Londres.- La decisión de Israel de bloquear todo suministro de combustible a la Franja de Gaza constituye un castigo colectivo que con toda probabilidad conducirá a una situación de emergencia pública, manifestó Amnistía Internacional.
La organización ha pedido que se levanten de inmediato el bloqueo de combustible y las demás restricciones que han impedido en la práctica la entrada y salida de personas y bienes de la Franja de Gaza desde que Hamás se hizo con el control del territorio, habitado por 1,5 millones de palestinos, en junio de 2007.
“Más de 40 pacientes gravemente enfermos han muerto desde que las autoridades israelíes cerraron las fronteras de Gaza y con ello los privaron de acceso a tratamiento hospitalario en el exterior –manifestó Malcolm Smart, director del Programa Regional de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África–, pero ahora toda la población de Gaza corre peligro, ya que se están agotando la electricidad y el combustible.”
Aunque Amnistía Internacional reconoce que Israel tiene derecho a tomar medidas para proteger a su población de los ataques con cohetes y de otra índole cometidos por grupos armados palestinos de Gaza, la organización ha condenado la decisión de las autoridades israelíes de interrumpir los suministros de combustible, electricidad y ayuda humanitaria a la población de Gaza, que ya estaban sujetos a fuertes restricciones.
“Parece una medida calculada para agravar una situación humanitaria que ya era alarmante, en la que serán las personas más indefensas (enfermos, ancianos, mujeres y menores) quienes sufran las peores consecuencias, no los violentos que perpetran los ataques contra Israel –aseguró Malcolm Smart–. Los ataques con cohetes deben cesar, y de inmediato, pero no se debe poner en peligro a la totalidad de la población de Gaza para contrarrestarlos.
La electricidad y el combustible, que ya escaseaban en Gaza desde hace algún tiempo debido a los bloqueos israelíes, se utilizan para bombear agua, y su escasez ha tenido consecuencias desastrosas para la salud y el bienestar de una población que ya se enfrentaba a un suministro deficiente de agua potable y limpia para consumo e higiene personal y al tratamiento inadecuado de aguas residuales y basuras. Alimentos y medicamentos ya de por sí escasos se están echando a perder al no poder ser refrigerados por falta de electricidad.
A las personas en estado de salud crítico que necesitan con carácter urgente un tratamiento médico que no pueden recibir en Gaza se les prohíbe abandonar la Franja, y unas 40 ya han muerto por esta razón. Las autoridades israelíes aducen motivos de “seguridad” sin especificar pero no proponen medios alternativos y proporcionados para abordar los problemas de seguridad. El cierre de la frontera de Gaza con Egipto –único paso fronterizo de Gaza– por parte de Israel desde principios de junio en la práctica ha dejado a la población atrapada y aislada del mundo exterior.
Se impide a pacientes desplazarse a otros países para recibir asistencia médica y se niega a comerciantes y estudiantes la posibilidad de salir de Gaza para aprovechar oportunidades de empleo y educación en otros lugares.
Este nuevo endurecimiento del estricto bloqueo ya impuesto por Israel a la circulación de bienes hacia y desde Gaza no hará sino prolongar y agravar la paralización de su economía, que ya ha obligado a la mayoría de la población a vivir por debajo del umbral de pobreza y depender de la ayuda internacional.
“Ahora ni siquiera se permite la llegada de ayuda humanitaria indispensable a quienes más la necesitan en Gaza. Estas medidas deben suspenderse, tiene que permitirse la reanudación inmediata de la circulación de ayuda humanitaria, combustible, electricidad y otras necesidades básicas” afirmó Malcolm Smart.