“A lo largo de la guerra civil de Sri Lanka [...] las mujeres se han erigido en símbolo de todas las personas desaparecidas. Mujeres que se han negado a desaparecer, que han representado a los seres queridos que fueron invisibilizados”.
Estas son las enérgicas palabras de Subha Wijesiriwardena, feminista y activista queer de Sri Lanka. Sri Lanka tiene uno de los índices más altos de desaparición forzada del mundo: hay al menos 60.000 personas en paradero desconocido.
Mujeres activistas y familiares de personas desaparecidas en Sri Lanka.
Las familias afectadas por una desaparición forzada viven un tormento inimaginable. Cuando alguien se desvanece sin dejar rastro, con la aquiescencia de un Estado que luego niega todo conocimiento, es imposible seguir adelante. Cada día, familiares de las personas desaparecidas se despiertan preguntándose dónde están sus seres queridos. Sin conocer la verdad, no pueden pedir justicia o ni siquiera llorar adecuadamente la pérdida, y a veces la búsqueda de la verdad representa un gran peligro. Pero esto no quiere decir que dejen de intentarlo. En todo el mundo hay grupos de personas que luchan para averiguar la suerte de sus seres queridos, decididas a obtener justicia, y que se niegan a ser silenciadas.
Dado que la mayoría de las personas que son objeto de desaparición forzada son hombres, a menudo son las mujeres —esposas, madres, hijas— quienes encabezan la lucha por la rendición de cuentas. El Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, celebramos la valentía y la determinación de los grupos liderados por mujeres que se niegan a renunciar a sus seres queridos. En estos momentos de dificultad, no deben ser olvidadas.
Noura Ghazi es una de estas mujeres. En Siria, desde que comenzó la guerra, han desaparecido más de 90.000 personas. El esposo de Noura, el defensor de los derechos humanos Bassel Khartabil, fue detenido en 2012, y en 2015. Noura perdió el contacto con él. En 2017 recibió la confirmación de que había sido ejecutado.
Noura Ghazi
Ese mismo año, Noura, abogada de derechos humanos, fundó Familias por la Libertad, uno de los primeros movimientos liderados por mujeres del país. Familias por la Libertad reúne a sirios y sirias de todo el país para luchar y presionar por el retorno de las personas desaparecidas de Siria.
“Familias por la Libertad me ha hecho seguir adelante desde que ejecutaron a mi esposo”, dice Noura. “[Siento que] cada caso de una persona presa es asunto mío y tengo la responsabilidad de luchar por ella. Creo que las mujeres están en una posición óptima para tratar esta cuestión, no solo porque son las más afectadas por tal abuso, sino también por el papel destacado que desempeñan en la construcción del futuro de Siria”.
El esposo de Sandya Eknaligoda, el periodista y caricaturista Prageeth Eknaligoda, fue objeto de desaparición forzada en Sri Lanka en enero de 2010. Sandya se ha convertido en una figura destacada en el movimiento por los derechos humanos de Sri Lanka y su negativa a ceder le ha hecho acreedora de múltiples amenazas de muerte. Pero Sandya no puede rendirse. Su infatigable campaña por la justicia ha obligado al gobierno a abrir investigaciones y a rendir cuentas.
Dice: “Prageeth era el principal sostén de nuestra familia. Tras su desaparición, toda la estructura de manutención de nuestra familia se vino abajo. Lo mismo les ha ocurrido a muchas de las familias de personas desaparecidas. Necesitamos tener algún sistema que garantice una indemnización y un resarcimiento por nuestra pérdida”.
A veces la lucha por la justicia puede llevar décadas, pero la perseverancia de estas activistas es notable.
En Turquía, un grupo que se autodenominaba “Gente del Sábado” y que más tarde llegó a conocerse como las “Madres del Sábado”, hace vigilias pacíficas en Estambul todas las semanas desde 1995, con una interrupción de 10 años —de 1999 a 2009— debido al hostigamiento de la policía. Exigen verdad y justicia para los centenares de personas víctimas de desaparición forzada mientras estaban en manos del Estado desde 1936 hasta la actualidad (en su mayoría durante las décadas de 1980 y 1990). A lo largo de los años, quienes protestan han sido atacados por la policía y, desde el 25 de agosto de 2018, cuando dispersaron brutalmente su vigilia semanal número 700, se les ha prohibido reunirse en su lugar tradicional de encuentro en Estambul.
Emine Ocak, de Turquía, tiene más de 80 años. Su hijo Hasan fue objeto de desaparición forzada en 1995. Tras 58 días, Emine encontró unas fotos de Hasan en informes forenses; tenía tantos golpes en la cara que apenas era reconocible.
Emine Ocak, miembro del grupo turco Saturday Mothers, es detenida por la policía antidisturbios turca durante una manifestación el 25 de agosto de 2018 en Estambul. © HAYRI TUNC/AFP/Getty Images
“Sabía que a Hasan se lo había llevado la policía. Lo sentía en el estómago, como solo una madre puede sentirlo. Después de encontrarlo, decidí sentarme con otras familiares de personas desaparecidas en la plaza de Galatasaray; no quiero que nadie más desaparezca bajo custodia de nuevo”, dice Emine.
“A medida que se empezó a oír nuestra voz, el número de personas desaparecidas bajo custodia empezó a disminuir. Estoy convencida de que, gracias a nuestra lucha, se perdieron menos vidas. Nos hemos convertido en las protectoras del derecho a la vida de las personas”.
Gracias a su persistencia, mujeres como Emine se han convertido en un engorro para el gobierno turco, y lo mismo está ocurriendo en países de todo el mundo.
Hay movimientos similares en Argentina, Brasil, Irán, Egipto, Chile, México y Líbano. Mujeres de todo el mundo luchan contra el silencio. Su determinación es algo con lo que tendrán que lidiar los perpetradores mientras a estas mujeres les quede aliento. Si los Estados desean realmente poner fin a las desapariciones forzadas, es esencial que el derecho a la justicia de las defensoras de los derechos humanos sea claramente reconocido y protegido. No se las debe olvidar, sino reconocer y proteger.
Desde Amnistía Internacional rendiremos homenaje a todas las defensoras de los derechos humanos, sus colectivos y sus reivindicaciones, con un informe que se publicará el 29 de noviembre de 2019, Día Internacional de las Defensoras de Derechos Humanos.