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Ayuda urgente para el deteriorado sistema de salud

Niño recogiendo restos de comida, Corea del Norte © RENK

Londres.- Las amputaciones y otras cirugías importantes llevadas a cabo sin anestesia son sólo un indicio del terrible estado del sistema de atención médica de Corea del Norte; así lo ha concluido un nuevo informe de Amnistía Internacional hecho público hoy.

"The Crumbling State of Health Care in North Korea" se basa en entrevistas con pacientes y profesionales de la salud de Corea del Norte para trazar la imagen de unos hospitales apenas operativos y sin medicinas, y una desnutrición que provoca epidemias.

Testigos describieron los hospitales como lugares donde las agujas hipodérmicas no se esterilizan y las sábanas no se lavan con regularidad.

“Corea del Norte no satisface ni siquiera las necesidades más básicas de salud y supervivencia de su población. Esto se aplica especialmente a quienes no pueden pagar la asistencia médica”, ha manifestado Catherine Baber, directora adjunta del Programa para Asia y Oceanía de Amnistía Internacional.

Según las últimas cifras disponibles de la Organización Mundial de la Salud, Corea del Norte es el país del mundo que menos gasta en atención médica: un total de tan sólo 0,5 dólares estadounidenses por persona al año.

El Gobierno norcoreano sigue afirmando que su sistema de atención médica es gratuito para toda la población pero muchos testigos dijeron a Amnistía Internacional que habían tenido que pagar por todos los servicios: a los médicos normalmente se les pagan las consultas más básicas en cigarrillos, alcohol o comida, mientras que las demás cosas, como las pruebas o la cirugía, se pagan en metálico.

El informe concluyó que muchos norcoreanos eluden por completo a los médicos, y van derechos a los comercios a comprar medicinas, automedicándose según sus propias suposiciones o los consejos de los vendedores. Las autoridades norcoreanas recientemente prohibieron un analgésico narcótico sumamente adictivo que muchos norcoreanos utilizan de forma habitual como remedio para todo..

“El hecho de que el gobierno no proporcione una educación básica sobre el uso de los medicamentos resulta especialmente preocupante en el caso de Corea del Norte, que está combatiendo una epidemia de tuberculosis”, ha manifestado Catherine Baber. “Cada vez hay más pacientes con resistencia a los medicamentos antituberculosos de nueva generación.”

“La población de Corea del Norte necesita desesperadamente ayuda médica y alimentaria”, ha declarado Catherine Baber. “Es fundamental que los países donantes no utilicen la ayuda al país como un fútbol político.”

Amnistía Internacional insta a los países donantes a seguir prestando a Corea del Norte ayuda humanitaria a través de la ONU, y a fundamentar esa ayuda en la necesidad y no en consideraciones políticas.

Corea del Norte necesita mucha más ayuda internacional para mejorar su infraestructura de salud pública. El Programa Mundial de Alimentos en Corea del Norte también está seriamente infradotado, y necesita más respaldo político y apoyo de los donantes.

La escasez de alimentos sigue siendo una constante en Corea del Norte. Tras una revalorización improvisada de la moneda en diciembre de 2009, el precio del arroz subió más del doble y, según una ONG citada en el informe, miles de personas murieron de hambre entre enero y febrero de este año únicamente en una provincia.

Muchas de las personas entrevistadas informaron de problemas crónicos de salud provocados por la falta de alimentos, y contaron que trataban de aplacar el hambre comiendo hierba, cortezas de árbol y raíces. La tuberculosis ha vuelto a Corea del Norte, agravada por la desnutrición.

El informe se basa en entrevistas con más de 40 norcoreanos que actualmente viven en el extranjero –la mayoría de los cuales abandonaron el país entre 2004 y 2009–, y con profesionales de la salud que trabajan con norcoreanos.

“El derecho internacional, incluidos los pactos ratificados por Corea del Norte, exigen al gobierno proporcionar niveles adecuados de alimentación y atención sanitaria a su población, y solicitar cooperación y ayuda internacional si él no puede hacerlo”, manifestó Catherine Baber.

Información complementaria Corea del Norte sufrió, a principios de la década de 1990, una fuerte hambruna que causó la muerte de aproximadamente un millón de personas, y a la que siguió una escasez de alimentos que aún perdura. Las políticas gubernamentales han exacerbado de forma significativa la crisis.

En 1995, el gobierno finalmente pidió a la comunidad internacional ayuda alimentaria y humanitaria. Pero, incluso después de que la ONU y las agencias de ayuda humanitaria empezaron a distribuir alimentos y otros artículos esenciales en el país, el gobierno obstaculizó su trabajo sobre el terreno, impidiéndoles acceder a grandes segmentos de la población.

Con el colapso del racionamiento de alimentos gestionado por el gobierno, y la pérdida en gran escala de empleos a causa del cierre de fábricas y otras empresas estatales en la década de 1990, muchos norcoreanos sufrieron enormes penurias y lucharon por sobrevivir.

Entre 1995 y 2005, las operaciones de emergencia del Programa Mundial de Alimentos en Corea del Norte mantuvieron a hasta un tercio de la población. Siguiendo su política de “sin acceso, no hay comida”, el Programa pudo mejorar su vigilancia de la distribución de alimentos en Corea del Norte, gracias a un mayor acceso al país.

En septiembre de 2005, las autoridades norcoreanas anunciaron que ya había alimentos suficientes y ordenaron al Programa Mundial de Alimentos que pusiera fin al programa de ayuda humanitaria, alegando que las cosechas habían sido mejores. El gobierno norcoreano manifestó que sólo se permitiría la ayuda (técnica) al desarrollo a medio y largo plazo. Sin embargo, la ayuda alimentaria internacional a través del Programa Mundial de Alimentos, concluida en diciembre de 2005, se reanudó un año después, tras las devastadoras inundaciones de 2006 y 2007.

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