Las autoridades nigerianas deben investigar de forma pronta, exhaustiva, independiente, imparcial, transparente y efectiva el homicidio de más de 120 civiles en dos ataques aéreos militares el domingo, en lugar de cooperar para tratar de encubrir el crimen, ha declarado Amnistía Internacional Nigeria.
En torno a las 22.00 del 3 de diciembre, las fuerzas armadas nigerianas lanzaron un ataque aéreo contra una celebración religiosa en Tudun Biri, localidad cercana a Kaduna, en el norte de Nigeria. Unos 30 minutos después tuvo lugar un segundo ataque aéreo, que acabó con la vida de decenas de personas, incluidas muchas que habían acudido a prestar auxilio a las víctimas del ataque previo.
Las fuerzas armadas nigerianas han dado dos explicaciones contradictorias. En su declaración inicial en Kaduna, afirmaron que el ataque aéreo se había producido por error. Acto seguido, en una declaración del Cuartel General de Defensa de Nigeria se argumentaba que unos presuntos hombres armados se habían infiltrado entre la población civil.
Las víctimas fueron enterradas en dos fosas comunes el 4 de diciembre de 2023.
“La temeridad de las fuerzas armadas nigerianas se deriva de la incapacidad continuada de las autoridades para hacerles rendir cuentas por una larga lista de atrocidades similares. Estos homicidios ilegítimos de civiles no pueden esconderse bajo la alfombra”, ha declarado Isa Sanusi, director de Amnistía Internacional Nigeria.
“La administración del presidente Bola Tinubu debe iniciar sin demora una investigación independiente sobre el ataque aéreo en la localidad de Tudun Biri y, si las investigaciones ponen de manifiesto responsabilidades penales, garantizar que los presuntos responsables comparezcan ante la justicia en un juicio justo. Debe garantizarse acceso a la justicia y recursos efectivos para las víctimas y sus familias”.
Amnistía Internacional descubrió que en una de las dos fosas comunes habían sido enterradas 77 personas y que al menos 17 asistentes a la ceremonia religiosa procedentes de una localidad cercana habían sido sepultados también. En el principal hospital de Kaduna hay decenas de personas gravemente heridas en tratamiento.
“Las explicaciones contradictorias que han ofrecido hasta el momento las fuerzas armadas nigerianas muestran su total desprecio por la vida de la población civil y denotan intentos de encubrir estas graves violaciones de derechos humanos por parte de las autoridades. Los ataques aéreos con consecuencias mortales para civiles se están convirtiendo en habituales. Es totalmente inaceptable”, ha declarado Isa Sanusi.
El 18 de diciembre de 2022, un ataque aéreo de la Fuerza Aérea nigeriana mató a 64 personas en la localidad de Mutumji (estado de Zamfara). El 24 de enero de 2023, un ataque aéreo militar acababa con la vida de más de 40 pastores en la región de Doma (estado de Nasarawa). También en enero de 2023, murieron decenas de vigilantes debido a un ataque aéreo militar en Galadima Kogo (estado de Níger), en el centro de Nigeria.
Las fuerzas armadas nigerianas han evitado sistemáticamente llevar a cabo una investigación exhaustiva, independiente, imparcial, transparente y efectiva de estos incidentes.
“La persistente inacción de las autoridades nigerianas a la hora de hacer que las fuerzas armadas rindan cuentas fomenta la impunidad y pone cada vez más en peligro la vida de la población civil, a la que las fuerzas armadas supuestamente protegen. Como resultado, las fuerzas armadas llevan a cabo ataques aéreos periódicos, que causan muertes entre la población civil”, ha afirmado Isa Sanusi.
Este es el ataque aéreo más mortífero desde el ocurrido en 2017 contra la localidad de Rann, donde murieron 115 civiles.