Londres.- Permitir que los Estados protejan a sus dirigentes de ser procesados por el delito de agresión amenaza con socavar la credibilidad de la Corte Penal Internacional (CPI). Así lo ha manifestado Amnistía Internacional hoy, tras la Conferencia de Revisión de Kampala.
Los Estados reunidos durante las dos semanas de la Conferencia, que concluyó el 11 de junio, adoptaron un mecanismo que, en la práctica, les permite no aceptar la jurisdicción de la CPI sobre el delito de agresión, cuando cometen un acto de este tipo.
“Los gobiernos han creado en la práctica un sistema de justicia internacional de dos niveles en el que pueden optar por estar por encima de la ley, retirándose de los principios establecidos en Roma hace doce años”, ha manifestado Christopher Keith Hall, asesor jurídico de Amnistía Internacional.
Los gobiernos tampoco han eliminado el artículo 124 del Estatuto de Roma, el tratado por el que se estableció la CPI. Este artículo seguirá otorgando a los Estados el derecho a declarar que la CPI no puede investigar ni enjuiciar crímenes de guerra cometidos por sus ciudadanos durante siete años a partir de la declaración.
El uso de armas que, desde hace mucho tiempo, son consideradas ilegales en conflictos transfronterizos está ahora incluido en la lista de crímenes de guerra cuando dichas armas se utilizan en conflictos armados internos, según el artículo 8 del Estatuto de Roma.
Sin embargo, en la resolución por la que se adoptó este cambio, los Estados han tratado de eximir a los ciudadanos de países que no son Estados Partes en el Estatuto de Roma de los cargos por estos delitos cuando se cometen en el territorio de Estados Partes.
En una nota positiva, durante las sesiones de balance de la Conferencia, los Estados de todas las regiones del mundo reafirmaron su compromiso para con la CPI y formularon declaraciones positivas sobre el trabajo de la Corte a lo largo de los últimos ocho años.
“Hemos perdido la oportunidad de reforzar el marco de la CPI. Lo que necesitamos es que los compromisos formulados en Kampala se traduzcan en acciones concretas”, ha manifestado Christopher Keith Hall.