Ante la muerte de Li Wenliang, el médico chino a quien la policía de Wuhan reprendió después de que tratara de dar la alarma sobre el nuevo coronavirus y a quien posteriormente se le diagnosticó la enfermedad causada por este, el director regional de Amnistía Internacional ha declarado:
“El caso de Li Wenliang es un trágico recordatorio de cómo la preocupación de las autoridades chinas por el mantenimiento de la 'estabilidad’ hace que eliminen información vital sobre asuntos de interés público.
“China debe aprender la lección del caso de Li y adoptar un enfoque que respete los derechos humanos para combatir la epidemia. Nadie debería sufrir hostigamiento ni sanciones por pronunciarse sobre peligros públicos, sólo porque podría resultar incómodo al gobierno”.
Información complementaria
Li Wenliang contrajo el nuevo coronavirus mientras trabajaba en el hospital central de Wuhan. A finales de diciembre de 2019, envió una alerta a sus colegas médicos de Wuhan sobre pacientes con síntomas parecidos al brote del síndrome respiratorio agudo grave (SRAG) que comenzó en el sur de China en 2002. Las autoridades locales lo silenciaron de inmediato y lo castigaron por “difundir rumores”.
Posteriormente se ha confirmado que el virus ha causado la muerte de más de 600 personas e infectado a más de 30.000 en China continental, aunque la cifra real podría ser mucho mayor.