Lleva dos largos años de espera. Amira (nombre ficticio) huyó de Libia tras sufrir amenazas por su activismo y las autoridades españolas todavía no han respondido a su solicitud de asilo. ¡Actúa para pedir su resolución!
En Libia defender los derechos de las mujeres puede salir muy caro. Amina lo hizo: participó en manifestaciones y mostró su activismo en redes sociales. La respuesta fue contundente. Tras recibir amenazas como: “Te escupo a ti y a la mujer que te crío, infiel, enemiga de Dios. Te espera la muerte”, se vio obligada a huir en 2014 y solicitar asilo en España. Agotadas las ayudas que recibió durante 6 meses, tuvo que vivir en la calle sin ningún medio de vida. A día de hoy, todavía no ha obtenido respuesta. Ni siquiera ha sido informada de por qué su solicitud de asilo sigue pendiente.“Después de dos años mi solicitud de asilo sigue pendiente. Siento que estoy perdiendo la esperanza, mis sueños, mi vida...”Amira (nombre ficticio)
¿Por qué ese silencio?
El caso de Amira no es aislado. Podría ser un ejemplo del denominado “Criterio de prudencia”. Según éste, muchas peticiones no se estudian a la espera de que la situación de derechos humanos mejore en los países de origen. De esta forma, personas procedentes de países como Libia, entre otros, esperan durante años la resolución de su expediente y no pueden acceder a un procedimiento de asilo justo y eficiente con todas las garantías.Mujeres activistas, más vulnerables
En el año 2014, el Alto Comisionado de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas expresó su preocupación por las mujeres activistas que son acosadas para que renuncien a su activismo. Amira es una de ellas. Regresar a Libia podría ser muy peligroso para Amira. A mediados del año 2014, enfrentamientos entre milicias rivales y grupos armados en Libia desembocaron en un grave conflicto. Actualmente, la situación no ha mejorado. Las mujeres siguen sufriendo intimidación y amenazas; el sistema judicial apenas funciona; casi 2,5 millones de personas necesitan ayuda humanitaria y muchos hospitales y clínicas están cerrados, dañados o son inaccesibles debido a los combates. Además, las personas migrantes y refugiadas que se encuentran en Libia sufren toda clase de abusos y violaciones de derechos humanos.