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Los “diamantes ensangrentados” empañan el Día de San Valentín

  • Amnistía Internacional lanza una ciberacción sobre el comercio ilegal de diamantes a través de su página web: www.actuaconamnistia.org

Madrid.- Con ocasión del 14 de febrero, Día de San Valentín, Amnistía Internacional (AI) recuerda que los “diamantes ensangrentados” o diamantes de zonas en conflicto han financiado, y lo siguen haciendo, conflictos en África que han provocado la muerte y el desplazamiento de miles de personas.

Más de 70 países, incluido España, participan en el Proceso Kimberley -sistema internacional de certificación de diamantes- y este año, la Comisión Europea lo preside. Por su parte, la industria del diamante se ha comprometido a implementar un sistema de autorregulación para garantizar que los diamantes que se comercializan son “limpios”.

A pesar de que el Proceso Kimberley es un paso adelante, los “diamantes ensangrentados” todavía escapan a los controles. Un informe de Naciones Unidas concluye que gran cantidad de “diamantes ensangrentados” procedentes de zonas controladas por grupos rebeldes en el norte de Costa de Marfil estaba siendo introducido clandestinamente en Ghana.

Como participante en el Proceso Kimberley y Estado miembro de la Unión Europea, AI pide al gobierno español que:

- Pida la suspensión de exportaciones de diamantes en bruto desde Ghana y que este país quede excluido del Sistema de Certificación del Proceso Kimberley mientras no existan controles que impidan este comercio ilegal.

- Apoye dentro de la Unión Europea sistemas internos de control estrictos y adoptar medidas efectivas para vigilar el cumplimiento de la autorregulación por parte de la industria del diamante.

Para ello, la Sección española de Amnistía Internacional lanza a través de su página web www.actuaconamnistia.org una ciberacción dirigida al ministro de Industria, Turismo y Comercio, Sr. Joan Clos, con estas dos peticiones para garantizar que los “diamantes ensangrentados” no llegan al mercado.

Además, la organización realizará un muestreo durante los próximos meses en diferentes puntos de venta de diamantes de ciudades españolas para evaluar el nivel de conocimiento que tienen los minoristas del Proceso Kimberley y de las garantías que pueden ofrecer a los compradores de diamantes de que estas piedras preciosas no provienen de zonas en conflicto ni de lugares donde se producen abusos contra los derechos humanos.

Qué son los “diamantes ensangrentados” Los “diamantes ensangrentados” son diamantes de zonas en conflicto cuyo comercio ilegal exacerba  los abusos contra los derechos humanos. Gracias a ellos, en los últimos tiempos se han financiado en África conflictos que han provocado la muerte y el desplazamiento de millones de personas. Durante estos conflictos, los beneficios del comercio ilegal de diamantes, que ascendían a miles de millones de dólares, sirvieron a los caudillos militares y a los grupos rebeldes para comprar armas. Se calcula que en Angola, la República Democrática del Congo, Liberia y Sierra Leona han muerto 3,7 millones de personas en conflictos mantenidos, en parte, gracias a los diamantes.

El Proceso Kimberley Para hacer frente a este problema, Naciones Unidas puso en marcha en 2003 el Proceso Kimberley, un sistema de certificación oficial de carácter internacional dirigido a impedir el comercio de “diamantes ensangrentados”.

Este sistema obliga a los gobiernos a certificar que las partidas de diamantes en bruto proceden de zonas libres de conflicto, y ya están suscritos a él más de 70 países, entre ellos España.

Los participantes se comprometen a emitir un certificado que garantice la procedencia de zonas libres de conflicto, que deberá acompañar toda partida de diamantes en bruto destinada a exportación. Todos los países importadores se comprometen a no admitir diamantes en bruto que carezcan del certificado correspondiente del Proceso Kimberley. Por su parte, la industria se comprometió a poner en marcha un sistema de autorregulación.

Situación actual Aunque están haciendo importantes progresos, tanto los gobiernos como la industria del diamante todavía están lejos de combatir eficazmente el comercio de “diamantes ensangrentados”. En muchos países participantes, los controles gubernamentales sobre el comercio de diamantes, desde el proceso de extracción hasta el de pulido, siguen siendo ineficaces, debido a la ausencia de unas normas mínimas comunes de control interno que tengan carácter vinculante, así como a la falta de vigilancia efectiva, de capacidad y de voluntad política.

Los diamantes siguen financiando conflictos. En África Occidental se están extrayendo diamantes en zonas bajo control rebelde de Costa de Marfil y a través de países vecinos se están introduciendo clandestinamente en los mercados internacionales. Hace poco la ONU ha informado de que los escasos controles permiten que hasta un total de 23 millones de dólares en “diamantes de zonas en conflicto” procedentes de Costa de Marfil penetren en los canales comerciales legítimos desde Ghana y a través de Malí, donde son certificados como procedentes de zona libre de conflicto.

Posibles soluciones Para proteger el comercio legítimo de diamantes africanos y garantizar que no se vuelven a utilizar diamantes para financiar conflictos, el Proceso Kimberley debe exigir a los gobiernos participantes que adopten sistemas de control efectivos sobre los diamantes que incluyan inspecciones rigurosas sobre la industria del diamante que ofrezcan garantías suficientes a los consumidores de que los diamantes proceden de zonas libres de conflicto, sin que importe su lugar de procedencia.

También debe exigir a la industria del diamante que ponga en marcha sistemas coherentes que apoyen los fines del Proceso de Kimberley. La industria del diamante debe comprometerse a acabar con los “diamantes de zonas en conflicto” y poner en evidencia a individuos y empresas que quebranten la ley y no estén cumpliendo con el Proceso.

Los consumidores también pueden hacer mucho al respecto, interesándose en el momento de comprar un diamante en las joyerías sobre la certificación de que dispone la piedra preciosa y las garantías que puede ofrecer el punto de venta de que no procede de zonas de conflicto.

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