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Es preciso poner fin a la indiferencia ante la seguridad de las indígenas

Londres.- Las autoridades canadienses han pasado por alto durante demasiado tiempo la amenaza que sufren las indígenas en las ciudades y pueblos canadienses. Muchas desaparecen, algunas han sido asesinadas y las autoridades canadienses no están haciendo lo suficiente para detener la violencia, afirma Amnistía Internacional en un informe titulado Stolen Sisters: A Human Rights Response to Discrimination and Violence Against Indigenous Women in Canada (sólo disponible en inglés), que la organización ha publicado hoy. “Todas las mujeres tienen derecho a vivir con seguridad y dignidad, pero la indiferencia oficial y los prejuicios culturales manifiestos han puesto en peligro a las indígenas de Canadá”, ha dicho Irene Khan, secretaria general de Amnistía Internacional. “Para las autoridades canadienses a todos los niveles debe ser una prioridad trabajar con mujeres indígenas del país para asegurarse de que no se ‘roba’ a más ‘hermanas’ de sus comunidades como consecuencia de la discriminación y la violencia." El informe, que forma parte de una campaña mundial para poner fin a la violencia contra las mujeres, cuenta las historias de mujeres y niñas indígenas que han desaparecido o que han sido víctimas de homicidio en Vancouver, Prince Albert, Saskatoon, Regina y Winnipeg, y se basa en otras informaciones de carácter público para concluir que se trata de un grave motivo de preocupación de derechos humanos. La policía y los organismos gubernamentales canadienses no han llevado a cabo informes coherentes y análisis exhaustivos de los delitos violentos contra mujeres indígenas, lo cual deja sin responder muchas preguntas sobre la magnitud y el origen de la violencia. Amnistía Internacional opina, sin embargo, que la marginación social y económica de las indígenas ha puesto en peligro a demasiadas mujeres. El sufrimiento infligido a tantas familias indígenas, algunas veces en más de una ocasión, confirma la realidad de esta amenaza. En una de ellas, ha habido dos asesinatos en los últimos treinta años. El 12 de noviembre de 1971, Helen Betty Osborne, estudiante cree de 19 años de Manitoba, fue secuestrada por cuatro hombres blancos en The Pas, que la mataron brutalmente después de agredirla sexualmente. En una investigación provincial se halló que la policía sabía desde hacía mucho tiempo de la existencia de hombres blancos que explotaban sexualmente a mujeres y niñas indígenas en The Pas, pero “no creyeron que esta práctica requiriera una vigilancia especial”. Tres décadas más tarde, el 25 de marzo de 2003, Felicia Solomon, prima de Helen Betty Osborne, de 16 años, no volvió a casa desde el colegio donde estudiaba en Winnipeg, Manitoba. Dos meses después se encontraron restos humanos que fueron identificados como suyos. Aún no se ha encontrado a quien la mató. “¿Cuándo reconocerá por fin el gobierno canadiense los verdaderos peligros que acechan a las indígenas?”, dice Darlene Osborne, portavoz de la familia. “Familias como la mía se preguntan en todo Canadá cuántas más hermanas e hijas tenemos que perder para que el gobierno actúe de verdad”. El informe establece los siguientes vínculos entre la discriminación y la violencia contra mujeres indígenas en las ciudades canadienses: - A pesar de sostener lo contrario, la policía canadiense no ha proporcionado a las indígenas un nivel adecuado de protección. - La marginación social y económica de las indígenas, junto con el historial de políticas gubernamentales que han desgarrado familias y comunidades indígenas, ha empujado a un número desproporcionado de mujeres indígenas a situaciones peligrosas de extrema pobreza, falta de hogar y prostitución. - La vulnerabilidad de las indígenas resultado de todo ello ha sido explotada por hombres indígenas y no indígenas para perpetrar actos de extrema brutalidad contra ellas. Estos actos de violencia pueden tener como motivación el racismo o ser perpetrados en la creencia de que la indiferencia hacia el bienestar y la seguridad de las indígenas permitirá a sus autores escapar de la justicia.             El informe señala asimismo que los gobiernos federal y provincial no han aplicado muchas de las recomendaciones formuladas por anteriores comisiones e investigaciones sobre el bienestar y la seguridad de la población indígena de Canadá. La oportuna aplicación de estas recomendaciones habría ayudado a reducir la marginación de las indígenas en Canadá y, por tanto, aumentado su seguridad. El informe recomienda que se tomen medidas urgentes, que deben ser puestas en marcha por el gobierno, para mejorar la protección de las indígenas. La policía debe colaborar con las comunidades indígenas para elaborar protocolos que garanticen una respuesta policial adecuada y eficaz a los informes de mujeres y niñas indígenas que han desaparecido. Todas las autoridades deben garantizar una financiación adecuada a largo plazo de los servicios básicos de que necesitan disponer las mujeres para librarse de la violencia. Es preciso efectuar de inmediato una investigación nacional exhaustiva sobre la magnitud del problema.                                                                                                                   Se deben tomar medidas para reclutar más policías indígenas y formar a otros para que comprendan la complejidad de las cuestiones indígenas. Y es preciso que todos los organismos a todos los niveles del gobierno se comprometan a garantizar la plena participación de mujeres indígenas en el diseño y la aplicación de las políticas que afectan directamente a su bienestar. “La violencia contra las mujeres es una crisis de derechos humanos mundial a la cual deben prestar atención prioritaria todos los gobiernos. Aquí en Canadá, la discriminación por ser mujer y por ser indígena, doblemente peligrosa, ha contribuido a la desaparición y el asesinato de muchas mujeres indígenas. Esto debe acabar ya”, ha dicho Irene Khan.

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