Los documentos judiciales que revela hoy Amnistía Internacional dejan al descubierto el hecho de que Shell ha mentido reiteradamente sobre el tamaño y el impacto de dos importantes vertidos de petróleo ocurridos en Bodo (Nigeria) para tratar de reducir al mínimo las indemnizaciones. Los documentos demuestran también que Shell sabe desde hace años que sus oleoductos en el delta del Níger eran viejos y defectuosos.
Las posibles repercusiones de este hecho son que se podría haber negado a cientos de miles de personas una indemnización o que estas personas hayan recibido una indemnización menor basándose en infravaloraciones de otros vertidos.
Las pruebas irrefutables de que Shell infravaloró los vertidos de Bodo surgieron en una acción judicial iniciada en el Reino Unido por 15.000 personas cuyos medios de vida fueron destruidos por la contaminación de petróleo en 2008. La acción ha obligado a Shell a reconocer finalmente que la empresa había minimizado la verdadera magnitud de al menos dos vertidos, así como el alcance de los daños causados.
“Amnistía Internacional cree firmemente que Shell sabía que los datos sobre Bodo eran erróneos. En caso contrario, sería escandalosamente negligente, pues les dimos en reiteradas ocasiones datos que mostraban que habían subestimado enormemente los vertidos”, ha declarado Audrey Gaughran, directora de Asuntos Globales de Amnistía Internacional.
“Shell se ha negado a dialogar con nosotros y sólo ahora, cuando se han encontrado ante un tribunal británico, se ha visto obligado a decir la verdad.”
Según el informe de la investigación conjunta de Shell sobre el primer vertido de petróleo de la zona de Bodo del delta del Níger, sólo se vertieron en total 1.640 barriles de crudo. Sin embargo, basándose en una evaluación independiente publicada por la empresa estadounidense Accufacts Inc., Amnistía Internacional calculó que la cantidad total del vertido era superior a 100.000 barriles, lo que Shell negó, defendiendo reiteradamente su cifra, muy inferior.
En los documentos judiciales, Shell reconoce que su cifra es errónea tanto en este caso como en un segundo vertido, también en 2008, en la misma zona. Este reconocimiento pone en duda la evaluación de Shell de cientos de vertidos más producidos en Nigeria, pues las investigaciones se realizan del mismo modo.
“Durante años Shell ha dictado la evaluación del volumen vertido y de los daños causados en los informes de las investigaciones sobre el vertido, y ahora estos informes no valen ni el papel en el que están escritos”, dijo Audrey Gaughran.
“Los informes de estas investigaciones sobre vertidos han engañado a comunidades enteras para que no recibieran la debida indemnización.”
Los informes, conocidos como informes del equipo de investigación conjunta, deciden si una comunidad recibe una indemnización y la cuantía de esta. También determinan el alcance de la limpieza necesaria.
Los habitantes de Bodo han podido emprender acciones judiciales en el Reino Unido. Sin embargo, la inmensa mayoría de los cientos de miles de personas que viven en el delta del Níger y que sufren vertidos de crudo derivados de las actividades de Shell nunca tendrán esta oportunidad de desafiar al gigante del petróleo.
“La contaminación causada por las actividades de Shell ha destruido los hogares, cultivos y caladeros de los lugareños, y su capacidad para enviar a sus hijos a la escuela y llevar comida a casa”, afirmó Audrey Gaughran.
El reconocimiento de Shell deja claro que los formularios del equipo de la investigación conjunta —en los que consta la causa de los vertidos además de su volumen y su impacto— no pueden utilizarse como fuentes creíbles de información.
“Sin duda, Shell seguirá defendiendo su lamentable actuación en Nigeria con más falacias, culpando de los vertidos a los ladrones de petróleo. Pero la base de estas afirmaciones son los formularios del equipo de investigación conjunta, que Shell debe admitir ahora que carecen totalmente de fiabilidad”, prosiguió Audrey Gaughran.
Los documentos judiciales muestran ahora por primera vez que Shell supo durante años que sus oleoductos estaban en muy mal estado y que era probable que se produjeran filtraciones. Los documentos incluyen un memorando interno de Shell basado en un estudio de 2002 que dice: “la vida restante de la mayoría de los conductos troncales de petróleo [de Shell] es más o menos inexistente o breve, aunque algunas secciones contienen un riesgo y peligro importantes.”
En otro documento interno fechado el 10 de diciembre de 2009, un empleado de Shell advierte: “[la empresa] está expuesta corporativamente pues los oleoductos de Ogoniland no se mantienen debidamente ni se ha evaluado su integridad desde hace más de 15 años.”
“Es indignante que Shell haya seguido culpando de la inmensa mayoría de sus vertidos a saboteadores cuando sabía perfectamente el mal estado en que se encontraban sus oleoductos”, concluyó Audrey Gaughran.
“Después de estas revelaciones, la empresa está totalmente desacreditada.”