Cuéntame un poco más sobre ti y tu activismo
Los derechos humanos como espacio de esperanza
Crecí en Honduras, y allí vivía cuando se dio el golpe de Estado de 2009. Fue un periodo difícil, en el que los derechos brillaban por su ausencia y la gente vivía constantemente con miedo. Yo pensaba que era algo sobre lo que una leía en los libros de historia, pero no: estaba sucediendo ante mis propios ojos. Tenía la sensación de que mi vida se limitaba a intentar sobrevivir; aunque luego, con el tiempo, esa situación me hizo más fuerte y despertó mi deseo de luchar por la justicia.
Pese a las dificultades, en mi comunidad conservamos la esperanza y creamos una emisora de radio comunitaria en la que hablábamos sobre la vida de personas comunes y corrientes con el propósito de informar a la gente sobre sus derechos humanos. Yo trabajaba como reportera; escribía historias sobre personas y su lucha por sus derechos. A partir de ahí, descubrí que me apasionaba trabajar con la tecnología y eso me inspiró para formarme como informática.
Busco constantemente maneras de conectar la tecnología con el activismo y, en concreto, de apoyar las luchas de las mujeres y las personas indígenas. Del mismo modo en que la tecnología entraña peligros para las personas que defendemos los derechos humanos, también nos ofrece oportunidades de protegernos mejor y de fortalecer nuestros movimientos. La tecnología puede ayudar a visibilizar nuestros movimientos y potenciar nuestro trabajo, pues nos permite conectar con otras personas y adquirir nuevas estrategias.
¿En que momento tuviste claro cómo conectar lo que venías haciendo con el feminismo y la tecnología?
En mi trabajo, mi perspectiva como mujer feminista me ayuda a aprehender las experiencias de las personas marginadas y detectar las necesidades de formación y de trabajo con sectores específicos. Para mí es importante identificarme públicamente como afrofeminista en una sociedad en la que la violencia de género y racista que se perpetra a diario goza de impunidad. En Honduras debemos poner nuestra energía en apoyar a aquellas comunidades cuyos derechos se vulneran con más frecuencia y cuyas historias son invisibles.
Por ejemplo, en 2006 trabajé con un sindicato para instalar el sistema operativo Ubuntu (de código abierto) en los equipos. Nos dimos cuenta de que la gente del sindicato no sabía utilizar la computadora, así que al mismo tiempo creamos un espacio de alfabetización digital para que aprendieran a usarla. Lejos de ser únicamente un ejercicio de enseñanza, fue un ejercicio que me permitió entender cómo vincular esas herramientas con lo que le interesaba a la gente. En ese momento algo hizo clic, y esta experiencia me ayudó a consolidar mi enfoque del trabajo en tecnología y derechos humanos.
La intersección del análisis forense digital y el feminismo
¿Qué te motivó a solicitar la beca del programa de análisis forense digital?
No somos muchas las mujeres que trabajamos en el campo de la tecnología y los derechos humanos. Y yo no quiero ser una de las pocas, así que mi objetivo es que más compañeras trabajen sobre cuestiones técnicas. Quiero posibilitar el acceso de las mujeres a este campo de trabajo.
“ También quiero motivar a más mujeres a generar un cambio en la intersección de la tecnología y los derechos humanos. Partiendo de un enfoque feminista, planteamos grandes preguntas sobre nuestra forma de trabajar, la perspectiva que debemos adoptar y con quiénes tenemos que trabajar. ”
Para mí, construir una Internet feminista significa construir una internet para todas las personas. Significa crear un espacio en el que no reproduzcamos la violencia sexista; en el que encontremos una comunidad que responda a las personas, los grupos y las organizaciones que luchan por los derechos humanos. Para ello tenemos que involucrar a las mujeres y las personas marginadas en la construcción de la infraestructura, la configuración de los servidores y la elaboración de los protocolos de uso de todas estas herramientas.
En Honduras no hay mucha gente formada en análisis forense digital, y, sí, hay organizaciones que me piden constantemente que les ayude a verificar los teléfonos. La beca me ayudó a aprender sobre el análisis forense digital de teléfonos y computadoras y a relacionarlo con la labor que llevo a cabo actualmente con distintas organizaciones y defensoras de los derechos humanos. La beca tenía un enfoque práctico basado en la experiencia de organizaciones de la sociedad civil.
© Nikole Yanez
¿Cómo explicas la importancia del análisis forense digital?
En primer lugar, para las defensoras de derechos humanos es sumamente relevante. Todo el mundo quiere saber si le han intervenido el teléfono. Eso es lo primero que te preguntan: “¿De verdad puedes saber si el teléfono está intervenido?”, “¿Y cómo hago? ¡Hacémelo! ¿Cómo?” Esas son cosas que siempre suceden en mis formaciones y conversaciones.
Me gusta ayudar a la gente a ver la protección como un proceso, algo constante, porque usamos tecnología todo el día. Hay organizaciones y personas a las que les cuesta años entender esto. No es algo que se logre con una sola conversación. A veces tienen que pasar muchas cosas, y no necesariamente buenas, para que la gente de verdad se tome el tema en serio.
Y en este proceso de generar conciencia, ¿usas tu propia definición cuando le explicas a la gente lo que haces?
Más que nada hablo sobre protección. Hablamos sobre seguridad digital y cómo configurar el teléfono. Cosas muy sencillas, muy básicas que ayudan a la gente a sentirse más protegida.
Cuando hago tareas de apoyo a la seguridad digital trato de usar herramientas muy básicas para transmitirles que eso también lo pueden hacer ellos y ellas en cualquier dispositivo que estén utilizando; es una herramienta de prevención. No se trata sólo de aplicar el conocimiento técnico, sino que es también un proceso de explicación, de formación, de demostrar que este trabajo no es sólo para hackers o gente que sabe mucho de informática.
“ Si hay niñas o personas que no se ajustan a las convenciones de género leyendo esto a las que les interesen los temas técnicos, les diría que no importa que no tengan un título o una educación formal, con tal de que el tema les guste. Las mayoría de hackers a los que he conocido se hicieron hackers porque profundizaron en un tema que les gusta y les apasiona. ”
Uno de los retos es sensibilizar sobre la ciberseguridad a las organizaciones indígenas y populares, que no están hiperconectadas y no creen que el trabajo de análisis forense digital les concierna. A veces, lo que hacemos está complemente desconectado de su vida, y nos dicen: “¿Pero ustedes qué hacen?” Así que nuestro trabajo consiste en entender sus preguntas y su contexto y basar nuestra difusión de conocimientos en lo que la gente hace realmente.
Tirarse al agua
¿Qué recomendarías a las personas que lean este artículo, se interesen por el asunto y se pregunten “¿por dónde empiezo?”
Si se trata de una persona defensora de los derechos humanos, le recomendaría que compartiese con su colectivo la importancia de conocer estos temas y de practicarlos, y que lo alentase a generar espacios de formación sobre prevención de ataques digitales, porque, a fin de cuentas, el análisis forense es una reacción a algo que ha sucedido.
Se pueden tomar un montón de medidas preventivas que reducen el impacto al mínimo posible. Esa es la mejor forma de empezar. Y es esencial informarse, seguir leyendo, mantenerse al día de las novedades y crear comunidad.
Y si a ustedes les apasionan estos temas, les invito a tirarse al agua y aprovechar la oportunidad y disfrutar. Necesitamos a más gente que trabaje en estos temas.
Esta entrevista ha sido retocada para ajustar su longitud y facilitar su comprensión.
Twitter: https://twitter.com/nikolehn