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Al menos 75.000 personas refugiadas sirias atrapadas en el desierto jordano

Imagen vía satélite y pantallazo que muestra la distribución de agua en la frontera entre Siria y Jordania. CNES 2016, Distribution AIRBUS DS. Screenshot from video obtained via the Tribal Council of Palmyra.
Imágenes de vídeo y de satélite que muestran cementerios improvisados y túmulos ofrecen una visión poco frecuente de una tierra de nadie en el desierto, entre Jordania y Siria, donde están atrapadas decenas de miles de personas refugiadas que llevan prácticamente dos meses sin recibir ayuda humanitaria, ha declarado Amnistía Internacional. Testimonios recientes recabados por la organización de personas que están en la zona conocida como "la berma" describen un panorama desesperado de sufrimiento humano y ponen de relieve las trágicas consecuencias del fracaso del mundo a la hora de compartir la responsabilidad de la crisis global de refugiados. La próxima semana, los líderes mundiales se reunirán en Nueva York en dos cumbres de alto nivel para hablar de la población refugiada.
La situación en la berma ofrece una dura imagen de las consecuencias del lamentable fracaso del mundo a la hora de compartir la responsabilidad de la crisis global de refugiados
Tirana Hassan, directora del Programa de Respuesta a las Crisis de Amnistía Internacional.
“La situación en la berma ofrece una dura imagen de las consecuencias del lamentable fracaso del mundo a la hora de compartir la responsabilidad de la crisis global de refugiados. El efecto multiplicador de este fracaso ha sido que muchos vecinos de Siria cierren sus fronteras a las personas refugiadas”, afirmó Tirana Hassan, directora del Programa de Respuesta a las Crisis de Amnistía Internacional. “Es un panorama desesperado para las personas que están atrapadas en la berma, se está acabando la comida y abundan las enfermedades. Algunas personas padecen o incluso mueren de enfermedades prevenibles, sólo porque no les permiten entrar en Jordania y las autoridades han bloqueado el acceso a la ayuda humanitaria, el tratamiento médico y una respuesta humanitaria significativa.”

Los países vecinos de Siria, incluida Jordania, que alberga a 650.000 personas refugiadas, han acogido a la inmensa mayoría de quienes huyen del conflicto, lo que ha sobrecargado gravemente sus recursos. Con motivo de las dos cumbres de la semana próxima, Amnistía Internacional ha pedido también a los líderes mundiales que vayan más allá de la retórica y hagan compromisos concretos para acoger su porcentaje justo de refugiados, aliviando la presión que sufren los países que albergan a un gran número de ellos. La organización también pide a Jordania que permita la entrada inmediata de los refugiados y refugiadas que están en la berma.

Hambre, enfermedad y muerte
La ayuda humanitaria a quienes están en la berma, que ya era limitada, cesó por completo cuando las autoridades jordanas cerraron los pasos fronterizos de Rukban y Hadalat después de un ataque mortal el 21 de junio en el que murieron siete guardias de fronteras. Desde entonces, sólo se ha hecho una entrega de ayuda alimentaria a principios de agosto, para las más de 75.000 personas atrapadas allí. Las autoridades jordanas han prohibido a las agencias de ayuda el acceso a la tierra de nadie y estas se ven obligadas a dejar los suministros al otro lado del terraplén de arena (en la berma) con grúas. Abu Mohamed, que lleva cinco meses viviendo en el campo informal de Rukban, dijo que la situación allí se ha deteriorado enormemente desde el ataque del 21 de junio. “La situación humanitaria es muy mala, la situación de los niños en concreto es muy mala. Tenemos agua para beber, pero casi nada de comida o leche [...] es horrible”, dijo. “Ha muerto mucha gente [...] Repartieron sólo arroz y lentejas y un kilo de dátiles secos, pero era para todo el mes, no nos dieron más que eso. Los ánimos de la gente en Rukban están bajo cero.” Las imágenes de vídeo obtenidas por Amnistía Internacional muestran dos cementerios improvisados en Rukban en los que hay decenas de túmulos, muy cerca de las tiendas de los refugiados. La falta de acceso a atención médica adecuada y las terribles condiciones son una combinación letal. Según informes, la falta de higiene, las deficientes condiciones de saneamiento y el acceso limitado a agua limpia han causado un brote de hepatitis, que se cree que es la causa principal de las muertes infantiles en Rukban. Fuentes humanitarias indican que desde junio ha habido al menos 10 muertes por la hepatitis. Según fuentes de Rukban, muchos de los fallecidos son niños que sufrían ictericia, que es consecuencia de la hepatitis. Los trabajadores de ayuda humanitaria también han informado de que desde el 21 de junio ha habido al menos nueve muertes relacionadas con partos. Los informes indican que entre la población refugiada que no tiene acceso a atención médica hay un número significativo de mujeres embarazadas. Es difícil verificar el número total de fallecimientos dada la falta de acceso a la berma. Según fuentes del interior de Rukban, a finales de agosto, un hombre de 20 años murió por complicaciones de la ictericia, siendo lo más probable que fuera como consecuencia de la hepatitis. Al parecer, la muerte se debió a una hemorragia gastrointestinal. Debido a la falta de tratamiento médico, no se pudo hacer nada para salvarle la vida. Otras enfermedades prevalentes que se están propagando en el campo son las infecciones respiratorias, la deshidratación, la leishmaniasis y la diarrea. Las imágenes de satélite obtenidas por Amnistía Internacional muestran que desde octubre de 2015 la densidad de la población cerca de los dos campos informales fronterizos de Rukban y Hadalat ha aumentado de forma significativa. Aunque el número de personas refugiadas en Hadalat disminuyó ligeramente tras la interrupción de la respuesta humanitaria en junio y los ataques aéreos rusos en las proximidades de julio, en general hay un aumento constante del número de refugiados en la berma. En Rukban, el número total de alojamientos aumentó de sólo 368 hace un año a 6.563 a finales de julio de 2016, y recientemente, en septiembre de 2016, a más de 8.295. Esta espectacular afluencia de personas pone de relieve el hecho de que en los últimos meses, miles de personas han seguido huyendo del conflicto en Siria, donde se están cometiendo a diario crímenes de guerra y otras violaciones graves. Las preocupaciones de seguridad aumentan las restricciones Las autoridades jordanas han alegado en reiteradas ocasiones los motivos de seguridad como razón para cerrar la frontera, interrumpiendo las operaciones humanitarias en la berma. El ministro de Estado para Asuntos de Medios de Comunicación de Jordania, Mohammed al Momani, dijo a Amnistía Internacional que la zona situada en torno a la berma se está “convirtiendo en un enclave de Daesh” (controlado por el grupo armado que se autodenomina Estado Islámico). Aunque reconoció que la situación humanitaria en el lugar es difícil y dijo que Jordania está dispuesta a asumir su parte de responsabilidad, también pidió a la ONU y a la comunidad internacional que hicieran su parte por las personas refugiadas que están en la berma. “No hay duda de que la seguridad es importante, pero no se debe proteger a las personas en Jordania a expensas de proporcionar asistencia humanitaria y protección a quienes la necesitan desesperadamente”, declaró Tirana Hassan. Jordania había acogido a las personas refugiadas de Siria a través de sus fronteras y realizado rigurosos procesos de cribado e inscripción antes de permitir su entrada en el país. Las autoridades pueden usar estos procesos de nuevo para abrir sus puertas a las personas refugiadas que huyen del conflicto en Siria, al mismo tiempo que garantizan la seguridad. La ONU está negociando con las autoridades jordanas planes para desplazar los puntos de reparto de ayuda humanitaria unos 2 kilómetros dentro de la tierra de nadie, lejos de la frontera jordana, creando una zona temporal de seguridad para permitir que se reanuden las operaciones humanitarias. “Se reparta la ayuda junto a la berma o a 2 kilómetros no cambia el hecho de que hay decenas de miles de personas que buscan protección internacional a las puertas de Jordania, ni exime a las autoridades de su obligación de ofrecer un lugar seguro a quienes huyen del conflicto y la persecución”, afirmó Tirana Hassan. “Obligar directa o indirectamente a los refugiados a volver a Siria negándoles el acceso e imponiendo unas condiciones de vida intolerables es una violación flagrante de las obligaciones internacionales de Jordania. Las autoridades deben permitir el acceso humanitario sin restricciones a las personas refugiadas atrapadas. Cualquier intento de coaccionarlas o de pedirles que se marchen debe ser rechazado.” Sin embargo, la solución a largo plazo tendrá que ser una solución global. En el ámbito internacional, las plazas de reasentamiento para personas refugiadas procedentes de Siria siguen siendo totalmente insuficientes. Los países de la región continúan sufriendo las consecuencias de la crisis de refugiados, pues hay más de cuatro millones de personas refugiadas en sólo tres países. “Si no hay unos compromisos reales para fomentar el reasentamiento, seguidos de medidas concretas, las cumbres sobre personas refugiadas de la próxima semana servirán de poco más que de gesto simbólico”, concluyó Tirana Hassan. “No ofrecer una solución a largo plazo para las personas refugiadas que están atrapadas en la berma no será solamente un fracaso del mundo allí, sino su fracaso ante los refugiados y refugiadas de todo el mundo.”

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