Amnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsCovid IconsCovid IconsCovid IconsCovid IconsCovid IconsCovid Icons
Actuamos por los derechos humanos
en todo el mundo

Bulgaria: Es hora de abordar las denuncias de abusos contra personas refugiadas y migrantes a manos de la policía

Refugiados sirios en el campo de la ciudad de Harmanli, Bulgaria © AP Photo/Valentina Petrova
Amnistía Internacional pide al gobierno búlgaro que investigue de inmediato y exhaustivamente las denuncias de palizas, disparos y extorsiones a manos de la policía hechas por personas refugiadas y migrantes. "El policía me gritó "¡Eh, tú!" [en búlgaro], me apuntó con una pistola y me dio un puñetazo en la cara. Me caí al suelo y se dirigió hacia otro hombre [un afgano de 52 años], al que golpeó salvajemente. Le pegó puñetazos en la cara que le hicieron sangrar por la nariz, le dio patadas en las piernas [...] La policía golpea a todo el que llega a la frontera de Serbia con Bulgaria." Ahmad, refugiado afgano de 21 años, contó a Amnistía Internacional su experiencia con la policía búlgara cuando llegó a la ciudad serbia de Dimitrovgrad. Afirmó que cuando lo inmovilizaron a punta de pistola le pareció que estaba en Afganistán y volvió a tener la sensación de que te podían disparar en cualquier momento. Durante varias semanas, Amnistía Internacional ha estado recibiendo informes constantes de amenazas, palizas, extorsión de dinero y teléfonos móviles y otros abusos contra personas refugiadas y migrantes a manos de la policía de Bulgaria. Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), los voluntarios y las ONG que operan en Dimitrovgrad, el número de personas refugiadas y migrantes que entran en Serbia desde Bulgaria prácticamente no ha variado en los últimos meses, con una media de 200 personas diarias. Según informes, muchas de estas personas llegan en malas condiciones de salud a consecuencia del trato que han recibido en Bulgaria. “He visto heridas sin cicatrizar, cortes, hematomas. Todas las personas con las que hablé dijeron que la policía las había obligado a dejarse tomar las huellas dactilares. Muchas decían que los agentes las habían encadenado, golpeado y expuesto a perros agresivos, y que habían utilizado porras eléctricas contra ellas. Un hombre me dijo que se había desvanecido después de recibir una descarga eléctrica" dijo un voluntario a Amnistía Internacional. Las experiencias narradas por personas refugiadas y migrantes en Bulgaria siguen una pauta similar: la policía las aprehende, en ocasiones las golpea, y los agentes les roban el dinero y los objetos de valor. Después son trasladadas a lugares de detención, según los testimonios recibidos por Amnistía Internacional y las declaraciones de voluntarios. Las personas refugiadas y migrantes también denuncian falta de comida, agua e instalaciones sanitarias en los lugares donde están retenidas. Amnistía Internacional ha tenido acceso a un vídeo en el que un paquistaní explica cómo lo arrestó la policía búlgara. “[Primero] agarraron a mi amigo [y luego] a mí y me dijeron que saliera [de donde se escondía]. Cuando lo hice, me dieron una buena paliza. [Un policía] me apuntó con una pistola [hace el gesto de una pistola apuntando el lado izquierdo de su estómago] y me dijo que me sentara."
“[En Bulgaria], son crueles con la gente, creen que somos animales, no hay el menor respeto. Aunque teníamos dinero, tuvimos que mendigar. Se llevaron todo nuestro dinero [...] y nos rompieron todos los teléfonos móviles."
Amnistía Internacional consiguió decenas de informes escritos y grabaciones de vídeo de testimonios en los que personas refugiadas y migrantes, la mayoría de Afganistán y Pakistán, hablan sobre malos tratos y abusos a manos de la policía búlgara. Uno de los vídeos es el testimonio de Ismail (nombre ficticio) que afirma que fue testigo del homicidio de un hombre afgano la noche del 15 de octubre. Inmediatamente después del incidente, Amnistía Internacional llamó a las autoridades búlgaras para que lo investigaran. Ismail narró cómo el grupo de personas refugiadas y migrantes del que formaba parte fue interceptado por la policía búlgara tras cruzar la frontera con Turquía. Cuando un miembro del grupo trató de huir corriendo, la policía, tras efectuar un disparo de advertencia, disparó directamente contra el fugitivo. “Cuando miré, habían herido en el cuello a una persona que se detuvo [boqueando y] [...] murió." Tras este episodio, a Ismail lo llevaron a un centro de detención y luego a otro de recepción de refugiados y solicitantes de asilo del cual finalmente salió hacia Serbia. En noviembre, Oxfam y el Centro Búlgaro de Derechos Humanos publicaron un informe con denuncias de abusos contra personas refugiadas y migrantes basado en los testimonios de más de un centenar de personas. En respuesta a estas denuncias, la ministra del Interior dijo a los medios de comunicación que no había una política de abusos y que esperaba poder desmentir las acusaciones. Amnistía Internacional pide a las autoridades búlgaras que lleven a cabo de inmediato una investigación independiente sobre las numerosas denuncias de malos tratos, extorsión y condiciones de detención abusivas de las personas refugiadas y migrantes y que den a conocer públicamente sus resultados. Varios refugiados y migrantes entrevistados por Amnistía Internacional desde agosto de 2015 han informado de casos de devoluciones sin el debido procedimiento u otras formas de abuso en la frontera entre Bulgaria y Turquía. Ahmad, de Afganistán, recuerda la experiencia vivida el 22 de noviembre. "Cuando intentamos entrar por primera vez a Bulgaria desde Turquía, vimos las luces de un vehículo policial y a unos agentes sentados tras la valla fronteriza. Los agentes nos dispararon y volvimos corriendo en dirección a Turquía. Llovía y pasamos la noche empapados en el bosque." A pesar de que las ONG y los medios de comunicación informan con regularidad de devoluciones en la frontera sin el debido procedimiento, la respuesta de la ministra del Interior búlgara hasta ahora no ha conducido a una investigación efectiva cuyos resultados se hayan dado a conocer públicamente. Amnistía Internacional señala que las devoluciones en la frontera sin el debido procedimiento y otros abusos contra las personas refugiadas y migrantes a manos de la policía búlgara continúan siendo motivo de preocupación. Hasta donde sabe la organización, no se ha efectuado ninguna investigación concluyente sobre estas denuncias. Entre los hechos denunciados está la muerte de un afgano por los disparos de la policía búlgara el 15 de octubre; la muerte por hipotermia de dos yazidíes en la frontera turca, al parecer tras ser golpeados y devueltos sin el debido procedimiento por la policía búlgara, y numerosas otras denuncias.

Contigo somos independientes

Amnistía Internacional lo forman personas que defienden una humanidad justa y libre alrededor del mundo. Personas como tú, que creen en nuestro trabajo. Por eso, si tú también defiendes los derechos humanos, te necesitamos para seguir siendo independientes. Puedes hacerlo desde aquí en menos de un minuto, con cuotas a partir de 4 € al mes.

Nos mantenemos firmes con nuestros principios: no aceptamos ni una sola subvención de ningún gobierno, ni donaciones de partidos políticos.

Haz posible nuestra independencia.