Con motivo del Día Mundial de los Refugiados, miembros de la Alianza por los Derechos Humanos en Afganistán se unen para rendir homenaje a las personas refugiadas en todo el planeta. Rendimos homenaje a su fortaleza y valentía tras haberse visto obligadas a huir de sus países de origen para escapar de conflictos y persecución. Reconocemos las profundas penalidades que han soportado y reafirmamos nuestro compromiso de hacer oír sus voces y defender sus derechos. La Alianza por los Derechos Humanos recuerda a la comunidad internacional su obligación de hacer efectivo y proteger el derecho a solicitar asilo, el derecho a la vida y otros derechos humanos fundamentales de las personas refugiadas afganas en virtud del régimen internacional de derechos humanos.
La crisis de refugiados de Afganistán es una de las situaciones de refugio más prolongadas del mundo. En la actualidad, más de 6 millones de personas afganas han sido expulsadas de sus hogares o de su país por el conflicto, la violencia y la pobreza. De ellas, 3,5 millones están desplazadas en el interior de Afganistán, y 2.6 millones viven en otros países. Estas cifras se han visto agravadas por la toma del poder por los talibanes en agosto de 2021 y la grave crisis humanitaria a la que Afganistán se enfrenta hoy en día. Las consecuencias de la situación han sido especialmente devastadoras para mujeres, niñas y niños, que representan el 80% de las nuevas personas desplazadas de Afganistán, pues se enfrentan a mayores riesgos de protección, como separación familiar, estrés psicológico y trauma, explotación y violencia de género.
Los derechos de las personas refugiadas son derechos humanos fundamentales. La Convención sobre los Refugiados de 1951 y su Protocolo de 1967 protegen los derechos de las personas refugiadas. Esto incluye el derecho a no ser expulsado salvo en determinadas condiciones estrictamente definidas; el derecho a no ser sancionado por entrar ilegalmente en un Estado; el derecho a trabajo, vivienda, educación, asistencia humanitaria, ayuda humanitaria pública, libertad de religión, acceso al sistema de justicia, libertad de circulación dentro del territorio, y a recibir documentos de identidad y de viaje.
Lamentablemente, muchas personas refugiadas afganas, por ejemplo en Irán, Pakistán, Uzbekistán, Tayikistán, Malasia y Turquía, no disfrutan de los derechos que les reconoce el derecho internacional. Siguen haciendo frente a brutalidad, violencia, malos tratos y expulsiones sumarias. Sufren discriminación y tienen dificultades para acceder a servicios básicos, educación, trabajo, documentos de identidad y de viaje. En los peores casos, pueden ser objeto de detenciones arbitrarias, sanciones y deportación forzada.
Sentimos consternación ante el aumento del número de incidentes de violencia y violaciones graves de derechos humanos que sufren personas refugiadas afganas. Ante abusos tan atroces, mucho gobiernos ignoran los grandes sufrimientos de unas personas que necesitan protección internacional, especialmente las mujeres y los niños y niñas.
Los Estados deben cumplir sus compromisos y respetar los derechos humanos fundamentales, incluido el derecho a la vida y el derecho a solicitar asilo. Instamos a los Estados a:
Manifestamos nuestra solidaridad con las personas afganas, tanto en el país como en el exilio.