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Reaparecen los autores de graves abusos en el pasado

Londres.- “La reaparición de ex dirigentes paramilitares que han sido declarados culpables de violaciones de derechos humanos cometidas en el pasado como líderes de la fuerza armada de oposición está avivando un conflicto que ya se ha cobrado demasiadas vidas”, afirma Amnistía Internacional mientras la crisis continúa empeorando en Haití. “El fantasma de los abusos cometidos en el pasado todavía no ha dejado de constituir una amenaza para Haití —ha declarado hoy Amnistía Internacional—. En esta etapa crítica en que el Estado de derecho es tan frágil, lo último que necesita el país es que quienes cometieron abusos en el pasado ocupen puestos de liderazgo en la oposición armada.” Según la información recibida, el tristemente célebre ex dirigente paramilitar Louis Jodel Chamblain concedió una entrevista a una emisora de radio haitiana el 14 de febrero para afirmar que se había sumado al movimiento armado que intenta derrocar al presidente Jean Bertrand Aristide. Estaba acompañado de un ex director general de la policía. En septiembre de 1995, Chamblain estaba entre los siete altos mandos militares y paramilitares que fueron declarados culpables in absentia y condenados a trabajos forzados a perpetuidad por participar en la ejecución extrajudicial de Antoine Izméry, conocido activista en favor de la democracia, cometida en septiembre de 1993. Chamblain se había exiliado para eludir su procesamiento. Según informes, Chamblain ha unido sus fuerzas a los dirigentes de la oposición armada con base en Gonaïves. Otro de estos dirigentes, Jean Pierre Baptiste, alias “Jean Tatoune”, también fue dirigente paramilitar y condenado a trabajos forzados de por vida por participar en la matanza de Raboteau en 1994. Estaba entre los presos que escaparon de la prisión de Gonaïves durante la fuga, en agosto de 2002, de Amiot 'Cubain' Métayer, líder ya fallecido del grupo entonces favorable al gobierno que tomó violentamente el control de Gonaïves el 5 de febrero. Miembros de las bandas que actuaban bajo la dirección de Jean Tatoune han sido acusados de los numerosos abusos perpetrados contra representantes del gobierno y sus seguidores, así como contra otros habitantes de Gonaïves, en los últimos meses. “Las autoridades haitianas deben hacer todo lo posible para detener a estos individuos, ambos declarados culpables de graves abusos —afirma Amnistía Internacional—. Por su parte, los partidos políticos de la oposición deben condenar la reaparición de estos lamentables personajes a la cabeza del movimiento armado para derrocar a Aristide, y hacer todo lo que esté en su mano para demostrar su propio compromiso con los derechos humanos y el Estado de derecho.” Información general Louis Jodel Chamblain y Jean Tatoune pertenecían ambos a la organización paramilitar Frente Revolucionario Armado por el Progreso de Haití (Front révolutionnaire armé pour le progrès d'Haïti, FRAPH), formada por los jefes del ejército que se convirtieron en los dirigentes de facto del país tras el golpe de 1991 contra el entonces presidente Jean Bertrand Aristide. Los miembros del FRAPH fueron responsables de numerosas violaciones de derechos humanos antes del restablecimiento de la democracia en 1994. Al principio el grupo se denominaba Frente Revolucionario por el Progreso de Haití ( Front révolutionnaire pour l'avancement et le progrès haïtiens ). Las siglas FRAPH recuerdan fonéticamente a las palabras “golpear” y “azotar” en francés y criollo. Antoine Izméry fue abatido a disparos en la iglesia del Sagrado Corazón de Puerto Príncipe el 11 de septiembre de 1993, cuando asistía a misa. Se trataba de una misa en conmemoración del quinto aniversario de una matanza perpetrada durante un atentado contra Aristide, quien entonces ejercía como párroco, el 11 de septiembre de 1988 en la iglesia de San Juan Bosco en La Saline, barrio marginal situado en las afueras de la capital. Tras el atentado del 5 de febrero en Gonaïves, los disturbios se extendieron a cerca de una docena de localidades del centro y norte de Haití. La preocupación por la situación humanitaria en las localidades bajo control de las fuerzas enfrentadas al gobierno y otras zonas aisladas por el conflicto va en aumento. La primera manifestación de la oposición política desde el inicio de la violencia se celebró en Puerto Príncipe el 15 de febrero; los manifestantes se vieron enfrentados a unos simpatizantes del gobierno que les lanzaban piedras, y la policía empleó gas lacrimógeno y efectuó disparos al aire para dispersar a ambos grupos.

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