Madrid/Barcelona.- Amnistía Internacional e Intermón Oxfam han pedido al Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, un compromiso público para impulsar un Tratado Internacional que controle el comercio de armas, coincidiendo con el Día Internacional para la Destrucción de Armas. Centrados en la búsqueda de armas nucleares, químicas y biológicas, los gobiernos ignoran las verdaderas armas de destrucción masiva, las armas ligeras que cada minuto matan a una persona en el mundo. Con una entrega simbólica de armas destruidas en el Palacio de la Moncloa, las dos organizaciones piden un compromiso serio para impulsar el control del comercio de armas. Para Amnistía Internacional e Intermón Oxfam, que España impulse dicho Tratado puede ser un gran espaldarazo al mismo. Hasta el momento, 10 países ya lo apoyan (Costa Rica, Mali, Camboya, Finlandia, Islandia, Kenia, Eslovenia, Brasil, Holanda y Macedonia). Este acto forma parte de las actividades que se han realizado a lo largo de la Semana de Acción Global contra las armas ligueras en más de 40 países del mundo. Acciones en las que víctimas de los efectos de las armas están participando en actos simbólicos de destrucción de las mismas. Todo ello forma parte de la campaña internacional Armas Bajo Control, liderada por Amnistía Internacional, Intermón Oxfam e IANSA. En estos momentos existe un arma por cada diez habitantes en el planeta, y aunque cada año se destruyen alrededor de 800.000 armas, el escaso control del comercio de armas no deja de crecer. Por cada arma que se destruye, se construyen diez nuevas. Cuando se hace mal uso de las armas, éstas pueden causar cientos de miles de muertes y muchos más daños tanto a los derechos humanos, como al desarrollo de los países. La proliferación de armas sin control, no sólo viola el derecho fundamental de las personas, sino que genera pobreza, negando a millones de personas el derecho a una vida digna, y a servicios fundamentales como la educación o la salud, o se interrumpe la actividad económica. ¿Armas o desarrollo? Amnistía Internacional e Intermón Oxfam han presentado también hoy un informe titulado ¿Armas o Desarrollo, que analiza el impacto de la compra de armas en el desarrollo sostenible. En este informe, ambas organizaciones denuncian la actitud de países que destinan grandes recursos a la compra de armamento en detrimento de las partidas sociales y de reducción de la pobreza, así como la actitud de países ricos, que no valoran las consecuencias que sobre el desarrollo humano tiene la exportación de armas. Seis países en desarrollo (Eritrea, Burundi, Omán, Siria, Pakistán y Birmania) gastan más en armamento que, conjuntamente, en educación y salud. Eritrea es, en este sentido, el país con peores registros, ya que gasta casi cuatro veces más en defensa que en educación y salud. En África Subsahariana el gasto militar creció en un 47% en la segunda mitad de los años 90; en el mismo período la esperanza de vida descendió de los 50 a los 46 años. El documento relata algunos casos de gastos desmesurados en defensa que suponen un elevado coste de oportunidad para la inversión en servicios sociales y reducción de la pobreza:
• Los 6.000 millones de dólares que el gobierno de Sudáfrica ha invertido en los últimos cuatro años para comprar fragatas, submarinos, aviones y helicópteros de combate a cuatro países europeos, podrían haber sufragado el tratamiento y la terapia anti-sida de los 5 millones de sudafricanos enfermos de sida durante dos años. La partida actual del gobierno sudafricano para combatir el sida asciende a menos de 54 millones de dólares anuales, menos del 1% del coste de la partida de estos transportes de defensa. Cada año mueren 250.000 personas como consecuencia del sida en Sudáfrica. • El gobierno de India ha cerrado este mismo año un acuerdo con Rusia para la compra del portaaviones Gorshkov por valor de 1.500 millones de dólares. En un país con 300 millones de personas con ingresos inferiores a un dólar diario, el coste del portaaviones podría haber servido para distribuir subsidios básicos a más de un millón de familias durante un año. • A menudo el comercio de armas facilita también que los recursos naturales de un país, en lugar de ser utilizados para el desarrollo social, sean explotados únicamente en beneficio de unos pocos. Es el caso de Sudán, donde desde el descubrimiento de petróleo en su subsuelo y la construcción del oleoducto del Mar Rojo, el presupuesto militar se ha multiplicado por cuatro.Los países vendedores incumplen sus promesas El informe ¿Armas o Desarrollo? analiza también el papel que juegan 17 de los principales países fabricantes de armas y material militar. Todos ellos han firmado acuerdos que incluyen la promesa de valorar, antes de exportar las armas, el impacto que esa exportación pueda tener sobre el desarrollo sostenible. Sin embargo...
• Sólo 4 países (Suecia, Holanda, Gran Bretaña y Bulgaria) han denegado en alguna ocasión una venta de armas por el impacto que pudiera tener sobre el desarrollo del país de destino. • 7 países (un 40%) señalan que no se les ocurriría denegar un exportación por factores de desarrollo, a pesar de que todos ellos han firmado acuerdos en sentido contrario. • El 90% de los países ricos exportadores de armas no tienen un sistema para medir el impacto de las ventas de armas sobre el desarrollo sostenible.