Amnistía Internacional ha condenado los asesinatos del parlamentario libanés Walid Eido y otras nueve personas en un atentado con coche bomba cometido el 13 de junio de 2007 en la zona beirutí de Al Manara. Walid Eido fue asesinado junto con su hijo mayor y dos guardaespaldas que lo acompañaban. También perdieron la vida en el atentado otras seis personas que estaban en las inmediaciones cuando el vehículo explotó, y según los informes recibidos hubo al menos 11 heridos.
Amnistía Internacional condena los ataques deliberados contra civiles y pide que estos atentados se investiguen a fondo y sin demora, y que se lleve a los responsables ante la justicia de conformidad con las normas internacionales.
El atentado que mató a Walid Eido es el último de una sucesión de ataques contra políticos y periodistas libaneses considerados firmes detractores del gobierno sirio. También sucede a una oleada de atentados con bomba perpetrados en las últimas semanas en Beirut y sus alrededores, aparentemente dirigidos a causar inestabilidad política y en los cuales varios civiles han resultado muertos o heridos. Las autoridades libanesas han atribuido la autoría de estos ataques al gobierno sirio y sus servicios de inteligencia, pero apenas hay indicios todavía que sustenten esta afirmación. Por su parte, el gobierno sirio ha negado toda participación en el atentado que acabó con la vida de Walid Eido y los demás. Al menos 12 personas han muerto y varias decenas más han resultado heridas como consecuencia de las explosiones registradas en Beirut desde el 20 de mayo de 2007.
Como parlamentario en representación del Movimiento por el Futuro presidido por Saad al-Hariri, Walid Eido, de 65 años, era un firme detractor del gobierno sirio. Estuvo entre quienes encabezaban las manifestaciones generalizadas que se celebraron en Líbano tras el magnicidio del ex primer ministro Rafiq al-Hariri, perpetrado el 14 de febrero de 2005, también con un coche bomba. La explosión mató a 22 personas además de acabar con la vida del primer ministro, y dio lugar a protestas masivas que desembocaron en la retirada de las fuerzas armadas sirias en abril de 2005, que habían ejercido una gran influencia en Líbano en los últimos 30 años. También dio lugar a la apertura de una investigación internacional auspiciada por la ONU, la detención de varios altos cargos de los servicios de seguridad libaneses y al establecimiento de un tribunal penal de composición mixta libanesa-internacional para enjuiciar a los acusados en relación con el asesinato de Rafik al-Hariri y otros atentados semejantes. Este tribunal de composición mixta ya se ha constituido en cumplimiento de una resolución adoptada el 30 de mayo de 2007 por el Consejo de Seguridad de la ONU. Según la información recibida, el primer ministro libanés, Fouad Siniora, ha solicitado que la investigación de la ONU sobre el magnicidio de Rafik al-Hariri se haga extensiva al asesinato de Walid Eido.
El magnicidio de Walid Eido llega en un momento de tensión acumulada en Líbano. Además de los sucesivos atentados con bombas en Beirut y sus alrededores, desde el 20 de mayo el ejército libanés está inmerso en una batalla sin tregua contra miembros de Fatah al Islam, grupo armado islamista, en el campo de Nahr al Bared para refugiados palestinos, próximo a Trípoli. Al menos 130 personas han muerto como consecuencia de los enfrentamientos en Nahr al Bared, entre ellas al menos 27 civiles, y más de 20.000 refugiados palestinos han sido desplazados a la fuerza de este campo y han buscado refugio en Al Beddawi, otro campo de refugiados palestinos cercano a Trípoli, y en otros lugares. Sin embargo, los informes indican que en Nahr al Bared quedan aún varios miles de civiles, cuya vida corre peligro debido a los combates y a la escasez de agua, electricidad y alimentos.
En los meses siguientes al asesinato de Rafik al-Hariri, perpetrado en febrero de 2005, varios políticos y periodistas libaneses –conocidos por sus críticas al gobierno sirio y su oposición a la continuación de toda presencia militar o política siria en Líbano– fueron objeto de atentados y como consecuencia perdieron la vida o resultaron heridos. Entre ellos estaban: Samir Kassir, conocido periodista que perdió la vida en la explosión de un coche bomba en junio de 2005; Gibran Tueni, otro destacado periodista y parlamentario que también murió en la explosión de un vehículo bomba en diciembre de 2005; y Pierre Gemayel, ministro libanés de Industria, asesinado por hombres armados en noviembre de 2006.