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COP28: Los gobiernos deben eliminar progresivamente con urgencia los combustibles fósiles y actuar con rapidez para garantizar el derecho al agua en Oriente Medio y el norte de África

©John Wreford/SOPA Images/LightRocket via Getty Images

“Los gobiernos que participan en la COP28 —incluido el de Emiratos Árabes Unidos (EAU), anfitrión de la conferencia y productor de combustibles fósiles— deben tomar medidas concretas y enérgicas para evitar los peores daños de la crisis climática en el contexto de la alarmante escasez de agua agravada por el cambio climático que afecta también a los Estados de Oriente Medio y el norte de África”, ha declarado hoy Amnistía Internacional.

Estas medidas deben incluir la eliminación urgente y progresiva de los combustibles fósiles y la provisión de una financiación climática basada en los derechos humanos, dos medidas fundamentales para garantizar el derecho al agua de la población de la región de Oriente Medio y el norte de África.

“Muchos países de Oriente Medio y el norte de África lidian con las crisis causadas por la abrumadora deuda, la destrucción y los daños provocados por los conflictos, y ahora, la escasez de agua agravada por la crisis climática en una región donde el agua ya es muy escasa”, dijo Kristine Beckerle, asesora de derechos económicos, sociales y culturales de la Oficina Regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.

Hasta ahora, la respuesta de los gobiernos de la región para garantizar el derecho al agua es lamentablemente insuficiente”.

Si se satisface o no el derecho al agua de la población depende no sólo de la cantidad de agua existente, sino también de cómo gestionan, distribuyen y protegen los gobiernos el agua disponible. En el contexto de la crisis climática, los gobiernos de la región de Oriente Medio y el norte de África deben intensificar sus esfuerzos para proteger y garantizar un suministro suficiente de agua, entre otras medidas, garantizando que los grupos desfavorecidos y marginados que serán perjudicados desproporcionadamente por la crisis —como las comunidades rurales, las que se dedican a la agricultura de subsistencia, las pesqueras y los trabajadores y trabajadoras migrantes— pueden participar de forma significativa en la planificación, la formulación de propuestas y la vigilancia.

Especialistas en derechos humanos han concluido reiteradamente que la negligencia, la mala gestión, la discriminación y los ataques contra fuentes de agua han dañado el derecho al agua de la población de la región. No obstante, hay que reconocer también que los países de Oriente Medio y el norte de África tienen capacidades muy diferentes para hacer frente al reto común de la crisis climática, pues mientras algunos padecen graves dificultades financieras y económicas, otros, como el anfitrión de la COP28, gozan de algunos de los ingresos per cápita más altos del mundo. Yemen, por ejemplo, es uno de los países menos desarrollados del mundo, mientras que vecinos suyos como Arabia Saudí, EAU y Qatar cosechan inmensos beneficios de sus empresas nacionales de combustibles fósiles. Estas empresas ya están agravando la crisis climática con su enorme producción de combustibles fósiles, no obstante lo cual planean aumentarla aún más, en contra de lo que hace falta para abordar la crisis climática.

Esta contradicción, así como el nefasto historial en materia de derechos humanos de estos Estados, ofrece un panorama sombrío para la capacidad de las generaciones actuales y venideras para disfrutar de su derecho al agua en la región.

No se trata sólo de que los Estados de ingresos elevados productores de combustibles fósiles del Golfo estén fallando en este frente. En todo el planeta, hay gobiernos —especialmente los de países industrializados que tienen la máxima responsabilidad histórica de las emisiones— que no están tomando medidas suficientes para proteger a la humanidad frente a la aceleración del cambio climático y su impacto devastador, en particular al no eliminar progresivamente todos los combustibles fósiles y las subvenciones a estos combustibles.

“Los gobiernos que participan en la COP28, que, por segundo año consecutivo, se celebra en un país de Oriente Medio y el norte de África, tienen la oportunidad de tomar medidas vitales para contribuir a garantizar que se cumple el derecho al agua en la región ahora y en el futuro. Deben responder al llamamiento de activistas y grupos de la sociedad civil vinculando la eliminación completa, rápida, justa y financiada de los combustibles fósiles a un enfoque basado en los derechos humanos de la financiación climática que incluya aumentar y mejorar los fondos ofrecidos para ayudar a países de ingresos bajos y de ingresos medianos bajos a adaptarse al cambio climático”, dijo Kristine Beckerle.

“En toda la región, hay personas que ya están enfrentándose a los daños para los derechos humanos de las sequías, el calor extremo y la escasez agravada de agua. La COP28 no debe convertirse en una plataforma para hacer promesas vacías donde los gobiernos pueden fingir que están tomando medidas mientras no hacen nada”.

Amnistía Internacional pide también a los gobiernos que respeten y protejan el derecho al agua de todas las personas en su territorio, lo que incluye prevenir y condenar los ataques contra recursos de agua, y que garanticen el acceso equitativo a agua apta para el consumo suficiente.

Información complementaria

Incluso durante las crisis, los gobiernos tienen la obligación de hacer cumplir el derecho al agua. Además, el derecho y las normas internacionales de derechos humanos ofrecen una orientación importante a los gobiernos de Oriente Medio y el norte de África sobre las áreas que deben priorizar en la política y la práctica sobre el agua para garantizar que pueden hacer cumplir el derecho al agua para las generaciones actuales y futuras, concretamente en el contexto de la crisis climática.

La crisis climática está exacerbando gravemente la escasez de agua en Oriente Medio y el norte de África. Los estudios de atribución climática han concluido que las recientes olas de calor y sequías plurianuales en Oriente Medio y el norte de África son más probables y/o más graves debido al cambio climático causado por el ser humano.

Según estudios del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), los niveles de sequedad en Oriente Medio y el norte de África subirán con el aumento de calentamiento global. Si las temperaturas aumentan más de 1,5 ºC, el Mediterráneo, que incluye partes de esta región, se convertirá en un “punto crítico de cambio de sequedad” y experimentará “una expansión del terreno y la vegetación desérticos […] que causará cambios sin parangón en los últimos 10.000 años”, según el IPCC.

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