Ayer conocimos un preacuerdo para conformar un gobierno. Recoge prioridades en derechos humanos que nos suenan bastante bien. Es también cierto que este se desarrollará y convertirá en un todo un programa más adelante. Pero, una vez mas, como así ha sido durante la campaña electoral, hay una gran ausente.
¿Qué papel va a tener y quiere tener España en el mundo?
El momento de la historia, el rol de ciertos países, los repartos de fuerzas, hacen mas imprescindible que nunca el compromiso con el multilateralismo. España durante todo 2020 seguirá siendo miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
La Unión Europea necesita liderazgos fuertes en derechos humanos que contrarresten los discursos de miedo y odio; y pongan la protección de las personas refugiadas en el centro de sus políticas migratorias.
Conflictos como el de Yemen y Siria; las crisis de Venezuela, Chile o Nicaragua ameritan que gobierne quien gobierne en esos países, los derechos humanos estén en el centro de la respuesta de países como España y que ésta sea coherente y consistente con los principios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Una mujer grita consignas frente a los agentes de la policía antidisturbios en Masaya, Nicaragua, 28 de agosto de 2019. © Reuters/Oswaldo Rivas
Arabia Saudí sigue siendo un socio muy preferente. Acabamos de verlo con el fútbol que se suma a las corbetas de Navantia o al AVE. ¿Cómo se plantean exigirles avances en derechos humanos? ¿Se les va a pedir que pongan de una vez en libertad a las activistas detenidas en su país o el fin de la pena de muerte?
Un tema clave y que en general solemos valorar muy negativamente gobierne quien gobierne: el destino de ciertas armas españolas. Este nuevo gobierno ¿va a cumplir la ley que regula el comercio de armas? ¿Se van a vender nuevas armas a Arabia Saudi que puedan usarse en el conflicto de Yemen? ¿Y a Israel?
Pedimos un firme compromiso ante retos globales como la desprotección de las personas refugiadas, los conflictos armados, la violencia contra las mujeres, y el acoso y los ataques que sufren defensores y defensoras de derechos humanos que luchan diariamente por un mundo más justo.
Toda política exterior, ya sea por acción o por omisión, puede tener impacto en la vida de miles de personas. Señor Sánchez, señor Iglesias... no lo olviden. Como sociedad, nos jugamos mucho.
