Eran las palabras que estaba deseando oír. "El proceso de liberación de Moses está en curso", declaró el gobernador nigeriano Emmanuel Uduaghan el año pasado. Fue asombroso oírlas; me había pasado 15 meses trabajando en el caso de este hombre de 23 años, torturado cuando era menor de edad y condenado a muerte. El año pasado, activistas de Amnistía Internacional en todo el mundo se unieron a mí y juntos enviamos más de 500.000 mensajes al gobernador para reclamar justicia. Y él nos había escuchado.
Pero, hoy, Moses continúa en su celda. Su abogado había presentado un recurso, y el gobernador Uduaghan asegura que "la única forma de poder avanzar es que se retire ese recurso". Es una afirmación insostenible: en 2010, el gobernador ejerció su facultad de liberar a otro hombre que había recurrido contra su condena.
Cuando hablé recientemente con Moses, me dijo lo que pensaba sobre retirar su recurso: "Cuando el gobernador hizo ese discurso no me gustó la idea. Ningún hombre condenado a muerte retiraría su recurso de apelación. Si de verdad el gobernador quiere liberarme, puede hacerlo con o sin el recurso".
Sé que el gobernador Uduaghan ha dejado pasar oportunidades de reunirse con el abogado de Moses desde su discurso, y yo he rezado para que Dios ilumine su corazón. "Le pido que tenga piedad de mí y escuche a quienes están protestando por mí en todo el mundo", me dijo Moses.
Moses sabe muy bien lo que los activistas de Amnistía Internacional están haciendo en su favor. Cuando hablé con él, me contó cómo le hacía sentir eso. "Me produce una gran satisfacción saber que tengo el apoyo de tanta gente en tantos países de todo el mundo. Antes había perdido toda la esperanza, pero la cosa cambió cuando llegó Amnistía Internacional. Lo que vi me superó: las tarjetas y mensajes que recibí son tan interesantes. Recuperé la esperanza, y esa esperanza es la que me mueve. Cuando salga de prisión, lo primero que pienso hacer es volver a la escuela y estudiar.
La vida en la cárcel no ha sido fácil. Paso la mayor parte del tiempo leyendo novelas y asistiendo a la escuela de la prisión. También doy clases de catecismo, soy católico. Pero la cárcel es muy mal sitio, un lugar donde nunca encuentras consuelo".
Con mi organización, la Fundación para los Derechos Humanos, el Desarrollo Social y el Medio Ambiente, he trabajado en otros muchos casos de tortura en Nigeria, y la experiencia me dice que la tortura no sirve para nada. Puede hacer que una persona admita cosas de las que no sabe nada. Rezo para que el gobierno haga algo al respecto. La tortura debe cesar.
Hace cinco meses, el gobernador Uduaghan se comprometió a ayudar a Moses. Pero Moses sigue necesitando nuestra ayuda en la actualidad. Súmate a nuestro llamamiento para que Uduaghan se reúna con el abogado de Moses. #StopTortura