Amnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsAmnesty IconsCovid IconsCovid IconsCovid IconsCovid IconsCovid IconsCovid Icons
Actuamos por los derechos humanos
en todo el mundo

© Amnistía Internacional

Blog

Te presentamos a cuatro superhéroes y superheroínas de carne y hueso

Por Anna Neistat (@AnnaNeistat), directora general de Investigación en Amnistía Internacional,

El 26 de febrero se congregaron en Los Ángeles las estrellas más brillantes de Hollywood para la ceremonia de los Oscar. El mayor evento del calendario cinematográfico ofreció una distracción muy de agradecer frente a la realidad de un año en que se han cometido atentados contra los derechos humanos en casi todos los países. Tiempos como éste pueden sacar lo mejor de las personas y movilizar a gente de todo el mundo para luchar por lo que es justo.

Igual que en las películas, a veces las circunstancias extraordinarias pueden convertir en héroes a personas corrientes. Hay incontables activistas en todo el mundo que, con mucho valor, corren grandes riesgos personales para defender los derechos humanos. Puesto que es temporada de premios, Amnistía Internacional quiere rendir homenaje a cuatro héroes de los derechos humanos con cuyas trágicas historias podrían hacer películas.


Itai Peace Dzamara. © Private

Itai Peace Dzamara

Han pasado casi dos años desde que cinco hombres armados irrumpieran en la barbería donde el periodista y activista de Zimbabue Itai Peace Dzamara se estaba cortando el pelo y se lo llevaran a rastras.

Dzamara, líder de un movimiento a favor de la democracia llamado “Ocupa la Plaza de la Unidad de África”, era considerado desde hacia mucho tiempo enemigo del Estado por el gobierno zimbabuense. Sólo dos días antes de su secuestro, durante un discurso que pronunció en un mitin de la oposición en Harare, había hecho un llamamiento a emprender acciones masivas contra el deterioro de la situación económica en el país.

Si se tratara de una película, hace mucho que se habría hecho justicia. Dzamara habría vuelto con su esposa y sus hijos, y los hombres que lo secuestraron habrían rendido cuentas.

Pero esto no es Hollywood. Es Zimbabue, donde durante los largos años de reinado de Robert Mugabe se vienen pisoteando derechos y libertades básicos. Como bien saben Itai Peace Dzamara y su familia, quien se atreve a alzar la voz es objeto de intimidación, hostigamiento y detención, y no hay final feliz a la vista.

Pese a haberse ordenado por fallo judicial a los agentes de seguridad del Estado investigar la desaparición de Dzamara, hubo irregularidades en la investigación y su paradero sigue siendo un misterio.


Berta Cáceres. © Goldman Environmental Foundation

Berta Cáceres

Honduras tiene el mayor número de homicidios per cápita de activistas agrarios y ambientales del mundo. La gran mayoría de estos homicidios quedan sin resolver e impunes.

Una historia que destaca en este mortal contexto es la de Berta Cáceres. Berta era líder y cofundadora de una organización que hacía campaña contra la construcción de un proyecto hidroeléctrico en las tierras ancestrales de las comunidades indígenas de Honduras.

La madrugada del 2 de marzo de 2016 fue asesinada en su propia casa. Sabía que estaba poniendo en peligro su vida, pero seguía dispuesta a correr el riesgo por defender a las comunidades indígenas.

Como el público de una película de terror, las personas del entorno de Berta veían la terrible amenaza que se cernía sobre ella, pero no podían hacer nada para detenerla.

A pesar de la dura advertencia que supuso su muerte, los activistas ambientales de Honduras afirman que no pueden dejar de hacer su trabajo, porque nadie más defenderá a sus comunidades y sus derechos. Continúan día a día el trabajo de Berta, recordándonos que jamás debemos dar la libertad por sentada.

Es esencial que el asesinato de Berta se resuelva, para demostrar que si se ataca y mata a activistas ambientales habrá que pagar un precio. La historia de Berta acabó en tragedia, pero no dejaremos de luchar hasta asegurarnos de que otros activistas no correrán la misma suerte.

Sirikan Charoensiri. © Amnistía Internacional

Sirikan Charoensiri

Sirikan Charoensiri, conocida también como “June”, es una joven abogada que se alzó valientemente en defensa de los derechos humanos durante un oscuro periodo de gobierno militar de Tailandia. En junio de 2015, en una protesta pacífica en favor de la democracia, organizada en Bangkok por activistas estudiantiles, se prestó a observar la situación y brindar asistencia letrada si fuera necesario.

Ahora se enfrenta a cargos de sedición y a un posible juicio ante un tribunal militar, junto son sus clientes. También se han formulado cargos contra ella en otras dos causas por su defensa de los activistas estudiantiles y podría tener que pasar hasta 15 años en prisión.

A medida que las autoridades tailandesas intensifican la represión en nombre de la seguridad, quienes defienden los derechos humanos en el país se sienten cada vez más rechazados por un gobierno que está decidido a silenciar la disidencia.

Como la misma June ha señalado, “ahora hay un ambiente donde el peligro es visible e inminente”.


Narges Mohammadi. © Private

Narges Mohammadi

En Irán, los defensores y defensoras de los derechos humanos y demás personas que expresan pacíficamente críticas sufren hostigamiento incesante. El año pasado, entre las personas encarceladas tras juicios manifiestamente injustos ante tribunales revolucionarios hubo profesionales del derecho, blogueros y blogueras, estudiantes, activistas de los derechos de las mujeres, cineastas, e incluso artistas musicales.

La defensora de los derechos humanos Narges Mohammadi sabe mejor que nadie lo vengativas que pueden ser las autoridades iraníes con cualquiera que disienta. Está en prisión por denunciar cuestiones como el amplio uso de la pena de muerte en Irán y los ataques con ácido contra mujeres perpetrados en el país.

Lo que empeora aún más su situación es que está gravemente enferma y no puede recibir la debida atención médica en prisión. Con la misma crueldad, las autoridades le han negado a veces el acceso a sus hijos de corta edad, que tuvieron que marcharse de Irán para ir a vivir con su padre en Francia cuando la encarcelaron.

Narges es presa de conciencia, y debería ser elogiada, no encerrada, por su trabajo en favor de los derechos humanos. Continuaremos luchando hasta que esté libre.

Itai, Berta, Sirikan y Narges son sólo cuatro de los notables activistas de los derechos humanos del mundo que merecen reconocimiento, pero, en vez de recibirlo, han sido silenciados por las fuerzas de la crueldad, la injusticia y la represión.

Anna Neistat

Actúa ya y súmate a nuestra lucha contra estas situaciones.

Contigo somos independientes

Amnistía Internacional lo forman personas que defienden una humanidad justa y libre alrededor del mundo. Personas como tú, que creen en nuestro trabajo. Por eso, si tú también defiendes los derechos humanos, te necesitamos para seguir siendo independientes. Puedes hacerlo desde aquí en menos de un minuto, con cuotas a partir de 4 € al mes.

Nos mantenemos firmes con nuestros principios: no aceptamos ni una sola subvención de ningún gobierno, ni donaciones de partidos políticos.

Haz posible nuestra independencia.