Chad podría sentar las bases para que se cometan abusos en la frontera que podrían afectar tanto a chadianos como a ciudadanos extranjeros. Dado que muchas de las personas que huyen del conflicto de República Centroafricana carecen de documentación, será difícil determinar su nacionalidad. La frontera entre ambos países tiene alrededor de mil kilómetros de longitud. Decenas de miles de civiles de República Centroafricana —y de ex combatientes— ya han entrado en Chad y muchos viven en condiciones terribles en campos formales de refugiados, así como en asentamientos informales. Los últimos datos del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) indican que siguen llegando refugiados procedentes de República Centroafricana a la frontera con Chad. Algunos han caminado casi dos meses para llegar hasta allí. Además de mostrar signos de agotamiento en general, el ACNUR ha documentado 28 casos de malnutrición, tres de heridas de bala que necesitaban cirugía especializada, así como casos de disentería y sarna entre los recién llegados. En marzo de 2014, Amnistía Internacional visitó algunos de los campos de refugiados situados en la parte chadiana de la frontera. Dadas la escasez de ayuda y la inseguridad general imperantes, la organización advirtió de que quienes huyen de República Centroafricana podrían sufrir una segunda crisis humanitaria en Chad. En una visita realizada a Chad la semana pasada, la secretaria general adjunta de la ONU de Asuntos Humanitarios y coordinadora del Socorro de Emergencia, Valerie Amos, pidió que se adoptaran más medidas para ayudar a los refugiados procedentes de República Centroafricana y de otros países que han buscado refugio dentro de las fronteras de Chad. Chad es Estado Parte en la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su Protocolo Facultativo de 1967. En abril de 2014, Chad retiró a su contingente de 850 soldados de la fuerza de paz dirigida por la Unión Africana en República Centroafricana, después de que se formularan acusaciones creíbles contra ellos de usar la fuerza indiscriminada contra la población civil.