La serie de atentados con bombas perpetrados en todo Irak el miércoles ha matado, según los informes, al menos a 14 personas en vísperas del Año Nuevo islámico.
El atentado más mortal tuvo lugar en la ciudad septentrional de Kirkuk, donde, según los medios de comunicación, cuatro bombas colocadas en automóviles aparcados hicieron explosión simultáneamente: mataron al menos a nueve personas e hirieron a decenas más.
Mientras tanto, en la ciudad meridional de Hilla, mayoritariamente chií, un coche bomba estalló, según los informes, cerca de una escuela y de un mercado muy concurrido. Causó la muerte de al menos cuatro personas, entre ellas escolares.
También se informó de explosiones en la capital, Bagdad, y en la localidad de Balad Ruz, en la provincia de Diyala. Los ataques parecen haber ido dirigidos tanto contra civiles iraquíes como contra miembros de las fuerzas de seguridad.
“Los ataques deliberados contra civiles no pueden nunca justificarse. Son unos ataques que demuestran un desprecio absoluto por la humanidad, y deben ser condenados rotundamente”, ha manifestado Philip Luther, director del Programa para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.
“Instamos a las autoridades iraquíes a llevar a cabo una investigación inmediata, exhaustiva e imparcial. Los sospechosos de estar detrás de estos atentados deben comparecer ante la justicia en procedimientos que cumplan las normas internacionales sobre juicios justos, y sin que se imponga la pena de muerte.”
Hasta el momento, nadie se ha atribuido la responsabilidad de los atentados de hoy.