El 26 de junio, el Tribunal de Seguridad del Estado (estado de excepción) de Egipto condenó al manifestante Mahmoud Hussein a tres años de prisión por vestir una camiseta con un lema contra la tortura. Mahmoud Hussein fue detenido después de la sesión judicial y puesto bajo custodia para cumplir el resto de su condena tras haber pasado ya dos años y 10 meses en prisión preventiva. Ante esta noticia, Sara Hashash, directora regional adjunta de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África, ha declarado:
“La declaración de culpabilidad de Mahmoud Hussein es una parodia de la justicia que ilustra la manera en que el sistema de justicia penal de Egipto se está utilizando como herramienta para castigar la disidencia e intimidar a activistas pacíficos para que guarden silencio”.
“Es ridículo que se le haya impuesto una pena de tres años de prisión simplemente por ejercer su derecho a la libertad de expresión vistiendo una camiseta con un lema contra la tortura.Y resulta sombríamente irónico que la condena se haya dictado el 26 de junio, Día Internacional en Apoyo de las Víctimas de la Tortura.
“Los procedimientos ante el Tribunal de Seguridad del Estado (estado de excepción) son intrínsecamente injustos, entre otras cosas porque sus sentencias no pueden ser recurridas, sólo están sujetas a la ratificación del presidente. Las autoridades egipcias deben poner fin a esta farsa anulando el fallo condenatorio de Mahmoud Hussein y poniéndolo en libertad de inmediato y sin condiciones.”
“Mahmoud Hussein jamás debería haber sido arrestado, pero aún así fue detenido injustamente en dos ocasiones: primero en 2014 y luego en agosto de 2023, y pasó un total de 34 meses recluido arbitrariamente en condiciones precarias, lo que tuvo graves consecuencias en su salud tanto mental como física. En lugar de enviarlo de vuelta a prisión, las autoridades egipcias deben investigar sus denuncias de tortura y otros malos tratos y proporcionarle acceso a una reparación por el daño sufrido durante su injusta reclusión.”
Información complementaria
El 25 de enero de 2014, las autoridades egipcias detuvieron a Mahmoud Hussein tras las protestas pacíficas celebradas para conmemorar el tercer aniversario de la Revolución de enero de 2011. Lo detuvieron por vestir una camiseta con el lema “Una nación sin tortura” y un pañuelo con el logo de la “Revolución del 25 de enero”. Mahmoud Hussein pasó dos años detenido arbitrariamente en espera de juicio antes de ser puesto en libertad bajo fianza en 2016, tras una campaña global que pedía su liberación. Sin embargo, en 2018 fue declarado culpable y condenado a cadena perpetua in absentia.
Mientras estuvo detenido, fue sometido por funcionarios de la Agencia de Seguridad Nacional a tortura y otros malos tratos, incluidas palizas y descargas eléctricas en manos, espalda y testículos, para obligarlo a firmar una “confesión”.
Fue detenido de nuevo en agosto de 2023 y sometido a desaparición forzada durante cinco días. Permaneció recluido en prisión preventiva en espera de ser juzgado de nuevo por cargos falsos de pertenencia a un “grupo terrorista” derivados de su activismo pacífico, hasta que un juez ordenó su liberación el 23 de abril de 2024. Las autoridades no pusieron a Mahmoud en libertad hasta el 26 de mayo de 2024, lo que significa que lo mantuvieron recluido otros 33 días.
Mahmoud Hussein es una de las miles de personas que siguen siendo detenidas arbitrariamente en Egipto únicamente por ejercer sus derechos humanos, sin fundamento jurídico o tras procedimientos que violan el derecho a un juicio justo.