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Hacinados y sin protección: Amnistía Internacional recaba testimonios y fotos sobre la situación en el CETI de Melilla

Residentes del CETI sin protección mientras las autoridades llevan mascarillas para protegerse de la COVID-19
  • La organización denuncia que a pesar de que se han iniciado algunos traslados a la península éstos no son suficientes para descongestionar un centro que se encuentra ocupado por el doble de personas de su capacidad

Madrid.- Amnistía Internacional ha recabado nuevos testimonios que revelan cómo las personas que se encuentran dentro del CETI (Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes) hacinado de Melilla corren riesgos para su salud. La organización, que lleva semanas exigiendo que se aceleren los traslados de los y las residentes en el CETI, especialmente de las más vulnerables, a la península en condiciones adecuadas, ha tenido acceso a testimonios de personas que han estado o están en el centro en los últimos días. Éstas narran cómo es imposible mantener la distancia de al menos un metro de protección y que no hay acceso a materiales como guantes y mascarillas con los que protegerse.

“Zonas comunes, como puede ser un comedor por el que pasan más de 1.600 personas cada día, son un foco peligroso donde los riesgos de contraer esta enfermedad se multiplican. Las autoridades españolas no pueden olvidarse de que las personas migrantes y solicitantes de asilo tienen el mismo derecho que el resto de residentes en España a que se garantice su acceso a la salud”, señala Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional. “Llevamos años denunciando que Ceuta y Melilla son un limbo sin derechos para estas personas y lamentamos que, en medio de una crisis sanitaria tan grave como la que nos encontramos, tengamos que volver a repetirlo. Es urgente y necesario que el Ministerio de Interior presente un plan para descongestionar el centro y acelere los traslados a la península, especialmente de las personas más vulnerables o de las que ya cuentan con protección internacional.Han pasado más de cinco semanas desde que se decretó el estado de alarma y se impusieron medidas para evitar el contagio sin que se haya adoptado ninguna iniciativa de relevancia dentro del CETI que proteja la salud de los que están allí hacinados. Mover a unas pocas decenas de personas a la península, aunque es un paso en la dirección adecuada, no descongestiona un centro tan saturado”, añade el director de AI.

"A veces tardamos hasta dos horas, esperando en el pasillo, para poder entrar en el comedor, que está llenísimo y donde es imposible mantener la distancia. Por no hablar de que hay gente que entra y sale del CETI, sin la protección adecuada, para recoger, por ejemplo, el dinero que le envían... ", contaba a Amnistía Internacional una mujer tunecina cuya demanda de asilo ha sido denegada y que aunque ha conseguido salir del CETI hace diez días y estar en otro centro "mucho mejor" , tiene miedo de que no la trasladen a la península.

Doble amenaza

Además del riesgo de contagio, el hacinamiento en el CETI provoca que otras personas, como las mujeres víctimas de violencia de género o las personas del colectivo LGBTI vean cómo se incrementa su situación de vulnerabilidad. ”Hemos hablado con una mujer transgénero marroquí que huyó de su país por la persecución a la que se vio sometida por la policía y nos dice que en el CETI no se siente protegida porque, además de que hay personas que cuestionan su identidad de género, la masificación también afecta a otras cuestiones de seguridad en relación a sus objetos personales y pertenencias”, asegura Virginia Álvarez, investigadora de AI.

Amnistía Internacional también ha recogido testimonios sobre la situación desesperada que viven familias separadas durante meses como consecuencia de la política de realización de pruebas de ADN. Es el caso de un hombre sirio que lleva desde el pasado mes de enero esperando que le devuelvan a su hijo de cuatro años al que están sometiendo a las pruebas que aseguren su paternidad. “No aguantamos más, desde que cerraron el CETI no podemos ir a visitarle, nos dicen que todo está parado por lo del virus, solo queremos recuperar a nuestro hijo, mi mujer no para de llorar”, lamenta. Esta práctica ya ha sido denunciada por Amnistía Internacional en anteriores ocasiones.

Más información

Amnistía Internacional ha lanzado en redes sociales la campaña #TrasladoUrgente y tiene en marcha una ciberacción sobre la situación en los centros para migrantes y extranjeros, pidiendo que se aceleren los traslados a la península, especialmente de las personas más vulnerables.

Aquí puedes encontrar toda la información que hemos publicado sobre coronavirus.

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