En respuesta a la noticia de que, tras meses de negociaciones, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó por unanimidad una resolución en la que pide una “tregua humanitaria” de 90 días en los conflictos de todo el mundo para permitir que los Estados aborden la pandemia de COVID-19, Sherine Tadros, directora de la Oficina de Amnistía Internacional ante la ONU en Nueva York, ha declarado:
“Ahora, más que nunca, el mundo debe unir sus esfuerzos para derrotar a la COVID-19, y el alto el fuego global pedido por la ONU tiene como finalidad permitir que los Estados se centren en este trabajo fundamental.Es un importante recordatorio de que, en tiempos tanto de guerra como de paz, los Estados tienen el deber de garantizar tanto la salud como el acceso a atención médica”.
“Es cierto que los conflictos armados aumentan el riesgo que la COVID-19 entraña para grupos ya de por sí vulnerables. Sin embargo, Amnistía Internacional ha documentado la manera en que unos sistemas inadecuados de salud y protección social pueden agravar las dificultades a las que se enfrentan los grupos en riesgo —incluidas las personas migrantes, los pueblos indígenas, las personas de edad avanzada y las que carecen de hogar, entre otros— y socavan seriamente su salud y sus derechos.
“La actual pandemia, y la crisis económica que trae consigo, deberían ser una llamada de alerta para la comunidad internacional. Para salir victoriosos, todos los Estados deben mostrar la determinación y el compromiso de defender los derechos de todas las personas a la salud y la seguridad, así como otros derechos humanos, sin discriminación, y deben trabajar para construir sociedades que aboguen por ello.”